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Opinión | Por Teresa Forcades/Procès Constituent

Hace apenas dos días se publicó el último informe de Oxfam-intermón, titulado:Europa para la mayoría, no para las élites. Es un informe espeluznante. Por los datos de pobreza (casi una cuarta parte de la población de la UE), por los datos de pobreza extrema (50 millones) y porque pone en evidencia la voluntad política de continuar imponiendo a los países más empobrecidos medidas que consolidan y recrudecen la desigualdad: por un lado, recortes en inversión social; por otro, aumento de las exenciones fiscales para las grandes empresas y las grandes fortunas.

 El gobierno catalán minimiza este dantesco contexto europeo de alarma social y atribuye el creciente empobrecimiento y la precarización laboral que se viven en Cataluña a la ineficacia, la corrupción e incluso la mala voluntad del gobierno central español, mientras vincula a la independencia de Cataluña un futuro amable y próspero. La revolución de las sonrisas, la llaman algunos.

La legítima y profunda esperanza en un futuro mejor es lo que movilizará a la mayor parte de las personas que hoy acudirán, incluso si llueve, a la manifestación masiva convocada en la Meridiana. Este es el gran potencial de este acto y del movimiento independentista desde su inicio. La fuerza y la voluntad popular por un futuro mejor. La creatividad y la organización que surgen espontáneas y se contagian. El entusiasmo y la perseverancia. Ningún proyecto político que niegue esta fuerza o la minimice podrá aspirar a gobernar Cataluña. En cambio, lamentablemente, sí pueden aspirar a gobernarla y seguramente la gobernarán, proyectos políticos que instrumentalizan esta fuerza y la tornan inofensiva.

Teresa Forcades
Dirigente de Procès Constituent

Fuente Público.es