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Opinión |

Por Lauristely Peña Solano/Colaboración

Ingrid Luciano es actriz y directora del Grupo de Teatro Divergen “un teatro para divertir a la gente”. El slogan viene dado por la conceptualización y visión del grupo. 

Para esta joven artista y pensadora el teatro tiene como principal función divertir, aunque aclara que en la palabra divergente “se encuentra ese otro lado “divergente”, el que implica dar mensajes distintos, cambiar la mirada de los temas, tiene ese doble significado”, confiesa traviesa que además se trata de “fuñir” un poco, cuando al preguntar por el nombre la gente espera una conceptualización profunda y se topan con una explicación tan simple como diver-gente: divertir a la gente.

El arte tiene como tradición divertir, desde el teatro popular, Bertolt Brecht lo decía: el arte es para divertir, principalmente, haciendo referencia a que el arte no debe subordinarse a nada, a fines políticos, donde se quiera que los/as artistas sigan determinados lineamientos, en suma de lo que se trata es de dotar de autonomía al teatro “que te divierta no quiere decir que sea jijijaja (…), pero sí que el arte educa, transforma, sólo que para que funcione debe seguir las reglas del juego del arte mismo”

Ingrid apuesta en el teatro que divirtiendo diga cosas, entiende que el teatro juega papeles fundamentales para por ejemplo “encender a las masas, chévere nice, pero va a funcionar mejor si además está bien hecho y es divertido”

Otro de los factores que mueve a utilizar la diversión como concepto es la idea de que siempre se pone a la tragedia como el gran género del teatro y a la comedia como “heeepa’ la pleve… y sí resaltar que el teatro es para todo el mundo” comenta con convicción.

Multiples facetas, una misma directora 

A la hora de Ingrid, la directora, iniciar un proceso de creación toma y respetas las claves del texto para idear el montaje, eso se hace evidente en sus trabajo más recientes, por un lada en la obra “La muerte de un árbol y un funcionario” con una propuesta inocente, en donde los personajes son inocentes y  aunque tienen una intención “nunca es una mala intención”, sino que se ven atropellados por sus circunstancias y el sistema opresor.

Por otro lado en “Una madre” con un contexto que muestra una aguda represión política, muestra tortura, denuncia lo grotesco del sistema judicial, sarcasmo. “al ser estos textos tan diferentes la onda varia y eso se ve en el montaje”.

Dirigir teatro es como un juego, declara. “se trata de ir dialogando con el texto, buscándole los conflictos que tiene, e l cómo va a ser, qué onda va a tener… además de dialogar con los cuerpos de actores y actrices, con sus potencialidades, tratando de sacar lo mejor de cada cuerpo”

A la hora de pensar en la propuesta escénica, a la directora le interesan más los modelos simples y manejables, que no impliquen recursos técnicos, escenográficos complejos ya que es de todo/a teatrero/a sabido que aquí en el país, lo que más escasean son los recursos para producir obras de teatro, sin embargo esto es algo que hace sentir cómoda a Ingrid, quien afirma que “yo no sabría qué hacer con muchos recursos” quizá porque su experiencia principal y originaria es de teatro popular, teatro comunitario y teatro callejero. Su proceso de formación teatral con Manuel Chapuseaux, que sigue la línea del uso mínimo, puede que influya en este modo particular, luego con Teatro Caracol, grupo con el que inició su carrera en el teatro comunitario.

Bromea diciendo “tendría que reformarme en el asunto de trabajar con recursos” porque para Ingrid el teatro se hace con el cuerpo y el resto es accesorio. Además de que esto implica un reto para el actor/actriz que debe basar todo en su trabajo y para el público que es incitado a imaginar.

“hacer evidente el juego del teatro” es otra de las premisas que importa, a todo lo anterior se le suma que la música o el sonido esté en consonancia, que haya acción, siempre acción en el montaje y que el proceso sea llevadero y agradable “lograr que la gente se goce el proceso de actuar y estar en el escenario, intentando que todo sea propositivo, que no se sientan como títeres”

Teatro Divergente está compuesto por Tomás Rubio, Alicia Méndez e Ingrid Luciano. Cuenta con una escuela de teatro “La Escuelota” que es un espacio de formación actoral para jóvenes y de creación colectiva “apostamos a que podemos  crear nuestras propias historias”

Ganas de hacer…

Ingrid ya es una artista polifacética, además de actriz y directora es filosofa y feminista, trabaja como profesora ayudante en la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y no conforme con todo esto quienes muchas ganas de seguir haciendo y siendo:

“trabajar el proceso de escritura colectiva y montaje con un grupo sólo de mujeres, que sea algo muy salido de las mismas mujeres que lo vallan a interpretar, un poco para espantar el cuco que la gente tiene con escribir”

“Quiero aprender de diseño arquitectónico para aprender a jugar más con el espacio y seguir aprendiendo cada vez más a sacarle el jugo a textos de otros (as)”