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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

El tema de penalizar todo aborto o legitimar la interrupción del embarazo cuando es realizado por médicos que actúan profesionalmente, es blanco de fuertes debates en la sociedad dominicana. Dirigentes eclesiales se han pronunciado en contra del aborto e interrupciones de embarazos en todas sus condiciones y casos.

1)    El aborto es la expulsión del útero de la madre de un feto viviente, que no puede sobrevivir fuera de la matriz.

2)      El aborto provocado artificialmente puede ser por interferencia externa o por medicamentos o drogas tomadas.

 3)   No se debe llamar o catalogar como “aborto” a la interrupción de una gestación por profesionales  médicos por razones terapéuticas.

 4)  Sea por aborto provocado, espontaneo involuntario, o expresamente inducido por  razones terapéuticas y con anuencia de la mujer, es generalmente una experiencia que causa una variante de sentimientos, por un lado: culpabilidad, pérdida y desconsuelo. Pero al mismo tiempo, podría aflorar estrés, dar alivio, desagravio y desahogo.

 5)  Médicos y comunicadores sociales han observado que no se debe legislar de forma intransigente y unilateral sobre el aborto. Consideran que hay abortos que son criminales, pero otros podrían ser la interrupción de la gestación por causas que deben ser tomadas en cuenta por profesionales de la medicina. 

 6)  De hecho, un destacado clérigo dijo: “creer que la Iglesia (la jerarquía eclesial)  quizás se excede cuando pretende obligar a la sociedad dominicana a asumir un determinado comportamiento en el que (parte del pueblo) no cree”.

 7)  Desde los primeros tiempos, los cristianos han mantenido opiniones muy firmes en contra del aborto provocado; pues, esta acción se veía como un mal social y más seriamente como una violación a los principios éticos (morales), y por tanto en contra de la voluntad de Dios. Sin embargo, la consideración del aborto no fue realmente contemplada como “pecado” hasta los siglos pasados recientes.

 8)  El Obispo de Hipona al Norte de África, San Agustín, hacía una distinción entre el aborto del feto animado o inanimado, presumiendo que el feto se animaba con la presencia del alma a los sesenta u ochenta días después de la concepción.

 9)  La Iglesia Anglicana en Inglaterra, consideraba que el espíritu o el alma estaban presentes en el feto cuando el mismo comenzaba a moverse en el vientre de la madre.

 10)  A fines del siglo XIX el Obispo de Roma decretó que todo aborto provocado, o interrumpido por razones terapéuticas, no importando las causas, es pecado; por tanto, esto conlleva unos aspectos que los teólogos y muchos moralistas no han podido dilucidar con claridad y determinación.

 11)  Se ha dicho que hay casos que deben ser tomados en cuenta para interrumpir un embarazo para salvar la madre, por razones de salud física o mental, o en caso de violaciones, especialmente de niñas menores, o de mujeres  con discapacidad física o mental.

 12)  El interés político y la realidad social obligan a los dirigentes cristianos a tomar asuntos en este espinoso caso ético moral de trascendencia a todos los niveles del pueblo.

Es de mucha valía examinar con atención el pro y el contra de este asunto del aborto, sea natural,  provocado o interrumpido por profesionales de la salud.

Hay que sopesar deliberadamente y con sensibilidad ético moral lo concerniente al aborto, porque oímos, leemos y vemos palabras, opiniones, mociones y hechos irritantes acerca de este problema social que puede entrar en contradicción con enseñanzas religiosas, pero practicadas a todos los niveles de la sociedad dominicana.

Hay un sinnúmero de aspectos que deben ser tomados en consideración dada la preocupación por el alto número de abortos provocados por profesionales de la medicina, por personas no calificadas y particularmente por mujeres embarazadas, quienes por una u otra razón usan medios peligrosos para inducir abortos.

La posición de la Iglesia Católica Romana tiene un efecto que puede plantearse por el siguiente caso: “Una madre de seis hijos entre las edades de 17 y 2 años, está embarazada de nuevo y los médicos recomiendan una histerectomía  (extirpación del útero) por la presencia de cáncer”.

Los cánones prevén que no se debe violentar la incipiente vida del feto y por tanto hay que hacer todo lo posible para que nazca la criatura como prioridad sobre la vida de la madre.

Ante esta situación se preguntan ¿Qué decisión se debe tomar? ¿Salvar la madre en lugar del feto? La mujer tiene esposo y seis hijos los más grandes son estudiantes, los más pequeños necesitan del cuidado materno; por tanto, ella debe vivir para seguir desempeñando su papel maternal y ofrecer el mejor servicio en la crianza de sus hijos.

Frente a un dilema así, esta familia de fe y práctica religiosa se encuentra en una disyuntiva de conflicto moral, por lo que los médicos,  el esposo de la señora y ella misma entran en consulta para tomar una decisión, a fin de saber si se debe dejar nacer la criatura, o que se muera la madre, si es imposible conservar las dos vidas.

Otras consideraciones a tomar en cuenta son:

a)   Algunos cristianos creen que se debe permitir el aborto en los casos de violación de niñas menores de edad; pues, se complica la vida de las adolescentes por el trauma que puede causar ambigüedad psicológica de traer al mundo un hijo en contra de su voluntad. 

b)  Algunos moralistas cristianos y seculares sostienen que la gestación puede terminar cuando la salud de la madre y el bienestar de ella y de la familia están en consideración. En casos como este hay un valor moral al tomar una decisión. En otras palabras, la opinión es que cuando hay conflicto entre la vida de la madre y el feto, debe prevalecer la vida de la madre.

 c)   Cuando un embarazo es de origen incestuoso habrá problemas que serán permanentes y profundos en la psicología de la mujer y de la familia; sin embargo, es posible que el aborto en sí pueda ser motivo de trauma. Se debe reconocer que muchos son los conflictos que causa tomar o no una decisión. Las circunstancias, pueden ser conflictivas debido a la situación de la familia (como el caso del matrimonio con seis hijos), la inestabilidad emocional, la edad y/o la inmadurez de la niña, el incesto, la violación y el terror de posibles defectos genéticos.

 d)  Algunos previenen que una severa depresión de una mujer podría profundizarse más por el embarazo; pero es posible que el aborto pueda provocar el empeoramiento de la condición psíquica en caso  de que la mujer quiera tener su hijo.

 En todas las culturas a nivel universal hay reverencia por la vida; pero además las religiones pueden incidir en forma determinante en las decisiones de entender el concepto y el hecho de practicar el aborto provocado. Esto es así, porque el aborto inducido puede causar culpabilidad y síntomas neuróticos de haber cometido un crimen. Otras veces puede ser un escape que alivia un tormento angustioso de una  imposición difícil de llevar durante toda la vida de la mujer o de la familia.

Legislar sobre asuntos que implican ética y moral ha sido tema de difícil determinación desde los albores de la historia humana y hoy sigue tan crucial como lo fue siempre.

 Telésforo Isaac

Obispo Emérito Iglesia Episcopal/Anglicana