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Opinión | Amy Goodman y Denis Moynihan:

Si se recorre la ruta sur entre Frankfort, la capital de Kentucky, y Oklahoma City, en Oklahoma, el punto medio es Memphis, Tennessee. La ruta forma el dibujo de un arco, una figura que muchas personas tienen presente en estos días a propósito del 50º aniversario del asesinato de Martin Luther King Jr.

Parafraseando al abolicionista Theodore Parker, el Dr. King expresó en uno de sus famosos discursos: “El arco del universo moral es amplio, pero se inclina hacia la justicia”. King fue asesinado a tiros el 4 de abril de 1968, mientras se encontraba apoyando a los barrenderos de Memphis que estaban en huelga. Medio siglo después, una huelga de miles de docentes se extiende de Kentucky a Oklahoma.

La noche anterior a su muerte, el Dr. King pronunció uno de sus discursos más famosos, y proféticos: “He estado en la cima de la montaña”. Pero pocos días antes, King, apasionado activista sindical, se dirigió en un discurso a los barrenderos de Memphis en huelga, a los que había ido a apoyar: “Siempre que estén comprometidos con un trabajo que sirva a la humanidad y a la construcción de la humanidad, eso tiene dignidad y tiene valor. Están recordando no solo a Memphis, sino también a la nación, que es un crimen que la gente viva en esta rica nación y reciba salarios de hambre”.

Las huelgas docentes actuales son parte de una revuelta nacional que ha venido creciendo desde hace varios meses en los llamados “estados rojos”, esto es, de mayoría republicana. Primero, en Virginia Occidental, los educadores llevaron a cabo una huelga ilegal de nueve días, con la cual obtuvieron un aumento salarial y la inclusión de importantes protecciones en el seguro de salud. En Arizona, los maestros han organizado protestas para exigir un aumento salarial. Y tanto en Oklahoma como en Kentucky, docentes de ambos estados se han declarado en huelga.

Los salarios de los maestros de Oklahoma son los segundos más bajos de Estados Unidos. El periodista especializado en temas laborales Mike Elk, desde Tulsa, declaró en una entrevista para Democracy Now!: “Desde 2009, Oklahoma ha recortado su presupuesto estatal más que cualquier otro estado del país. Tiene una de las tasas impositivas más bajas en cuanto a petróleo y gas natural. La tasa fiscal efectiva es del 3% para la producción de petróleo y gas natural. En comparación, la vecina Texas, que les paga a sus docentes un salario inicial de 18.000 dólares más, aplica impuestos al petróleo y gas natural a una tasa efectiva del 8%. Entonces, lo que observamos es que los docentes están exigiendo mucho más en términos de financiamiento. El estado ya aprobó un aumento salarial de 6.000 dólares para los docentes, pero los docentes señalan que se trata de mucho más. Se trata de financiar aulas. Se trata de tener libros de texto”.

Una de las educadoras en huelga, Andrea Thomas, y su esposo, dan clases en escuelas públicas de Oklahoma City desde hace mucho tiempo. Thomas explicó a Democracy Now! cómo los afecta la semana escolar reducida a cuatro días, una maniobra de reducción de costos utilizada en muchos distritos de todo el estado: “Dependemos de ese quinto día para los trabajos extras que tenemos que tener. Ambos trabajamos en una tienda de productos Herbalife. Los dos vendemos esos productos. Yo vendo Monat y limpio casas. Mi esposo incluso vende plasma”. Andrea se refiere a que su esposo vende su propio plasma, parte de su sangre.

Mickey McCoy habló con Democracy Now! desde Frankfort, Kentucky. McCoy, docente jubilado, nos contó: “La mayoría de mis hermanos y hermanas que se han congregado, llegando a entre 12.000 y 15.000 el otro día, estamos preocupados por esta guerra contra la educación pública. Hay una guerra contra la educación pública. (…) No se trata solo de pensiones. No se trata solo de nuestro seguro médico. ¿Entienden que se están cerrando muchos centros de servicios para jóvenes? Estos centros de servicio para jóvenes ayudan a los niños, tanto en las zonas urbanas como en las zonas rurales, de donde provengo, con las cosas que necesitan, no solo suministros escolares, sino también camisetas, zapatos. Les dan comida para llevar a la casa. Y este Parlamento, bueno, este gobernador, el Gobernador Matt Bevin, es como un general en esta guerra contra la educación pública. Quiere reemplazar la educación pública con escuelas chárter, que seleccionarán quiénes podrán ser alumnos y quiénes no, escuelas chárter que no les darán vacantes a los niños desfavorecidos. Podrán construir su pequeña escuela de la forma que deseen. Si esto se permite en Kentucky o en cualquier otro estado, este país se convertirá en un lugar dividido entre los que tienen y los que no. No vamos a dejar que eso suceda. No. No en Kentucky”.

Attica Scott, la primera mujer afroestadounidense en ocupar un cargo en la Legislatura de Kentucky en más de 20 años, agregó: “Necesitamos más de esa justa ira que tenía el Dr. Martin Luther King. Necesitamos que más gente se congregue en el Capitolio estatal y afirme que Kentucky merece algo mejor”. Scott relató cómo el parlamento estatal con mayoría republicana desmanteló el programa de pensiones la semana pasada, cambiando subrepticiamente un proyecto de ley de tratamiento de aguas residuales: “El jueves anterior al Viernes Santo, por la mañana, era un proyecto de ley de aguas residuales. Y por la tarde se había convertido en una supuesta ley de reforma del sistema de pensiones. El gobernador y sus copartidarios del Parlamento están decididos a destruir la educación pública”. Tanto McCoy como la representante Scott, que estaban sentados uno al lado del otro, vestían de rojo. Esta elección de color se debe a la campaña “Rojo por la educación”, que tuvo una gran aceptación y generó una marea roja que inundó los pasillos y los alrededores del Capitolio estatal.

Uno de los aliados más cercanos de King, su mentor en la práctica de la resistencia civil no violenta, fue el reverendo James Lawson. Lawson vive, continúa con su activismo y tiene 89 años de edad, la misma edad que tendría King ahora. El reverendo Lawson habló con Democracy Now! desde Memphis:

“Nuestra democracia no logrará ser exitosa ni efectiva mientras no tengamos organizaciones de trabajadores que luchen para resguardar sus beneficios económicos, que luchen por el medio ambiente, que puedan ocuparse de los problemas de justicia. Necesitamos que haya millones de trabajadores participando en organizaciones de base locales y fuertes, donde puedan conocer los problemas, verse unos a otros, trabajar entre ellos, para lograr cambios en el lugar donde viven”.

Existe un arco: entre las comunidades en lucha, entre las diferentes generaciones, un arco que, tal como dijo Martin Luther King, finalmente se inclinará hacia la justicia. King derramó su sangre muchas veces, por heridas y ataques sufridos a lo largo de su vida. La derramó por última vez en Memphis, donde acudió en solidaridad con los trabajadores en huelga. Cincuenta años después, un docente de Oklahoma vende su sangre para llegar a fin de mes. La lucha continúa.