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Opinión | Amy Goodman y Denis Moynihan:

Esta semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retiró abruptamente la invitación a asistir a la Casa Blanca al equipo campeón del Super Bowl de este año, los Philadelphia Eagles, irritado porque la mayoría de los jugadores declinó la invitación.

Trump rápidamente convirtió el evento en una celebración militar, dejando ver sus impulsos autoritarios, su racismo y su profunda ignorancia de lo que significa la palabra “patriotismo”. Trump publicó en Twitter: “El equipo de fútbol americano Philadelphia Eagles había sido invitado a la Casa Blanca. Lamentablemente, muy pocos jugadores decidieron venir y cancelamos el evento. Permanecer en el vestuario durante la emisión de nuestro himno nacional es tan irrespetuoso como arrodillarse. ¡Lo siento!”. Trump tuiteó estas palabras aunque ninguno de estos jugadores se arrodilló durante el himno en toda la temporada.

El ex mariscal de campo de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, decidió manifestarse contra la injusticia racial durante la temporada 2016-2017, primero quedándose sentado en el banco mientras sonaba el himno nacional y, posteriormente, adoptó el gesto de arrodillarse. Kaepernick declaró al portal NFL.com: “No me voy a poner de pie y mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a los negros y a las personas de color”. Su acción llegó a millones de personas e inspiró a cientos de atletas más a ponerse también de rodillas en el momento del himno, desde integrantes de equipos profesionales hasta de ligas de escuelas secundarias.

Trump arremetió contra los jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano de Estados Unidos (NFL, por su sigla en inglés), conformada en un 70 % por atletas afroestadounidenses, en un acto político cuya concurrencia estaba conformada casi completamente por personas blancas en Huntsville, Alabama, en septiembre de 2017: “¿No les encantaría ver a los dueños de los equipos de la NFL decir, cuando alguien le falta el respeto a nuestra bandera ‘Saquen a este hijo de perra del estadio ahora mismo. Afuera. Está despedido. ¡Está despedido!?’”. Mientras tanto, el presidente declaró a Fox News en mayo: “Tienes que estar orgulloso del himno nacional, o no deberías estar jugando… quizá no deberías estar en este país”.

Los dueños de los equipos de la NFL, hombres blancos en su abrumadora mayoría, la mitad de los cuales son multimillonarios, mantuvieron una reunión secreta con varios jugadores en octubre pasado, tras los exabruptos de Trump. El periódico The New York Times obtuvo una grabación de la reunión, que se extendió durante tres horas. Jeffrey Lurie, dueño de los Eagles, advirtió: “Debemos tener cuidado de no caer en el anzuelo de Trump”. Sin embargo, la NFL mordió el anzuelo y emitió una nueva política en mayo que exige a los jugadores “ponerse de pie y mostrar respeto por la bandera y el himno”. Los jugadores pueden optar por permanecer en el vestuario, pero, si no se paran durante el himno estando presentes en la cancha, el equipo recibirá una multa.

Fue un veterano de guerra del ejército de Estados Unidos quien aconsejó a Colin Kaepernick que se arrodillara en vez de quedarse sentado en el bnaco para realizar su protesta. Nate Boyer, ex jugador de la NFL y boina verde, le escribió una carta abierta a Kaepernick y se reunió con él. En la carta, Boyer expresó: “No te estoy juzgando por defender aquello en lo que crees. Es tu derecho inalienable. Lo que estás haciendo requiere mucho coraje… nunca tuve que lidiar con prejuicios originados por el color de mi piel”.

La protesta requiere valor y, con frecuencia, tiene un costo. Colin Kaepernick no ha sido contratado esta temporada por ningún equipo de la NFL a pesar de ser, indiscutiblemente, uno de los mejores mariscales de campo del país en la actualidad. El jugador ha presentado un reclamo formal contra la NFL, donde alega que existe un complot de los propietarios para mantenerlo sin contrato. Su ex compañero de equipo Eric Reid, quien también se arrodilló y sigue sin contrato, ha hecho lo mismo.

El alcalde de Filadelfia, Jim Kenney, elogió a los Eagles. Kenney afirmó: “Estos son jugadores que defienden las causas en las que creen y que contribuyen de manera significativa para mejorar su comunidad”. Entre estas contribuciones se pueden contar las acciones de tres jugadores de los Eagles: el defensor Malcolm Jenkins forma parte de la coalición de jugadores que se ha asociado con la NFL con el fin de comprometer al menos 90 millones de dólares para programas que combaten la desigualdad social; el mariscal de campo Carson Wentz, que lanzó una campaña para juntar fondos para Haití y se comprometió a donar hasta medio millón de dólares él mismo de acuerdo a lo recaudado; y el ala defensiva Chris Long, quien donó todo su salario base de 2017, que asciende a un millón de dólares, para causas benéficas.

El miércoles, Malcolm Jenkins respondió preguntas sobre la cancelación que hizo Trump con una serie de carteles escritos a mano, que mostró en silencio ante un grupo de periodistas. Algunos de los carteles decían:

“Ustedes no están escuchando”.

“Más del 60% de los presos son personas de color”.

“Cada noche hay 500.000 personas retenidas en la cárcel. ¿Condenadas? No. ¿Demasiado pobres? Sí #BastaDeExigirElPagoDeFianza”.

Otro cartel decía: “Colin Kaepernick donó un millón de dólares a organizaciones benéficas”.

Y otro: “En 2018, 439 personas han sido asesinadas a tiros por la policía (hasta el momento)”.

En el breve evento consuelo de la Casa Blanca del martes, el presidente Trump intentó sin éxito cantar junto al Coro del Ejército estadounidense la canción patriótica “God Bless America”. No se sabía la letra, del mismo modo que no sabe lo que es el patriotismo. La disidencia es patriótica. Estos valientes atletas, que representan la ciudad donde se redactó la Constitución de Estados Unidos, le han dado una importante lección de educación social y cívica al presidente Trump.