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Opinión | Juan Bolívar Díaz

La caldera sigue calentándose en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cada vez con mayores descalificaciones entre los grupos del presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández que se disputan las candidaturas y el liderazgo definitivo de esa organización política que ha gobernado cinco de los últimos seis períodos constitucionales.

Sin nadie que asuma el arbitraje interno del partido y con casi todos los altos funcionarios dirigiendo la campaña del precandidato Gonzalo Castillo, definido como el delfín del presidente Danilo Medina, aumentan los riesgos de división o de que queden tantos heridos que requieran mucho tiempo para restañar los traumas y restablecer la unidad.

Los temores expresados

Los temores de un estallido de violencia en la elección primaria de los peledeístas, que se manejaban en silencio, han saltado a los comentarios públicos y llegaron hasta el presidente de la Junta Central Electoral, quien consideró necesario formular un llamado al entendimiento, cuando le preguntaron el miércoles sobre una propuesta de pacto para acatar los resultados formulada por el precandidato Castillo. El doctor Julio César Castaños recordó que así se hizo en el pasado, y añadió que “es una aspiración de todos que tengamos una precampaña sin violencia”.

El mismo día el grupo peledeísta “Fuerza Boschista” propuso una reunión cumbre antes del 6 de octubre entre Medina y Fernández “para bajar la tensión y evitar violencia durante el proceso”. Mientras informes provenientes del interior del país registran una elevación de las confrontaciones entre precandidatos de las dos facciones que se disputan las candidaturas y el control del partido gobernante. Ayer un sacerdote y dos dirigentes sociales de El Seibo dijeron por Teleantillas que allá funcionarios están entregando $100 mil a los precandidatos.

El espectro de los 4 muertos y una decena de heridos en la anterior elección de candidatos peledeístas, en diciembre del 2015, planea sobre el actual proceso. Aquella vez ya habían pasado 6 meses del acuerdo para la repostulación del presidente Medina, de los senadores y la mayoría de los diputados y alcaldes, por lo que la elección fue casi solo para regidores y vocales. Y la votación era con padrón cerrado, es decir, solo los miembros del partido. El 6 de octubre estarán en juego todas las candidaturas, y ahora con derecho de cualquier ciudadano a votar.

Una guerra de papeletas

La elección de todas las candidaturas del PLD con padrón universal no tiene precedente en el país y se realiza en contadas naciones del mundo democrático, en América Latina solo en Argentina, Colombia, Honduras y Uruguay. Aquí con el inconveniente de que es grave la compra de votos, como lo acaba de documentar el Barómetro Global de la Corrupción, de Transparencia Internacional, según el cual el 46% de los dominicanos han recibido ofertas para comprarle el voto. Solo por debajo del 50% en México, en toda América Latina.

Hay convicción de que elementos de todos los partidos han apelado a esa práctica delictual y los medios de comunicación han difundido personas con letreros preguntando cuánto le daban para votar. Lo han registrado también las observaciones electorales de Participación Ciudadana. Si en las elecciones nacionales vota en promedio 70% de los empadronados y en las congresuales y municipales del 1998 al 2010 promediaron 50%, en las primarias podría ser 33-35%, lo que deja dos tercios de la población a merced de los compradores.

De hecho, en todos los partidos se ahorran recursos para “llevar los ciudadanos a votar”, lo que en principio implica el transporte, pero se extiende a comidas, bebidas y dinero en efectivo, en sumas que oscilan entre 200 y mil pesos. El temor en las primarias es que la corrupción genere enfrentamientos entre compañeros de partidos, y no solo disputándose votos para los precandidatos presidenciales, sino también para los legisladores, alcaldes, regidores, directores municipales, regidores y vocales.

La puja del danilismo durante dos años por el padrón abierto fue atribuida a que dispondrían de más recursos que nadie “para llevar gente a las urnas”, y un peledeísta bien informado señaló que eso ha determinado que los leonelistas hayan sido austeros en la propaganda pagada, porque están reservando pan y no para mayo, sino para el 5-6 de octubre próximo. En la reciente declaración a la JCE los ingresos de Gonzalo y Leonel totalizaron $538.5 millones, repartidos 54 a 46%, respectivamente, y los gastos $447.0, para un 60 a 40%.

Desconfianza generalizada

La desconfianza se extiende más allá del partido gobernante, pues esta semana, el Foro Permanente de Partidos Políticos, seis de los cuales declararon apoyo a Leonel, denunció el resurgimiento de “la vieja práctica de comprar cédulas para evitar que los contrarios voten”. La leonelista Coalición para Defensa de la Constitución pidió esta semana a la JCE que el conteo de los votos para los candidatos presidenciales se haga manualmente, lo que luego fue asumido el jueves por el delegado político del leonelismo ante el organismo, Rubén Maldonado.

La propuesta ha tenido amplio rechazo, porque todos los partidos habían aceptado la automatización, y por tardía, pues ya la JCE debe tener hasta impreso el manual operativo para las mesas de votación. Pero además luce innecesaria si, como está programado, se hará conteo manual en una muestra del 20% de las mesas electorales, que seleccionadas aleatoriamente y bajo discreción es hasta excesivo, pues los conteos rápidos de Participación Ciudadana en varias elecciones generales resultaron casi exactos al resultado oficial y solo involucraron el 8% de las mesas. También hubo denuncia de contratación de expertos, por un lado para desarrollar campaña sucia, y del otro informáticos israelíes y rusos para hackear la automatización, lo que rechaza la JCE porque lo considera imposible con 7,372 computadoras que solo se conectarán a la red al transmitir el resultado.

La propuesta leonelista fue un error táctico, pues permitió que se le atribuyera a que “se sienten perdidos”, aunque refleja la enorme desconfianza entre las dos facciones peledeístas, que tuvo otra expresión en el tajante rechazo del mismo Leonel Fernández a la propuesta de pacto de acatamiento de los resultados formulada por Gonzalo, recordando que los danilistas violaron en agosto el pacto de alternancia en la presidencia de la Cámara de Diputados. Mientras el ministro Ramón Peralta aconsejaba al leonelismo “guardar las lágrimas para después del 6 de octubre”.

El metamensaje del coronel

Con Gonzalo Castillo casi solo con enorme propaganda por todos los medios, hasta la saturación y generando burlas en las redes, y cuando el principal partido de oposición, el PRM, intimaba formalmente a los altos funcionarios designados jefes de la campaña de Gonzalo, para que tomaran licencia o renunciaran, bajo amenaza de ser llevados a la justicia, se produjo el jueves el escándalo sin precedente del coronel que exhortó a elegir al delfín del presidente.

Fue un mensaje audiovisual de 20 minutos, subido a las redes, con escenografía que incluía la bandera nacional, cámara profesional, leído en teleprompter, que incluyó citas de Cicerón y San Agustín, protagonizado por el teniente coronel Jaime Ramón Reynoso Martínez, quien se autodefinió militar de carrera y abogado en ejercicio (sic), por lo que debe asumirse que estaba consciente de que violaba la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y la Ley del Régimen Electoral, además de la Constitución de la República.

El coronel defendió el gobierno de Medina con argumentos y estadísticas, como si fuera Roberto Rodríguez Marchena el director de comunicaciones de la presidencia, para motivar el apoyo a Gonzalo porque seguiría las realizaciones de “su mentor el presidente Medina”, tras advertir sobre “momentos tenebrosos” y para impedir el triunfo de “avariciosos”, exhortó a los reservistas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional apoyar su causa.

La ocurrencia fue tan escandalosa que el Ministro de las Fuerzas Armadas reunió inmediatamente a su Estado Mayor y pidió la cancelación del oficial, y el vocero de Gonzalo Castillo lo desligaba del video y pedía determinar su origen. Pero en el aire quedaron muchas especulaciones sobre el objetivo de una acción tan desacertada, sin que faltaran los que la asumieran como demostrativa de que “el poder es absoluto y no se le desafía” como se dijo recientemente. Otro metamensaje, que se “hará lo que sea necesario para que Leonel no gane”.

Costo de la incertidumbre

En ámbitos empresariales crecen las preocupaciones por el costo que puede arrojar la incertidumbre política y la confrontación en el seno del gobierno y no solo por el gasto en la precampaña y el que se vislumbra para las elecciones generales, sino también en las actividades productivas y la confianza, en medio de una tanda de apagones e inexplicada escasez de fuel oil para generar electricidad. Por de pronto el mercado cambiario sigue en sobresaltos con el dólar ya sobre 53 pesos y los bancos limitando las ventas individuales a 500 dólares, aunque el Banco Central ha inyectado al mercado en septiembre 170 millones de dólares.

Tampoco han tenido suficiente demanda los pesos descontados por el Banco Central del encaje legal de los bancos para préstamos que reactiven la economía, aún con la reducción de la tasa de créditos. Mientras se informa de cierre temporal de hoteles y la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC) denuncia la suspensión de 10 mil trabajadores del sector. Se mantiene en silencio la dimensión real de las cancelaciones de reservas hoteleras para la próxima temporada de invierno y el año próximo, tan alta que hasta los críticos prefieren no revelarla.

Lo que ya se define como la mayor crisis del sector turístico dominicano habría estuvo determinado por la muerte no suficiente ni oportunamente aclaradas de varios turistas, por el atentado donde quedó al borde de la muerte el astro beisbolero David Ortiz, por escándalos de narcotráfico y la difusión de noticias y gráficas sobre la militarización que afectó al Congreso Nacional cuando se intentaba la fracasada reforma constitucional que pretendía abrir paso a otra reelección del presidente Medina.