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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

En el pasado reciente, la provincia de Santiago marcó siempre la diferencia sobre el resto del país político. Y Villa González, un municipio joven, heredó ese gusto de ser diferente.

Para llegar a Las Lagunas, como también le dicen a Villa González, no hay perdedera. Si usted sale desde Santiago de los Caballeros, se dirige hacia el norte. A pocos kilómetros del recorrido se empieza a sentir el aroma suave e inconfundible del tabaco recién tendido en los ranchos para el secado.

En unos cuantos kilómetros más comienzan a verse los paisajes verdes, adornados con arbustos de hojas anchas y de perfume intenso. Si el ruido ensordecedor del tránsito vial se interrumpe de pronto, puede escucharse el silbido particular del viento. Es un canto casi sinfónico, producido por la brisa al soplar y penetrar las rendijas de las canas secas que techan los ranchos. Un canto en sinergia mágica con el aroma refrescante de hojas verdes, ya mareadas por el rigor del sol tropical.

Se recuerda, que Villa González fue el primer municipio en tener un “Reglamento de Participación Ciudadana en la Gestión Municipal”. El reglamento fue aprobado por todos los regidores del PRD, PRSC y PLD, del municipio en su momento.

Las Lagunas, además, se convirtió en la primera ciudad y municipio del país que tuvo su “Plan estratégico de desarrollo municipal”, después de la ciudad Corazón. El Banco Mundial, a través del programa “Fortal” lo incluyó entre las localidades exitosas en la aplicación de alianzas público-privada para abordar soluciones colectivas.

La implementación del Presupuesto Participativo Municipal (PPM) se inició en 1999 en el municipio de Villa González. Al poco tiempo la iniciativa se propagó como pólvora, y en el año 2007 se convirtió en ley. Desde entonces la pequeña demarcación municipal marcha a la vanguardia de “la provincia más provincia del país”, al decir Eugenio María de Hostos.

Villa González también resalta cuando de elecciones municipales se trata. Pongamos por caso el de las elecciones del año 2010. El partido morado picaba delante en la mayoría de municipios de la provincia de Santiago y el resto del país. El alcalde de Villa González era entonces el ingeniero César Álvarez del PRD. Para el PLD derrotar a Álvarez, tuvo que pactar alianza de zapa con dos “prominentes líderes” perredeistas del lugar. Luego de la puñalada trapera a Álvarez, Fabio Vanegas le pasó el rodillo, llegando a ser alcalde 2010-2016.

Luego de esta treta –una perversa estratagema de sus propios compañeros de partido--, el Ing. César Álvarez se confinó a su hogar. Duró cinco largos años en su autoimpuesto arresto domiciliario. Pero en las elecciones del año 2016 salió, participó y ganó. Ahora persigue la reelección, esta vez por el Partido Revolucionario Moderno.

La historia está todavía en proceso, pendiente de que culminen los eventos para ser escrita. No obstante, en la actualidad, el fuete está en manos del Ing. César Álvarez. Los peledeistas del municipio se la pasan fantaseando, rompiéndose el caco y todavía no saben qué hacer para ganarle al Ing. Álvarez.

En verdad que Villa González se las trae. Caminando hacia el 16 de febrero, la corporación purpura anda a sus anchas en la provincia de Santiago, menos en ese municipio. Los dirigentes morados tendrán que curarse sólo con el tabaco de Tamboril.

Tamaño problema, porque ellos también quieren fumarse el de Villa. Pero andan mareados, sin dar pie con bola, y caminando con el tumba’o del gallo tuerto.

Mientras César Álvarez marcha a paso lento, pero seguro.

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