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Opinión | Amy Goodman y Denis Moynihan:

Los movimientos populares hacen historia. No siguen una trayectoria definida. No son predecibles. La apuesta de Bernie Sanders por la candidatura presidencial demócrata es un buen ejemplo.

El miércoles, Sanders suspendió su campaña, lo que convirtió al ex vicepresidente Joe Biden en virtual candidato. Sanders manifestó: “Si bien esta campaña está llegando a su fin, nuestro movimiento no”. Cuando sus millones de seguidores se enteraron de la noticia, las expresiones de desilusión inundaron Internet. Aracely Jiménez, del movimiento por la justicia climática Sunrise, enunció en un comunicado: “Nuestros corazones están abatidos. Con Bernie Sanders teníamos un candidato presidencial cuyas soluciones visionarias —Medicare para todos, el New Deal ecológico, licencia por enfermedad remunerada— son exactamente las políticas que necesitamos para salir de la crisis que estamos viviendo en este momento”.

Los movimientos progresistas que se levantaron contra el presidente Donald Trump y todo lo que representa, ahora se encuentran ante la encrucijada de la devastadora pandemia de Covid-19 y su consecuente recesión económica, si no una llana y lisa depresión. Las acciones tradicionales (actos políticos, visitas puerta a puerta, encuentros cara a cara) están básicamente canceladas. Se necesitará ingenio y capacidad de resistencia para prevalecer en estos próximos meses.

Bernie Sanders conoce el largo camino recorrido. En agosto de 1963, cuando tenía 21 años, fue arrestado en una protesta contra la segregación racial en las escuelas en Chicago. Cuatro meses antes, un Viernes Santo, Martin Luther King Jr. fue arrestado por 13ª vez, tras una manifestación en contra de la segregación en Birmingham, Alabama. Allí fue que escribió su “Carta desde una cárcel de Birmingham”, en respuesta a ocho clérigos blancos de Alabama que lo habían tratado de “forastero” y habían criticado sus tácticas. En una declaración pública, los clérigos escribieron: “Reconocemos la impaciencia natural de las personas que sienten que sus esperanzas tardan en hacerse realidad, pero estamos convencidos de que estas manifestaciones son imprudentes e inoportunas”.

En su famosa carta, el Dr. King respondió (usando el léxico racial de la época): “Llevo años escuchando la palabra “¡Espera!”. Esa palabra resuena en los oídos de cada negro con una lacerante familiaridad. Pero ese “¡Espera!” ha significado casi siempre “¡Nunca!”. Debemos entender, como dice uno de nuestros distinguidos juristas, que “una Justicia demasiado lenta es una Justicia inexistente”.

En su anuncio de suspensión de campaña, el senador Bernie Sanders dijo: “El Dr. Martin Luther King Jr. nos recordó que “el arco del universo moral es amplio, pero se inclina hacia la justicia”. De la lucha por la justicia se ha tratado nuestra campaña. De la lucha por la justicia se trata nuestro movimiento”.

La congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, quizá la más destacada —y la más joven— entre el grupo de activistas progresistas electos para el Congreso en 2018, respaldó a Sanders al comienzo de su campaña. Ahora están trabajando juntos en la redacción de una ley federal para la respuesta ante pandemias. Esta semana, en una entrevista para Democracy Now!, la representante expresó: “Una de las cosas clave por las que debemos luchar, es la misma cosa por la que venimos luchando constantemente. Debemos asegurarnos de que se logren fuertes concesiones y acuerdos para tener un futuro progresista en nuestro país”.

Ocasio-Cortez se mostró indignada por la disparidad racial entre las víctimas de la pandemia. El viernes pasado tuiteó: “Las muertes por Covid están aumentando desproporcionadamente en las comunidades de color. ¿Por qué? Porque el costo crónico de la segregación residencial, el racismo ambiental, la brecha de riqueza, etc. SON problemas de salud subyacentes. La desigualdad es una comorbilidad. La ayuda por la Covid debe diseñarse bajo una perspectiva reparatoria”.

Las estadísticas que respaldan su tuit son desalentadoras: en Luisiana, los afroestadounidenses representan aproximadamente un tercio de la población, pero constituyen el 70% de las muertes relacionadas con la Covid-19. En Michigan e Illinois, los afroestadounidenses representan entre un 14% y un 15% de la población y el 41% de las muertes por Covid-19. La disparidad racial también resulta evidente en las muertes por Covid-19 en la ciudad de Nueva York, el epicentro de la pandemia en Estados Unidos. Es probable que nunca se conozca la verdadera cifra de muertes, ya que la gente, a menudo personas indocumentadas y marginadas de la sociedad, mueren en sus hogares sin que sus muertes sean registradas.

La representante Ocasio-Cortez agregó en la entrevista para Democracy Now!: “Deberíamos tener sistemas universales donde todas las personas puedan ver médicos de forma gratuita cuando lo necesiten, para que puedan obtener la atención que necesitan. Eso es lo que significa vivir en una sociedad avanzada, moderna y humana. Mientras no lo logremos, no nos habremos ganado el derecho de considerarnos una”.

Noam Chomsky, lingüista, escritor e intelectual disidente de renombre mundial, tiene 91 años, la misma edad que tendría Martin Luther King Jr. si no hubiera sido asesinado el 4 de abril de 1968 y viviera en la actualidad. Esta semana, Chomsky expresó en una entrevista para Democracy Now!: “Ahora es común decir que la campaña de Sanders falló. Creo que es un error; fue un éxito extraordinario. Cambió completamente la escena del debate y la discusión. Asuntos que eran impensables hace unos años ahora están en el centro de atención. El peor crimen que cometió, a los ojos del sistema, no es la política que propone; es el hecho de que fue capaz de inspirar movimientos populares que ya se estaban desarrollando —como Occupy Wall Street, Black Lives Matter, entre otros— y convertirlos en un movimiento activista, que no aparece solamente cada dos años para empujar una palanca y volver a casa, sino que aplica presión social constante, activismo constante”.

Para sobrevivir a esta pandemia se necesitarán solidaridad, disciplina y compasión a nivel global. Los movimientos de base no aguardarán por la campaña de Biden ni por el Partido Demócrata. Como Martin Luther King Jr., se niegan a esperar.