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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

Decir que Jesús habla al mundo es llamar la atención con el propósito de ayudar a comprender palabras y enseñanzas llenas de sentido, adquirir instrucción, prudencia, justicia, rectitud, sensibilidad humana, equilibrio emocional y ser más sabios; pues, “la sabiduría comienza por honrar a Dios”. (Proverbios 1:7).

Jesús habló y habla hoy y debe ser escuchado. Sus palabras sirven de aliento en momentos de desesperanza, de dirección en el camino de la vida, de fortalecimiento de la fe en la certeza de la esperanza anhelada, en el crecimiento del amor a Dios y la sensibilidad de conmiseración al servicio a los demás.

Los mensajes de Jesús en las Santas Escrituras sirven para estimular la conciencia de los políticos para que sean sinceros, generosos, rectos, virtuosos, humildes y con buena intención de ayudar al pueblo que les escoja y apoya. He aquí una recomendación aplicable a los activistas políticos y una amonestación ejemplarizada en Marcos 9: 35, donde el Señor dijo: “Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servir a todos”.

Los mensajes del Hijo de Dios llaman la atención a los religiosos, especialmente a los que dirigen iglesias y comunidades para que sus vidas y acciones sean santificadas y dotadas de piedad, virtudes morales, decorosas y altruistas. Sus ministerios deben ser desempeñados como verdaderas vocaciones de cuidado pastoral y acompañamiento a los más débiles y vulnerables.         

La parábola del buen samaritano (Lucas 10: 25-37) es una excelente monografía de lo que Jesús enseñó acerca de la diligencia, cuidado y esmero que se debe tener como norma y práctica religiosa y humana. Hay que tener compasión del que necesita cuidado no importa su raza, color de la piel, nivel económico, creencia religiosa o ciudadanía; pues, ve y haz lo mismo como el benévolo samaritano.