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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

En el Siglo VIII, antes del cristianismo, Amós profetizó al pueblo de Israel usando la plomada que, según él, Dios usaba para ver cómo es de recta la conducta del pueblo, y para medir la profundidad de la crisis de la justicia, la corrupción, la violencia y la insensibilidad que prevalecía en el reino. 

La plomada es uno de los instrumentos que los albañiles usaron desde tiempos inmemoriales para rectificar la línea vertical de una pared, y se usaba también para medir la profundidad de las aguas.

Amós, el pastor de ovejas y recogedor de higos silvestres, se propuso decir a los gobernantes y la clase pudiente de Israel, que Dios estaba examinando su conducta de inmoralidad, de injusticia y de abuso contra los pobres del pueblo.

En la forma sencilla de los maestros y profetas hebreos, el profeta Amós usó el ejemplo simbólico de la plomada del albañil para hablar acerca del juicio de Dios sobre los dirigentes de Israel. Él decía a nombre de Dios: “Oigan esto, ustedes que oprimen a los humildes y arruinan a los pobres del país… ustedes han convertido la justicia en veneno y el fruto de la justicia en amargura.” (Amós 6:12b).

La visión del profeta Amós  y su interpretación del juicio de Dios llevado a cabo con la plomada, tiene vigencia hoy en este país. Mucho de lo que sucede ahora es parecido o idéntico de los tiempos del profeta. Hoy como ayer hay debilidades en el comportamiento de los deberes. Es obvia la carencia de rectitud, disciplina, moralidad, apego a las buenas costumbres y a los principios de la ética.

Entre nosotros prevalece hoy de manera desvergonzada: prevaricación;  violaciones familiares; tráfico de influencia; uso y abuso de estupefacientes;  incumplimiento de los derechos humanos;  pugnas de grupos religiosos; desavenencias entre políticos; irrespeto a las leyes y  desentendimiento de las virtudes.

Amós enfrentó a los dirigentes de Israel y enfatizó que “nadie escapa  del juicio del Señor.”

Hoy como ayer, imperan las usurpaciones de lo ajeno.

Hoy como ayer, hay grupos que llevan una vida fácil a costillas de los menesterosos o del Estado.

Hoy como ayer, hay los que viven confiados en su poder, influencia,   imposición política, social y económica.

Hoy como ayer, hay los que reciben sobornos para hacer arreglos contra el fisco.

Hoy como ayer se trata de desvirtuar las voces moralizantes.

Hoy como ayer, hay quienes  les importa la ruina del país mientras están en el poder o en lugares de privilegio, ostentando que son los verdaderos  nacionalistas, los puros de conciencia cívica, los llamados a servir  al país, pero en verdad se sirven a sí mismos  y a sus allegados y amigos.

Las profecías de Amós deben ser tomadas en consideración, ya que la plomada cuelga sobre nuestras cabezas y seremos enjuiciados por la historia y por Dios; esto es así, porque viene desde arriba ese instrumento divino para ver la rectitud y la justicia, para conocer la profundidad de la inconducta y las faltas graves que se cometen  o se permiten cometer.