Contáctenos Quiénes somos
Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

En aquel entonces Viriato Fiallo se perfilaba como el seguro vencedor de las  elecciones del 20 de diciembre del año 1962. El 11 de julio del año anterior había fundado la Unión Cívica Nacional y el 8 de febrero del ’62 la convirtió en partido político.

Su popularidad era tan alta que el triunfo de Fiallo se daba como un hecho inminente.

Ya Juan Bosch había regresado del exilio. El PRD lo presentó como candidato a la Presidencia de la República.

El Dr. Fiallo trazó la estrategia de su campaña basada en el odio a los trujillistas. La muerte del tirano dejó un vacío de poder sin precedentes. Y Viriato Fiallo repetía sin descanso en las tribunas que “para los trujillistas, en vez de un látigo traigo dos”, según me contó Don Luis Cid, mi padre.

Los seguidores del dictador estaban indefensos, atemorizados y sin saber qué hacer. Se habían formado e inscritos más de 25 partidos para esas elecciones. Pero los trujillistas no se sentían seguros en ninguno de ellos.

El profesor Juan Bosch, en cambio, diseñó una estrategia sobre la base de conquistar a los trujillistas amedrentados. Con un discurso sencillo, hablando el mismo lenguaje de la gente llana, Bosch provocó que su contrincante, Viriato Fiallo se quedara solo. El asunto está escrito en los manuales de historia: el PRD, junto a Juan Bosch, ganaron las elecciones con más del 61% de los votos válidos emitidos.

Tiempo más tarde, en 1973, Bosch rompió con el partido que el lideró desde su fundación en 1940. A partir de la ruptura con los perredeistas, el ex presidente Bosch fundó el PLD y la emprendió de forma despiadada contra sus antiguos compañeros de partido.

Es cierto que el enfrentamiento entre los dos partidos era brutal. Pero también era cierto que las pugnas entre uno y otro se sustentaron en argumentos políticos que señalaban los errores cometidos de ambas partes. Bosch tenía bien claro que el partido recién fundado por él se nutriría de los seguidores del PRD. Por tal razón, siempre hacía la distinción entre el viejo gran partido como organización fallida y los miembros de la base.

Bosch enfrentaba como fiera al VGP. Al mismo tiempo le declaraba la guerra sin cuartel al gobernante Partido Reformista. El PR, hoy PRSC, era liderado por el Dr. Joaquín Balaguer, entonces Presidente de la República.

Esa diferencia que Bosch marcaba entre el PRD y la militancia del mismo es sin dudas la misma que debe hacer ahora el Dr. Leonel Fernández con el PLD. Pero él hace todo lo contrario.

El líder y guía se jacta, desde la tribuna de Funglode, de haber sido él el que sacó del gobierno a los peledeistas. Leonel Fernández se regodea diciendo que “el PRM no pasaba de 35% en las encuestas, y desde que el PLD se dividió subió un 10% al día siguiente”. Igual afirma que muchos de sus seguidores votaron por el PRM.

Las afirmaciones del ex presidente Fernández puede que sean ciertas. Pero a todas luces constituyen otra de las tantas pifias políticas del líder y guía. Fernández parece no entender que al abrogarse el sacar del Poder al PLD, está afilando cuchillo para su propia garganta. 

¿Acaso no fue en el PLD que Fernández abandonó a su suerte un millón de sus seguidores, mismos que, según él, lo apoyaron en las primarias de octubre de 2019?  

¿De dónde supone el Dr. Leonel Fernández que vendrá la mayoría de sus seguidores a engrosar las filas de la Fuerza del Pueblo?

La clarividencia de Leonel Fernández para “conceptualizar” le impide ver los hechos simples del mundo político. Pensar siempre en los “grandes acontecimientos” conduce a Fernández a una miopía política crónica. No se da cuenta que los peledeistas de la base van a pasar hambre fuera del gobierno y de seguro querrán vengarse de Leonel por haberles quitado la cogioca.

El Dr. Leonel Fernández Reyna, también pierde de vista, que el PRM es el partido gobernante. Por tanto, el PRM es su principal obstáculo en el camino de regreso al Poder. 

O será que el líder y guía quiere hacerse el pen… co. Y quisiera cambiar el debate nacional sobre la corrupción e impunidad. Sobre todo después que la fiscal Yeni Berenice Reynoso tronara con el “vamos con todo y por todos”.