Contáctenos Quiénes somos
Opinión | TAHIRA VARGAS GARCÍA

En textos y relatos presentes en las redes sociales y diálogos informales aparece “la Chapiadora” acompañada de expresiones como: “personaje femenino que no quiere a nadie, devoran más dinero de lo que usted se imagina”. “A las chapiadoras les gustan los hombres casados, ricos y maduros o si aparece un soltero con carro y dinero para gastar le marchan”.

“Chapiadora” es un término despectivo que discrimina a la mujer joven de estratos sociales medios y altos con perfil sostenido en modelos estéticos ajustados al estándar de “Mujer bella-atractiva” que debe aproximarse a ciertas medidas en su cuerpo de: cintura, trasero, pecho, piernas y su consecuente gesticulación.

El concepto chapiadora y su contenido discriminatorio tienen sus raíces en la masculinidad y la cultura patriarcal-machista. Como ocurre con los términos también discriminatorios hacia mujeres como son: “cuero” y “puta”, las diferencias son de estrato social y generacional. La “chapiadora” es un término manejado desde los estratos medios y altos, “cuero” y “puta” son de estratos pobres.

Tanto “chapiadora” como “cuero” son términos que estigmatizan la mujer y la discriminan por su explícita vida sexual activa y el sostenimiento de relaciones sexuales con varios hombres basadas en “favores sexuales”. Esta práctica es conflictiva para el sexo masculino porque no son explícitamente trabajadoras sexuales.

La masculinidad/machista tiene fuertes contradicciones con las mujeres que se dedican a favores sexuales como las “chapiadoras” y “cueros” por razones como las siguientes:

- Competencia poligámica. Compiten con las prácticas poligámicas y/o de relaciones paralelas que son permitidas únicamente para los hombres en nuestra sociedad. El hombre tiene permiso para tener varias mujeres-pareja a la vez.

La mujer que tiene varios hombres-pareja es sancionada y estigmatizada como “cuero” o “chapiadora” dependiendo de su estrato social.

- Conflicto con el modelo-femenino tradicional. Entran en conflicto con el modelo de “mujer seria” y “rescatada” que está excluida del “placer sexual”.

- Disminución del símbolo del hombre como sexo-fuerte. El modelo activo de la chapiadora disminuye así el poder masculino.

- Establece pautas de relaciones de pareja en las que el hombre no ejerce control ni poder. Las “chapiadoras” son catalogadas como “mujeres sin sentimientos”. Lo que puede ser sinónimo a “difíciles de controlar”.

¿Será la chapiadora y su concepto al igual que ¨cuero¨ y ¨puta¨ el reflejo de una masculinidad en crisis con fuertes resistencias al reconocimiento de su poco control y ejercicio de poder hacia mujeres jóvenes de estratos sociales medios y altos con otras formas de relación afectivo-sexual?