En textos y relatos presentes en las redes sociales y diálogos informales aparece “la Chapiadora” acompañada de expresiones como: “personaje femenino que no quiere a nadie, devoran más dinero de lo que usted se imagina”. “A las chapiadoras les gustan los hombres casados, ricos y maduros o si aparece un soltero con carro y dinero para gastar le marchan”.
“Chapiadora” es un término despectivo que discrimina a la mujer joven de estratos sociales medios y altos con perfil sostenido en modelos estéticos ajustados al estándar de “Mujer bella-atractiva” que debe aproximarse a ciertas medidas en su cuerpo de: cintura, trasero, pecho, piernas y su consecuente gesticulación.
El concepto chapiadora y su contenido discriminatorio tienen sus raíces en la masculinidad y la cultura patriarcal-machista. Como ocurre con los términos también discriminatorios hacia mujeres como son: “cuero” y “puta”, las diferencias son de estrato social y generacional. La “chapiadora” es un término manejado desde los estratos medios y altos, “cuero” y “puta” son de estratos pobres.
Tanto “chapiadora” como “cuero” son términos que estigmatizan la mujer y la discriminan por su explícita vida sexual activa y el sostenimiento de relaciones sexuales con varios hombres basadas en “favores sexuales”. Esta práctica es conflictiva para el sexo masculino porque no son explícitamente trabajadoras sexuales.
La masculinidad/machista tiene fuertes contradicciones con las mujeres que se dedican a favores sexuales como las “chapiadoras” y “cueros” por razones como las siguientes:
Competencia poligámica. Compiten con las prácticas poligámicas y/o de relaciones paralelas que son permitidas únicamente para los hombres en nuestra sociedad. El hombre tiene permiso para tener varias mujeres-pareja a la vez.
La mujer que tiene varios hombres-pareja es sancionada y estigmatizada como “cuero” o “chapiadora” dependiendo de su estrato social.
Conflicto con el modelo-femenino tradicional. Entran en conflicto con el modelo de “mujer seria” y “rescatada” que está excluida del “placer sexual”.
Disminución del símbolo del hombre como sexo-fuerte. El modelo activo de la chapiadora disminuye así el poder masculino.
Establece pautas de relaciones de pareja en las que el hombre no ejerce control ni poder. Las “chapiadoras” son catalogadas como “mujeres sin sentimientos”. Lo que puede ser sinónimo a “difíciles de controlar”.
¿Será la chapiadora y su concepto al igual que ¨cuero¨ y ¨puta¨ el reflejo de una masculinidad en crisis con fuertes resistencias al reconocimiento de su poco control y ejercicio de poder hacia mujeres jóvenes de estratos sociales medios y altos con otras formas de relación afectivo-sexual?