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Opinión | Profesor Louis DANTIL

Haití se encuentra en una fase en su historia dónde tiene que tomar decisiones que llevan a accionesque liberen  al país de susituación actual, desde luegola situación de la población haitiana que es la principal afectada.

Sin anteponer la conclusión al desarrollo de este artículo, quiero reiterar que la responsabilidad de cada uno de los haitianos y haitianas y, de manera puntualde los dirigentes los cuales, cuando sepan realmente desarrollar su sentido de pertenencia al país y cuáles son sus compromisos (commitment) frente a la sociedad, eso dará inicio a la transformación y la resolución de todos los problemas y conflictos que confronta el país consigo mismo, con los vecinos, y con la población.

En tal caso, hoy, muchos otros como yo, nos preguntamos ¿cuáles son las perspectivas de Haití en la actualidad y en el futuro inmediato?Otra manera de formular esta pregunta puede ser, ¿cómo vemos la situación actual de Haití y cómo será en los próximos 5 años? Sinceramente, para ir al grano, la realidad es que el país está en el peor de sus momentos desde su independencia hasta el día de hoy, aun cuándo se está vendiendo una imagen distinta de esta realidad.

La única forma de comprobar lo que os estoy diciendo es estar en el país y, como tal, la situación actual del país no es sino la consecuencia de la falta de buenas políticas de emancipación y de desarrollo – que nunca, ningún dirigente ha tenido -  en el sentido más amplio de los temas y las tantas traiciones que han asaltado la historia del país (empobrecido).

Llamo traiciones sencillamente a la falta de interés de aquellos que, a lo largo de toda la historia del país, cada uno en su momento, no se cansan de propiciar y cometer tantos golpes de estado y ser ocasiones para la inestabilidad progresiva y crónica en el país; una realidad que, en el caso de Haití, genera todo tipo de problemas: política, social, económica, educativa, ambiental, institucionales, agraria, migratoria, para citar sólo unos cuánticos. 

En el otro lado, al referirme a la falta de políticas de emancipación y de desarrollo, me refiero a que, ojos, en toda la historia del país desde su fundación como estado-nación, Haití nunca ha conocido una política de protección social, nunca una política agraria que impulse la producción nacional, nunca ha tenido un plan de urbanización como nunca ha conocido una política financiera y económica, nunca ha tenido un plan de salud y de protección social para sus ciudadanos; Haití heredó un sistema educativo francés que si bien, era el mejor en su tiempo, pero desde luego nunca se ha esforzado para reformarla, es más nunca ha habido una política educativa en el país, y si entramos en detalles veremos que tampoco los sectores como el deporte, el turismo, la política como tal, las infraestructuras básicas, para citar sólo algunos de ellos, han tenido la atención de ningún gobierno en Haití que favorezca – hay que decirlo – el desarrollo del pueblo y del país. Estas, a mi modo de ver las cosas, son las perspectivas de Haití en la actualidad. 

Ya lo sabemos todos, y los hemos repetido en múltiples ocasiones; ya son objeto de discusión en todos los programas radiales de aquí y de allá, pero quiero reiterarlo;hasta que estos factores previamente mencionados no sean prioridades para los gobiernos locales, hasta que no haya una fuerte movilización y infraestructuras que ayuden a frenar la corrupción en el país, hasta que no haya fuertes medidas diseñadas para evitar el éxodo de los haitianos hacia los países vecinos a buscar lo que pudieran tener en su propio país, incluyendo los más básicos, hasta que no haya disposiciones y medidas para evitar la importación de las tantas cosas que el mismo país está en condición de producir y exportar, hasta que la educación en todas sus dimensiones no sea una prioridad gubernamental y no sea considerada como condición de creación y educación de conciencia y responsabilidad ciudadana, hasta que la participación ciudadana no sea valorada como condición de desarrollo y cohesión social en el país, Haití será siempre la tierra de explotación y nunca habrá una mejoría en el sentido más amplio delos temas.

Éstas son, a mi modo de analizar las cosas, las perspectivas del país en el futuro inmediato. 

Al margen de todos estos factores claves que, si bien tienen una relevancia fundamental para el desbloqueo del país, hay algo que siempre he considerado también elemental y quizás es y será el primer elemento que debe ser tomado en cuenta en el país. Es el factor idioma. En Haití se vende la idea de que el francés y el criollo son los dos idiomas oficiales del país, y no cabe duda de ello. Pero tengo un problema y estoy seguro que también el país tiene el mismo problema que yo; es que nosotros los haitianos, en el contexto actual de la educación, sería mucho más fácil para cada uno de mis compatriotas si hablarán el mismo idioma que nuestros políticos. Un 70% de la población no entienden el idioma de los dirigentes y de los que pretenden ayudar al país. 

Francés o criollo no hay problema pero al hablar el mismo idioma que nuestros dirigentes, seremos capaces de no solamente entenderlos pero seremos capacitados de emitir un juicio, de pensar sobre los asuntos de nuestro país, de juzgarlos y de poder reivindicar aquellos derechos que nos merecemos y, sobre todo capaces y empoderados para unir nuestras fuerzas como pueblo y nación.

El factor comunicación es clave para el desarrollo de un país, así lo entiendo y creo que así ayudaría al país. De ser así, si la educación en Haití fuera en criollo - o se quedará en francés pero todos podemos hablar y entenderlo - nuestros compatriotas hubiesen tenido una capacidad mucho más elevada para exigir cuentas a nuestros gobiernos y nuestros dirigentes por lo que hacen e integrarse dentro de un plan más elevado de formación de sus propias conciencias como ciudadanos y de su participación en los asuntos sociales y políticas del país. 

Al terminar, si no hay un cambio de paradigma y un giro epistemológico en las formas de hacer política en Haití, no podremos de ninguna manera hablar de cambios sustanciales sino como siempre ha sido y como es ahora mismo. Es decir, cuándo los dirigentes están hablando de progreso, no es sino a nivel macro que beneficie sólo a los que ya tienen y chuzan hasta las últimas gotas de sangre del país a costa de una inmensa mayoría. Por consiguiente y a modo de reivindicación, creo que hace falta una tercera revolución social en el país para instaurar una tercera república, un nuevo Haití y un país nuevo reseteado y formateado en el que se empieza a repensar los papeles y la responsabilidad de la política y los políticos en el país. Esto, a mi modo de pensar sería las perspectivas de Haití en el futuro inmediato.

 

 

                                                                                  

Prof. Louis DANTIL