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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

La pre candidatura de doña Milagros Ortiz Bosch a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Dominicano del 2003, no prosperó. Aunque estaba adelante, la doña encontró de frente la pared del PPH. Un obstáculo construido a puro machismo que no podo derribar.

El Partido de la Liberación Dominicana hizo lo propio con Margarita Cedeño. Cedeño pretendió vencer el mismo escollo, pero la corriente de Danilo inventó la realización de encuestas para depurar los aspirantes, antes de celebrar las primarias internas. Oh, sorpresa, los resultados de las mediciones favorecieron a Gonzalo Castillo. Con los numeritos a mano, los danilistas invitaron a la mayoría de aspirantes a deponer sus anhelos para apoyar al Penco.

Todo quedó en aparente calma dentro del partido. Pero las entrañas del monstruo ardían en silencio. Pero el fuego brotó después de las primarias. Leonel se llevó un pedazo del partido y Danilo quedó con la mayor tajada.

Pero Margarita es una mujer persistente. El domingo 26 de septiembre recién pasado anunció que va por la ñoña de nuevo. Las elecciones del 2024 se acercan inexorablemente.

El agua del río se aclara con la corriente. Los troncos se deben divisar temprano.

Uno de ellos es Leonel Fernández, su esposo y seguro candidato por la Fuerza del Pueblo. Sería un escenario paradójico, Margarita vs. Leonel, una misma familia enfrentada por la Presidencia de la República.

Pero esa relación inaudita presenta un problema de fondo. El grupo Telemicro y José Tomás Pérez lo advirtieron primero.

Los periodistas de Telemicro se hacen eco de que es imprudente que Cedeño le haga sombra a su esposo. Dicen que ella debe desistir de sus aspiraciones. No se ve bien, dicen, que sea la mujer la que propicie el rompimiento de la unidad familiar.

Pero en la FP afirman que Fernández no es candidato. Que él no está haciendo campaña electoral. Lo que está haciendo es trabajar para fortalecer su partido. Por eso los recorridos y juramentaciones de nuevos miembros.

Aclarada la duda el camino queda libre para Margarita. Lo prudente sería que Leonel no se presente como candidato de su partido. Lo decente sería que el León colabore para que su esposa se tercie la banda y así la ñoña se quede entre familia.

José Tomás Pérez, quien fuera secretario general y miembro del Comité Político del PLD le advirtió a Margarita que “El machismo no perdona ni da tregua”. En su cuenta de Twitter Pérez recuerda que “Leonel tomó la decisión de irse del PLD, con razón o sin razón. Margarita, la dirigente política, no la esposa, tenía que decidir políticamente, no pasional ni sentimentalmente si quedarse o irse e hizo lo políticamente correcto. Adelante”.

Sobre aquello de que ella debía mantener la unidad familiar el exembajador en Washington dijo: “¿Por qué no la siguió él a ella? Qué pena me dan”.

Las afirmaciones de José Tomás se refieren a que Margarita tiene otra oportunidad. Si logra ser la candidata morada no hay dudas de que la corrupción le pasara factura. A Leonel por igual. Pero lo que Cedeño debe atender es a encontrar el punto débil del machismo. Saber que su esposo hace honor sin piedad a su condición de macho.

Las dos damas –Milagros y Margarita-- creyeron que las mujeres militantes de sus partidos se volcarían en su apoyo. Craso error. El olfato no les alcanzó para oler que el machismo está igual en las mujeres como en los hombres.

Ese es el reto de Margarita Cedeño. Ella debería asumirse como mujer con igualdad de derechos. Debería enfocarse en conquistar a las mujeres de su partido. Debería propiciar que las mujeres crean en las mujeres.