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Opinión |

Este 9 de febrero del 2022 celebramos uno de los grandes hitos de la resistencia anticolonial en nuestra isla: doscientos años de la abolición de la esclavitud. Es un hecho histórico, de enorme significación para nuestro pueblo de mayoría afrodescendiente, que ha sido silenciado por autoridades que han enarbolado la ideología hispanófila, profundizada durante la dictadura trujillista y reforzada durante el régimen balaguerista y los gobiernos de la democracia burguesa. La influencia de EEUU, a través de ocupaciones militares y una permanente injerencia política, también ha dejado su impronta en la configuración del racismo oficial en República Dominicana. 

El 9 de febrero de 1822, los revolucionarios haitianos encabezados por Jean-Pierre Boyer eliminaron el sistema esclavista en esta parte de la isla y pusieron fin a la dominación colonial francesa y española. Este fue un punto culminante de un proceso de trescientos años de resistencia y lucha contra el colonialismo y la esclavitud, desde la primera rebelión antiesclavista en la Navidad de 1521.

Antecedentes cercanos fueron la rebelión del Ingenio Boca de Nigua en octubre de 1796, bajo la influencia directa de la revolución antiesclavista en la colonia francesa, Saint Domingue. Ese proceso revolucionario desembocó en la primera abolición de la esclavitud durante la unificación de la isla bajo el liderazgo de Toussaint Louverture en 1801. Además de esa importante medida también hubo confiscación de latifundios de la Iglesia, y se impuso la representación política para blancos, negros y mulatos por igual. Esto llevó a la emigración de un gran número de esclavistas y una mayor  igualdad social, hechos que unas veces ocultan y otras lamentan los historiadores racistas y los políticos conservadores de nuestro país.

Poco duró la primera abolición, pues en 1802 el jefe militar francés Leclerc, al servicio de Napoleón, invadió la parte oriental de la isla, con apoyo de esclavistas locales como Juan Barón, expulsó a los emisarios de Toussaint Louverture y restableció la esclavitud en esta parte de la isla. En 1805, el representante colonial francés en el oriente de la isla, Ferrand, incluso autorizó incursiones a la República de Haití para secuestrar personas y esclavizarlas.

Con la derrota del colonialismo francés por la Revolución Haitiana y luego la  unificación pacífica de la isla en 1822, con amplio apoyo popular, se logró la anhelada libertad. Según algunos cálculos, el decreto de abolición de la esclavitud benefició a más de doce mil personas. Hubo además repartos de tierras a ex esclavizados, la abolición de derechos feudales, confiscación de bienes a la Iglesia y esclavistas emigrados, y se impuso un código civil que amplió derechos de las mujeres. 

El legado de la abolición de la esclavitud fue tan arraigado que todos los intentos por restablecerla fracasaron, aún cuando la clase dominante logró su objetivo de anexionarse a una potencia colonial, España. El rechazo a la restauración de la esclavitud, que todavía existía en la década de 1860 en las colonias españolas de Cuba y Puerto Rico, fue uno de los elementos políticos y sociales decisivos en la independencia dominicana definitiva respecto de España en 1865.

Lamentablemente, hoy en República Dominicana las relaciones sociales capitalistas siguen reproduciendo esquemas de semiesclavitud y trata de personas en diversos ámbitos de la economía nacional, desde los bateyes y cañaverales hasta sectores del comercio y el trabajo doméstico. El racismo institucionalizado por la clase dominante ha mantenido a la mayoría negra en la pobreza y la exclusión. Alrededor de doscientas mil personas dominicanas de ascendencia haitiana fueron despojadas de su nacionalidad mediante la sentencia retroactiva e inconstitucional 168-13. Hay mucha lucha por delante en la dignificación de las relaciones laborales y la autoorganización de la clase trabajadora en la lucha por la superación definitiva de la explotación. 

Por todo ello, y pese al silencio oficial, celebramos la grandiosa gesta de la resistencia a la esclavitud que fue coronada con la abolición el 9 de febrero de 1822. Seguiremos exigiendo que se establezca la conmemoración oficial de esta trascendental fecha por el Estado dominicano como fiesta nacional, como parte del reconocimiento de su importancia para la construcción de nuestra identidad y del aporte fundamental de la mayoría negra del país a su historia, su cultura y su desarrollo económico y social.

¡Que viva el 9 de febrero: Día de la Abolición de la Esclavitud!

¡Continuemos sembrando las palmas de la Libertad!

Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores (MST)

Comité por la Unidad y los Derechos de la Mujer (CUDEM)

Junta de Prietas

Haitianos RD

Movimiento de Mujeres Sociopolíticas Mamá Tingó

Reconoci.do

Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA)

Foro Feminista Magaly Pineda

Aquelarre RD

Acción Afrodominicana

Militancia Revolucionaria Socialista (MRS)