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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

 Cada voz puede marcar la diferencia. Y cada segundo es vital. ANTÓNIO GUTERRES, Secretario General de las Naciones Unidas (28 de febrero de 2022)

En la década del 1972 en el mundo se comenzó a sentir un interés particular, referente a los temas de medio ambiente y la degradación de los recursos naturales. 

Este interés se hizo evidente con la realización de la Primera Gran Conferencia Mundial sobre el medio ambiente y desarrollo, denominada “Cumbre de la Tierra de Estocolmo”, convocada por la Organización de las Naciones Unidas- ONU- ese mismo año.

Durante el evento, la agenda se concentró en encontrar formas de integrar el ambiente a los planes de desarrollo de los países, así como hacer frente al problema de agotamiento del ozono, el calentamiento global y la degradación de los bosques. 

A lo largo de la conferencia se avanzó en algunos aspectos de tipo científicos y técnicos, sin embargo, la cuestión se elevó al plano político, imposibilitando que durante la sesión se alcanzaran acuerdos específicos entre las naciones participantes.  

En los siguientes 20 años, se intentaron varios esfuerzos de poner en práctica las decisiones de 1972, mientras la preocupación por la atmósfera y el clima mundial iba suscitando la atención y acción a escala internacional y el tema ya formaba parte de los debates internacionales, involucrando todos los sectores sociales: académicos, científicos, políticos, sociedad civil, de esta manera dando origen a los grupos sociales defensores por la ecología y el medio ambiente.  

Producto de esa cumbre y el interés causado, se comenzaron abrazar nuevos términos para referirse a la relación que debía existir entre la forma de producción y el medioambiente, como el acuñado por la Dra. Gro Harlem Brundtland, la cual elaboró un informe para el Centro Económico y Social de la ONU, mismo en el que por primera vez hace referencia al concepto de “Desarrollo Sostenible y Sostenibilidad”, allá por el 1987.

En dicho informe, la Dra. Brundtland, alertaba de las consecuencias medioambientales negativas del desarrollo económico y la globalización y trataba de buscar posibles soluciones a los problemas derivados de la industrialización y el crecimiento de la población, citando la necesidad de un cambio de paradigma en el sistema de producción económico, que fuese más amable con el medioambiente y que pudiera garantizar disponibilidad de recursos tanto para las generaciones presentes como para las futuras. 

En lo adelante, este concepto jugó un papel preponderante en las agendas de desarrollo climático y medioambiente de las próximas reuniones sobre el clima, de igual forma, fue adoptado por la mayoría de países del mundo, y posteriormente, comenzó a ser incluido en sus planes y estrategias nacionales de desarrollo. 

Sin lugar a dudas, este nuevo concepto produjo un cambio de perspectiva, una nueva oportunidad y esperanza para el futuro, pero ¿qué implica realmente la sostenibilidad?

Según su concepción, “La sostenibilidad es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social”. 

Muchos de los retos a los que se enfrenta el ser humano, tales como el cambio climático, la escasez de agua, las desigualdades o el hambre, solo se pueden resolver desde una perspectiva global y promoviendo el desarrollo sostenible: una apuesta por el progreso social, el equilibrio medioambiental y el crecimiento económico.

Como una nueva hoja de ruta para lograr un desarrollo sostenible, Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 que contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una serie de metas comunes para proteger el planeta y garantizar el bienestar de todas las personas. Estas metas comunes necesitan la implicación activa de las personas, las empresas, las administraciones y los países de todo el mundo.

En nuestro país, La República Dominicana, se han desarrollado varias iniciativas, dirigidas apoyar la consecución de los ODS, lo cual incluye, La Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (END), la definición de la Hoja de Ruta de Producción y Consumo Sostenible y otras iniciativas que involucran acciones del gobierno central. 

Sin embargo, es importante resaltar la responsabilidad individual que recaen en nosotros como ciudadanos residentes del mundo. 

Desde nuestro punto de vista y posiciones, es mucho lo que podemos hacer para mejorar los indicadores medioambientales que cada día se convierten en más alarmantes. 

Con acciones como: 

• Cambiar y promover patrones de consumo a un modo más consiente y responsable, es decir, comprar las cosas por necesidad. 

• Tratar siempre de reducir el consumo.

• Darles una segunda oportunidad a las cosas: Reusar

• Y finalmente, reciclar. 

Como vemos, generar este cambio solo es posible si todos y todas nos comprometemos con acciones puntuales específicas que no solo impactaran de manera positiva nuestra economía, sino también, nuestra casa que es nuestro mundo. 

Recuerda que siempre es posible reducir y por supuesto, Darles una segunda oportunidad a las cosas que queremos desechar. 

¡Anímate! 

Gisell Rubiera Vargas, M.A. 

05/04/2022