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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

El maniqueísmo es la teoría o doctrina del concepto de la perpetua e insistente lucha entre el bien y el mal.

Esta concepción se originó con el erudito Manes (d.C.215-276), y ha sido tildado de herejía, negado por la mentalidad, y círculos intelectuales y dogmáticos cristianos, y condenado, desde su principio. Sin embargo, actualmente se da el caso que los comentaristas que cubren las noticas en Brasil, han dicho que, en el ámbito de las elecciones, que es notable la práctica de “maniqueísmo político”, y esto no puede ser desmentido. Los dirigentes de los partidos quieren obtener a su favor el apoyo y los votos en el próximo sufragio; por eso, están usando los conceptos y prácticas de la teoría del maniqueísmo del enfrentamiento del bien y el mal.  

Los grupos insisten que los políticos del bando contrario están influenciados por las tinieblas maléficas con que gobernarían, y, por tanto, defienden sus propias posturas políticas, con dichos y aptitudes de tipo maniqueístas. Hay discursos de oposición radicales que defienden lo que significa el justo, lo ético, lo moral; y rechazan lo que divulgan como lo malo, despreciable y funesto; pues, naturalmente, lo bueno está en los derechos humanos, la economía la justicia, en fin, lo que su partido ofrece para el bienestar del pueblo. Esa aptitud y practica está sucediendo en Brasil y en otros partes del mundo, tanto en el Occidente como el Oriente.

Aunque los dogmáticos cristianos no quieren acepar la realidad del continuo antagonismo del bien y el mal, es innegable que, lo que está pasando en Brasil, Haití, en el globo terráqueo, en todas las sociedades, grupos humanos y existencia física de la, Tierra, es una innegable verdad.

Confieso que tomo consideración de la teoría de Manes; pues, en realidad, percibo con claridad, y veo la realidad irrefutable, que hay en existencia, dos principios contrarios y perdurables, que luchan entre sí: el bien y el mal. Esta proposición es tomada en cuenta como una apostasía filosófica-religiosa; más nadie puede en realidad, desmentir ni refutar con lógica, el hecho fehaciente de la existencia del obvio y permanente y lucha entre la bondad y la maldad, entre el amor y el odio, entre la piedad y la crueldad. Los cristianos han negado esta real situación que impera en el mundo de la lucha entre el bien y el mal; sin embargo, muchas veces, esa malograda rivalidad es parte demostrada en la forma de pensar y actuar de personas, dirigentes, grupos, pueblos y naciones, y prelados de comunidades religiosas, que se estiman de santidad y excelencia de virtudes, ya que, los cismas religiosos se inician por el influjo de mal contra el bien.

Por otra parte, las guerras entre naciones tienen comienzo y presencia y actividad, dada la maldad desplegada por la falta de conmiseración, por odio, egoísmo, creencia de superioridad, o por ambición de dominación, que, en contexto, es encontronazo entre el bien y el mal. De hecho, hay inspiraciones de instintos perversos y motivos que contradicen lo que es santo, bueno, y virtuoso que lo malo busca imponer. Es innegable dudar la conexión señalada que hay en la doctrina de Manes que dice, que hay una dualidad de oposiciones radicalmente opuestos, y en lucha continua entre el bien y el mal.

Existe y se predica en la religión, en la política, en las relaciones humanas, en los ámbitos sociales, en la competencia comercial, en la diplomacia, e intrigas geopolíticas, que hay necesidad y razones valederas para luchar contra el mal y defender con buena voluntad el estado de paz, dignidad, soberanía, libertad, y bienestar de gentes, pueblos y naciones.

Hay ejemplos que son irrefutables de hechos históricos de mentes, planes, decisiones, y acciones que imponen crueldad, subyugaciones, esclavitud, persecuciones, matanzas, aniquilamientos por operaciones en contra de gente buena y virtuosas. Esto sucede porque es constante la incitación de lo infernal contra lo piadoso. Hay continuamente y de tiempo inmemorable esa lucha. Negar esa realidad existente, es posible ser parte de la maldad que impera, y trata de socavar lo que es virtuoso y beneficioso para la paz, concordia y felicidad de los seres humanos.

En la actualidad, como ha sido antiguamente, e ilustrado por Manes; hay personas, grupos y pueblos que señalan que existen dos principios de fuerzas antagónicas que luchan, y esto concierne a todos los vivientes en el globo terráqueo. Esto es notable y acontece en parejas de matrimonio, familias, comunidades, iglesias, partidos políticos, pueblos y conglomerados nacionales.

Hay antagonismos en lugares donde se espera unidad, colaboración santidad, amor, bondad; pero, allí aparecen conatos de intrigas, planes, y acciones contradictorias que son verdaderas luchas tradicionales que esperamos que termine con la Segunda Venida de Jesucristo, y sólo Dios sabe cuándo eso será.