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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

El Jueves Santo, el día anterior a la crucifixión de Jesús el profeta de Nazaret, en la colina del Gólgota en las afueras de Jerusalén, es un tiempo para ser considerado y remembrado por la narración del ajetreo y las múltiples acciones tomadas de Jesús en ese entonces.

Estos deben ser tomados en cuenta por los prelados cristianos, los maestros, gerentes de grupos sociales, religiosos, políticos o castrenses. Es recomendable para las personas de buena voluntad, y los eruditos que estudian las relaciones humanas, a fin de señalar cómo deben ser las pasiones de quienes tienen posiciones de liderazgo; pues, están llamados a tener paciencia, humildad, y ser ejemplos idóneos ante grupos y comunidades.

El primer Jueves Santo, no fue un día cualquiera, debido a las múltiples y significativas acciones de Jesucristo, que sirven de señales que indican capacidad, inteligencia e integridad.

Entre las variadas gestiones del profeta ese memorable día, están las siguientes:

Primero: Jesús compartió con sus discípulos en una cena judía de la fiesta Pascual, en memoria de la liberación de los hebreos de la esclavitud en Egipto. (Éxodo 12: 1-14ª; San Juan 13:11).

Segundo: Los discípulos tuvieron una discusión sobre cuál de ellos debía ser considerado como el más importante. Ante esto, el Maestro actuó de manera dramática para dar lección de lo que es humildad y señaló: “El que manda tiene que hacerse como el que sirve”. (San Lucas 24:26). Jesús lavó los pies de sus discípulos como demostración de humildad, ejemplo de vocación de servicio, y para manejar la disputa que tenían por la dirección del grupo. Con ese gesto de lavar los pies de sus discípulos, el dirigente de la consagración actuó en consonancia con lo que predicaba.

Tercero: La Cena del Señor, fue tornada de la Pascua Judía al Santo Misterio del Sacramento del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, como prenda en memoria de Él. (San Marcos 14: 22-24).

Cuarto: Jesús dio un nuevo mandamiento: “Que se amen los unos a los otros… pues, si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos”. (San Juan 13; 31-35).

Quinto: Ante la declaración de Simón Pedro a Jesús: “¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!  Jesús respondió: “¿De veras? Pues, mira, te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”. (San Lucas 22:33). Más tarde -esa noche- Simón Pedro negó conocer al profeta de Galilea, tal como lo había señalado Jesús.

Sexto: En vista de que Judas Iscariote traicionara a su líder; los que participaban en la cena, preguntaron a Jesus. ¿Señor, quién es? El Señor Jesús respondió con una dramática acción: mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, y le incitó a ejecutar de inmediato, diciéndole: -“Lo que vas a hacer, hazlo pronto”.

Séptimo: Salió de la cena y fue a orar en el huerto de Getsemaní. Escogió a tres discípulos y les dijo: “Oren para que no caigan en tentación”. (San Lucas 22:41).

Octavo: Jesús es arrestado. y desbandados por sus discípulos. Él fue llevado preso como si fuera un bandido o violador de leyes.

Noveno: Esa misma noche fue entregado a los sumos sacerdotes, Anás y Caifás; los Sumos Sacerdotes y el Sanedrín (Asamblea General de los judíos); luego fue juzgado por el gobernador Romano, Poncio Pilatos, y condenado a morir en la cruz del Calvario.   

La Semana Santa, y en particular el Jueves Santo, es un tiempo muy apropiado para un examen comparativo, una introspección de conciencia, una oportunidad para el arrepentimiento, la confesión, la reconciliación plena con Dios, con el prójimo, y con uno mismo.