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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

El concepto de desecho sólido es el que se aplica a todo tipo de residuo o desecho que genera el ser humano a partir de su vida diaria y que tienen forma o estado sólido a diferencia de los desechos líquidos o gaseosos.

Los desechos sólidos son los que ocupan un mayor porcentaje en el total de desechos o residuos que el ser humano genera debido a que gran parte de lo que se consume o se utiliza en la vida cotidiana deja desechos de este tipo. Además, los desechos sólidos son también los que ocupan mayor espacio al no asimilarse al resto de la naturaleza y al permanecer muchos de ellos por años e incluso siglos en el terreno, debido a que no se descomponen ni adhieren a la naturaleza por su origen no biológico.

Cada año se generan en el mundo 2.010 millones de toneladas de desechos sólidos municipales (DSM), cantidad que podría caber en 822.000 piscinas olímpicas.

Según datos del Banco Mundial (BM), en la región de América Latina y el Caribe se producen 430,000 toneladas de basura cada día que terminan en los vertederos sin la oportunidad de entrar a la cadena de reciclaje. Los países latinoamericanos que más desechos producen son México con 1.16 kg al día, Chile (1.15 kg), Argentina (1.14 kg), República Dominicana (1.08 kg) y Brasil con 1.94 kg, constituyendo un problema medioambiental en las poblaciones aledañas a los depósitos de estos residuos.

Dentro de los materiales más desechados en estos países, se encuentran los de origen inorgánicos, es decir, aquellos cuyo origen es artificial o creado y que, posteriormente a ser desechados, no son asimilados por la naturaleza, por lo cual, pueden pasar miles de millones de años para que los mismos se desintegren. 

Este tipo de materiales incluye el papel, metal, vidrio, cartón, plástico, cuero, hule, fibras, cerámicas, ropas, textiles y otros. 

Es por ello, que resulta fundamental contar con una política pública que otorgue a toda la población facilidades para clasificar los desechos desde sus hogares, destinar centros de acopio municipales y otorgar incentivos por el material recuperado, contribuyendo a despertar la conciencia ambiental y el interés y compromiso hacia la causa. 

Con esta estrategia se favorece la preservación del medio ambiente, garantizando un mejor aprovechamiento de los desechos sólidos, constituyéndose en una nueva forma de generar ingresos y otorgando una oportunidad para que los mismos vuelvan a ingresar a la cadena de suministro, en una misma o nueva forma. 

Mientras tanto, es importante recordar que desde nuestros hogares podemos hacer mucho, bien sea reduciendo el consumo o adoptando nuestros propios planes de reciclado de desechos, informándonos sobre cómo hacerlo de forma correcta y depositarlos en centros de acopio que han sido instalados por varias instituciones alrededor de la ciudad. 

Es real que con el desarrollo también se vienen otros problemas y la disposición final de los desechos sólidos se constituye en una de las más importantes, que está afectando el medio ambiente y la salud común.