Refiriéndose a las “fricciones” recientes relacionadas con la construcción de un canal en el río Masacre, en la frontera con la República Dominicana, el primer ministro de Haití aseguró que su país “no está en guerra con nadie” ni tiene “ninguna intención de incomodar” a sus vecinos dominicanos con los que comparte la isla.
“El pueblo de Haití es un pueblo generoso y solidario que cree en el diálogo y la posibilidad de compartir de manera equitativa los recursos comunes en un respeto mutuo”, dijo Ariel, quien no obstante añadió: “Haití reafirma su derechos soberano a usar sus recursos hídricos binacionales tal y como lo hace la República Dominicana”.
El pasado 15 de septiembre, el gobierno de la República Dominicana decretó el cierre de su frontera terrestre, marítima y aérea con Haití debido a la disputa por el canal de riego.
El mundo en vísperas de 2030 va mal.
Poco antes, el primer ministro había hablado de la actual crisis de Haití, de la que dijo “es estructural y multidimensional” y “tiene un impacto en las instituciones y que impide el desarrollo y el progreso social y que alcanza una fase crítica con la degradación de la seguridad”.
A continuación describió en profundidad la violencia de las pandillas, de las que dijo ponen en peligro no solo al país sino a toda la región. Además, indicó que esa crisis se ve agravada por el cólera y el cambio climático que intensifica los huracanes que destruyen las infraestructuras.
"Por eso el Consejo de Seguridad tiene que actuar con urgencia y autorizar el despliegue de una fuerza multinacional", solicitó.
Con respecto a la situación mundial, dijo que “es difícil tener desarrollo sin la paz” y citó como ejemplo la multiplicación de numerosas crisis de seguridad, sanitarias y alimentarias.
“El mundo en vísperas de 2030 va mal”, concluyó.