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Columnista Invitado/a | Joaquín Robles Zabala/Profesor e intelectual colombiano

“Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienzan con un cambio del vocabulario en los medios de comunicación”: Ryszard Kapuscinski.

La irresponsabilidad de un periodista al informar sobre un hecho de carácter político o judicial puede ser el inicio del infierno para alguien. Mucho más cuando el medio para el que trabaja es un canal de televisión poderoso, propiedad de uno de los grupos económicos más rico e influyentes del país y uno de los dos más vendidos de la parrilla de televisión por cable. George Orwell, periodista y escritor británico, autor de la novela ‘1984‘, lo explicó así en un programa radial de la BBC de Londres hace 70 años: “La mayor parte de lo que actualmente es considerado “una noticia”, es poco más que un anuncio oficial de un producto, un servicio, o una creencia. Es decir, pura propaganda al servicio de algún interés. El auténtico periodismo consiste en develar la verdad. Y la verdad siempre molesta a alguien”.

El periodismo que ha venido haciendo RCN Televisión y NTN24 se acerca mucho más a esa parte de la sentencia que el británico señaló como “propaganda al servicio de algún interés”. El descache y parcialidad de estos dos canales, hijos de la misma matriz, no es nuevo. No olvidemos que en la última campaña al Congreso de la República, el Centro Democrático fue uno de los pocos partidos políticos que recibió el espaldarazo de sus directivos con un apoyo económico que los administradores de esa casa periodística nunca le explicaron a los colombianos las razones de su altruismo, quizá porque consideraron que no era necesario ante la libertad democrática de apoyar con su dinero al partido, o los partidos, con los que comparten afinidades ideológicas.

Lo ocurrido la semana pasada durante la emisión del programa ‘La Noche‘ por el canal NTN24 que dirige Claudia Gurisatti, y que buscaba indagar sobre las reacciones de la reunión que las esposas e hijos de los asesinados diputados del Valle sostuvieron con los jefes guerrilleros de las FARC en La Habana, fue apenas el último de un conjunto de reclamos que uno de los invitados por esa casa periodística puso de manifiesto por la parcialidad al informar sobre un hecho que podría afectar para siempre la vida de una persona y poner en peligro el futuro de este y el de su familia.

Pero el descache de estos poderosos canales, que suelen llevarse por delante la dignidad de la gente sin hacer las aclaraciones pertinentes -como lo expresó el exdiputado Sigifredo López-, no radica únicamente en inclinar la balanza de la información para el lado que mejor les convenga, sino también en ponerle ese tinte amarillista del que hizo referencia, pues, según lo manifestado por el exsecuestrado de las FARC, a lo largo de cinco semanas desarrollaron una serie de programas, con peritos de todo orden y especialistas en perfiles de asesinos, que demostraban la culpabilidad de López. “Ustedes me sentenciaron unos minutos después de abandonar la Fiscalía. Mi delito fue haber sobrevivo (…). Y por eso me pusieron preso y me mostraron ante el mundo como el peor delincuente de la historia de este país. No sé quién me ha causado más daño: si las FARC, la Fiscalía o RCN que transmitió durante 45 días un vídeo que me mostraba como un delincuente”, enfatizó en tono fuerte mientras el conductor del programa, Jeison Calderón, intentaba bajarle la presión a las denuncias.

Pero ese sesgo disfrazado de imparcialidad fue el punto álgido de unas declaraciones de la senadora Claudia López un mes antes, cuando RCN Televisión la invitó para que participara en vivo de la cobertura que el noticiero hacía de la firma de los diálogos de paz que estaban llevándose a cabo en La Habana. El objetivo de aquella invitación, como lo manifestaron luego los voceros del canal, era realizar un análisis de las implicaciones sobre el cese al fuego bilateral entre gobierno y FARC, los espacios de concentración de los frente de esa guerrilla y el mecanismo de refrendación.

Ese “equilibrio” parecía garantizado por la presencia en el set de noticias de la otra invitada, la política conservadora Marta Lucía Ramírez, quien, como lo sabe el país, hace parte del grupo de colombianos que no ve con buenos ojos esos diálogos que buscan acabar con la guerra entre el grupo subversivo y el Estado. Por el contrario, en la transmisión de la noticia más importante del año, pues se trataba de la firma de unos acuerdos históricos que pondrían fin a un largo y sangriento conflicto armado, la senadora estalló ante el sesgo del noticiero al presentar el hecho.

“Quiero empezar por agradecerles la invitación, pero lamentar el sesgo […] Es un falta de respeto que nos tengan aquí una hora y media para que igual RCN Noticias se dedique a la propaganda contra los acuerdo de paz. Ustedes están en todo su derecho, pero yo no vine aquí a adornar con apariencia de imparcialidad semejantes sesgo (…). Estos son unos acuerdos históricos, pese a la trivialización que ustedes han tratado de darle. Nunca antes, en procesos anteriores, se habían llegado unos acuerdos con semejantes nivel de detalles en el desarme, la verificación y reparación a las víctimas como hoy se han anunciado. (…) Eso es lo que verdaderamente deberíamos estar analizando”.

Al inclinar la balanza, no hay duda de que el noticiero deja por fuera todos aquellos principios básicos que figuran en los manuales de periodismo, que sostienen la credibilidad de la información y permiten que los lectores o televidentes puedan sacar sus propias conclusiones sin que estas sean permeadas por el medio que difunde la información. Si es cierto, como lo afirmaron Kapuscinski, Talese y Orwell, entre otros profesionales del oficio, de que el periodista no siempre puede garantizar la verdad, es la obligación ética del medio para el que labora informar los sucesos con la más cercana exactitud de cómo transcurrieron. Pagar por un video, o una entrevista, como lo expresó Sigifredo López en su intervención en el programa ‘La noche‘, le quita fuerza a esa verdad y pone al medio de comunicación en la lista de simples empresas mercantilistas que harán cualquier cosa por alcanzar el rating deseado.

“El deber de un periodista es informar (…) de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios (de comunicación)”, expresó Kapuscinski en 2007 para El País de España, pero algunos medios y periodistas suelen olvidarlo, por lo que se hace necesario repetirlo una y otra vez.

Estas máximas deberían estar pegadas con bóxer en las paredes de las salas de redacción de los noticieros si el objetivo de los dueños de estos canales es convertirlos en medios serios que informen sin tergiversar los hechos o ponerle ese tinte maquiavélico a la información política o judicial que en nada contribuye a la paz del país y a la convivencia entre los colombianos.

* Docente universitario - Twitter: @joaquinroblesza/Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Fuente Revista Semana http://www.semana.com/opinion/articulo/joaquin-robles-zabala-la-verguenza-de-rcn-noticias-y-ntn-24/494343#  con la auorización del autor