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Columnista Invitado/a | Doctor José Serulle Ramia/economista y diplomático

            Toda epidemia debe ser enfrentada con todas las fuerzas de los organismos de salud de un Estado, como es necesario también que los órganos públicos sensibilicen a la población y la hagan agentes activos en procura de que se sepa las causas, si se conocen, y las formas cómo se propaga, cómo prevenirla y, por tanto, cómo detenerla.

            La humanidad ha estado enfrentada en su historia a terribles catástrofes, siendo las sanitarias las que más bajas han producido.

            Con  el avance de las ciencias de la salud es mucho lo que se ha avanzado, pero debido a los cambios que experimenta el mundo  en su ecología, vemos surgir enfermedades que pasan de un territorio a otro y adquieren un carácter global con facilidad, dada la interconexión que hoy prevalece.

            En ese sentido, es muy importante la coordinación de esfuerzos entre los Estados y los organismos mundiales de salud, y entre estos, el cuerpo médico y  personal de socorro de cada zona en cada país. Una dirección unificada, clara y contundente para evitar confusión y prácticas indebidas.

            Las campañas de información deben de estar dirigidas a mantener una información transparente y permanente sobre el curso de la epidemia, sin exageración, pero tampoco sin esconder el curso de los acontecimientos. Esto con miras a evitar todo tipo de falsa información que pueda traer consigo pánico y, por tanto, más pérdidas de vida que las causadas por la propia epidemia.

            Creemos que en este contexto, es bueno que los países del Caribe se mantengan comunicados entre ellos sobre la evolución de la epidemia y puedan tomar medidas concretas, de forma conjunta, a fin de combatir con eficacia todo riesgo que la misma supone.

            Los seres humanos somos criaturas muy vulnerables, pertenecientes a una naturaleza que debemos proteger en su biodiversidad, garantía de la salud humana.

            La vida humana es algo muy precioso, por lo que no se puede escatimar esfuerzos y recursos para protegerla y mantenerla sana. Es, pues, un deber de todas las personas mancomunar voluntades y actuar con responsabilidad social ante cualquier tipo de enfermedad que ponga en peligro la vida individual y en comunidad.

            Hoy, más que nunca, cuando los ecosistemas de nuestro planeta son afectados tan seriamente y cuando las expresiones culturales se ven golpeadas por múltiples formas de inconsecuencia en la gobernanza y conducción del mundo, se impone ampliar los niveles de cooperación, de solidaridad y de fraternidad entre los Estados, naciones y pueblos.

 

Dr. JOSÉ A. SERULLE RAMIA

Embajador de la República Dominicana en Trinidad y Tobago

Representante Permanente ante la Asociación de Estados del Caribe

Decano del Cuerpo Diplomático