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Noticias | Por Redacción Espacinsular

 La juventud en Haití es una fórmula extrema de lo que está pasando en el resto de América Latina.  Virginia Gamba , representante especial para niños y conflictos armados

El pasado nos divide, pero el futuro común nos une, por eso, la sociedad haitiana puede salir adelante si se une en torno a un objetivo que beneficie a todos sus integrantes, asegura experta de la ONU para niños y conflictos armados.  “Lo que le falta a Haití es la oferta de un futuro común”, afirma la representante especial del Secretario General para niños y conflictos armados, Virgina Gamba, en una entrevista con Noticias ONU en la que aborda la gravedad de la actual situación de violencia, inseguridad y caos en el país caribeño.

Gamba también advierte que la desigualdad y la pobreza haitianas son una expresión extrema de una realidad común en América Latina y aboga por priorizar la educación y la protección de los niños y los jóvenes de toda la región para poner fin a la violencia que sufren la niñez y la adolescencia en el mundo de hoy.

“Los niños haitianos nunca han vivido una experiencia de paz”, subraya Virginia Gamba.

Haití es el epítome de lo que puede suceder debido a la pobreza y desigualdad extremas

Noticias ONU: Desde su perspectiva como representante de los niños y los conflictos armados, ¿cómo describiría la situación que está viviendo la juventud en Haití?

Virginia Gamba: Pienso que la juventud en Haití es una fórmula extrema de lo que está pasando en el resto de América Latina. Estamos viendo en América Latina un problema muy grave de desigualdad, de pobreza, no priorizar la educación y la protección de la niñez y la juventud. Y, si bien casi todos los gobiernos latinoamericanos están tratando desesperadamente de mejorar estas condiciones, nuestras poblaciones son fundamentalmente jóvenes y muchas de ellas no pueden competir en una situación de violencia y desigualdad tan grande como la que vivimos hoy.

Estamos viendo más y más grupos armados, más y más traficantes de drogas, más y más traficantes de personas -más que nada de niños-, a través de las fronteras.

El epítome de lo que puede llegar a suceder está pasando en Haití, entonces, Haití es la demostración peor de la violencia que sufre la niñez y la adolescencia en el mundo de hoy. 

 

Los niños haitianos no conocen la paz

Los niños haitianos jamás han tenido una experiencia de paz. No han tenido una experiencia de seguridad, sus padres han pasado repetidas veces por operaciones de paz, desastres naturales, desastres de salud, cinco veces operaciones internacionales, tratando de estabilizar la violencia política y social en el país. 

Creo que en este momento la mejor manera de describir a la juventud de Haití es como una juventud que ni siquiera sabe lo que es tener esperanza. Esto asusta verdaderamente porque a veces la esperanza es lo que permite pensar que hay algo diferente fuera de esta situación de violencia. 

No puedo comenzar a describir la violencia que se vive. El problema es que quizá haya una cosa que es el síntoma de la gente que está en un campo de concentración, que se acostumbra hasta a las peores situaciones, donde el único objetivo es sobrevivir. No importa que en este momento la gente en Haití esté sobreviviendo, no está viviendo, y la juventud está aprendiendo a sobrevivir, no a vivir. 

Grupos armados

Los grupos armados están compuestos en su mayoría por menores de edad o personas que eran menores de edad en el momento que fueron reclutados por la fuerza -que yo sepa, no hay nadie que voluntariamente haya entrado en un grupo armado en Haití-, no tenían opciones o sufrían amenazas directas a las familias.

Quizás aún más trágico es lo que le está pasando a las niñas, porque no solamente son reclutadas, sino que son sistemáticamente violadas, es casi una situación bestial o animal, y las niñas están aprendiendo que lo único que pueden hacer en la vida es ser víctimas o convertirse en victimarias. Esto es algo que va a demorar años en cambiar.

La esperanza es la educación 

No hay escuelas abiertas, así que si la esperanza es la educación, no hay educación en Haití en este momento. Los grupos armados saben muy bien que tienen que parar la educación porque una población de niños educados tiene opciones.

Quizás lo último que voy a decir, no quiero asustar más a la gente es que se habla mucho de situaciones donde no hay comida, no hay asistencia humanitaria, donde se mantiene forzadamente a una cantidad de gente impidiéndole el acceso a asistencia humanitaria. El caso de Haití es, a mi juicio uno de los peores, porque es una isla. Esa república es un pedazo de una isla, con lo cual está bordeada de agua y, por un lado tiene directamente un muro de contención donde nadie pasa y nadie puede pasar, así que no hay oportunidad de fluir. 

En una isla pequeña bordeada por el mar con un muro en una punta, los únicos accesos son terrestres -que no los hay-, por mar o por avión, y tanto el aeropuerto como los puertos están tomados por los grupos armados, así que es una zona que no permite ni el ingreso ni el egreso de nada. 

Yo creo que el hambre que está sufriendo Haití no la podemos ni siquiera pensar porque hay muy poca información saliendo de Haití. Hay, obviamente, pocos periodistas que estén pasando información; más que nada son trabajadores humanitarios los que están ahí, los que pueden decirnos lo que está pasando, pero a mí juicio es mucho peor de lo que la gente piensa.

 

Las bandas criminales tendrán que buscar algún tipo de orden

Noticias ONU: ¿Dada esta situación, cómo ve usted la posibilidad de salir adelante?

Virginia Gamba: Creo que la dinámica para salir de la situación la da el conflicto en sí. Hay una cosa que es real cuando hay muchos grupos armados bien equipados y obviamente bien comidos porque ellos sí tienen acceso al aeropuerto y al puerto: estos grupos no pueden sostener por mucho tiempo una situación de extrema violencia, confrontación y aislamiento porque empiezan a comerse a sí mismos, así que hay fatiga.

Los grupos armados, y más que nada la bandas criminales, que son bandas criminales con objetivos económicos y de control de territorios por motivos económicos, se van a quedar sin territorio, con lo cual llegará el momento en que tengan que buscar una solución, algún tipo de orden en ese espacio de violencia por poder y por territorio, y creo que estamos muy cerca de ese momento en Haití.

Así que los mismos grupos armados, lo hemos visto en los últimos dos meses, están empezando a hablar de algún tipo de compromiso político y están tratando de poner sus condiciones. Obvio que las condiciones los van a beneficiar, entonces es un espacio de negociación y ahí es donde lo importante es que haya una comunidad internacional unida detrás de un solo mensaje, que no haya muchos mensajes diferentes que lleguen a estos grupos armados. 

La única manera es aprovechar la necesidad de crear algún tipo de orden, que ya está empezando a surgir.

La comunidad regional, más que nada la Comunidad del Caribe (CARICOM), apoyada por las Américas tendría que ofrecer sus buenos oficios tanto económicamente como técnicamente, y en esos buenos oficios empezar a educar, proveer asistencia técnica y proveer donde haga falta. Y hace falta un tercer sector de apoyo a la población en cuanto a ley y orden.

Que las Naciones Unidas no se olviden de Haití

Creo que hay posibilidad en Haití. Lo que ansío y espero de los Estados miembros de Naciones Unidas es que no se olviden de Haití, que piensen que va a necesitar muchísimos recursos económicos para salir adelante y no por poco tiempo, sino por mucho tiempo. Entonces, la comunidad de donantes tiene que empezar a actuar porque si no, esas muertes van a caer sobre sus hombros, porque tiene la posibilidad de actuar y no lo hace.

Por otra parte, política y técnicamente hay mucho profesionalismo en la región y creo que los países de la región podrían armar un plan regional de paz y estabilidad para Haití y de apoyo a la población de Haití; eso tendría que ser parte fundamental de su propio pacto de futuro, porque nos olvidamos de que el pacto de futuro global que se negocia en Naciones Unidas en verdad no es más ni menos que la suma de pactos de futuros regionales.

¿Cuál es el futuro de Haití dentro de su región? Tiene que ser claramente visto y reconocido por su región, apoyado; y los donantes tienen que estar ahí para apoyar a la región, apoyar el establecimiento de la paz, estabilidad y seguridad en Haití, y que se le dé una oportunidad a la población de tener una opción que no sea la violencia o el crimen.

 
Una estructura de parque infantil se convierte en refugio para la población de la zona de Tabarre, en Puerto Príncipe (Haití).

La reconciliación es posible

Noticias ONU: ¿Le parece que va a ser posible una reconciliación de una población que ha vivido tanta violencia a manos de estos miembros de las pandillas que son tan jóvenes?

Virginia Gamba: Sí, creo que sí. Primero, porque nadie es una isla en sí mismo. Cada uno de estos jóvenes tiene familia y cada familia de Haití a través de las últimas cinco décadas ha sufrido violencia o perpetrado violencia. Creo que la sociedad de Haití está lista para reinventarse si hay un objetivo común porque el pasado siempre nos divide, pero el futuro común nos une y lo que le falta a Haití es la oferta de un futuro común. Creo que eso va a valer más que todo lo demás.