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Cultura y sociedad |

Quienes ejercen el periodismo en Haití reciben salarios muy bajos, por lo que muchos abandonan la profesión en procura de mejores ingresos. La información la ofreció la periodista Colette Lespinasse, quien tiene una larga trayectoria en los medios de comunicación de su país.

 “En Haití hay buenos periodistas que cuando empiezan a tener cierta experiencia se mudan a otra cosa para buscar un salario mejor, porque la profesión no paga. Entonces es muy difícil para los periodistas vivir de la profesión. Los periodistas son pobres en Haití”, aseguró.

Al referirse a otros rasgos distintivos del ejercicio, dijo que hay más periodistas que se han formado en una Escuela de Comunicación o de Periodismo, que se habla creole en los medios de comunicación, contrario a lo que ocurría durante la dictadura de los Duvalier, y que en las salas de redacción hay una mayor presencia de mujeres.

“Ésta es una profesión dominada por los hombres. Sin embargo, cada día hay más mujeres en ciertas posiciones donde antes no estuvieron. Por ejemplo, tenemos ahora algunas mujeres que están haciendo comentarios de deportes, que presentan noticias sobre deportes, y antes no las teníamos. Algunas también hacen programas de opinión política, de comentarios. Aunque todavía ese tipo de programas está dominado por hombres se ven algunas mujeres”, puntualizó. Dijo que para mejorar el ejercicio, algunas asociaciones de periodistas han propuesto preparar un Código de Ética. 

Lespinasse fue entrevistada en Puerto Príncipe, Haití, para Radio Cimarrona www.radiocimarrona.com, como parte de la serie Lecciones de buen periodismo en la isla, una producción del Espacio de Comunicación Insular (Espacinsular), con el apoyo de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC).

Nacida entre cafetales

Colette Lespinasse es oriunda de Fondo Negro, un poblado caracterizado por el cultivo de café. Allí nació el 14 de febrero de 1961, bajo la dictadura de Francois Duvalier. Recuerda que entonces las torturas eran cotidianas: “Era martes, el mercado en Fondo Negro se da el martes. Yo estaba con mi papá y pasamos por un puesto de policía rural y estaban torturando a un señor, parece que había robado algo en el mercado y los militares tenían una forma de tortura que ponían a la persona en una goma y le daban golpes fuertes. Vi eso cuando era niña y todavía lo recuerdo muy bien. Realmente me impactó y cuando entré en la vida adulta pensé que era importante para mí luchar contra toda forma de represión y de tortura y por el respeto de los derechos humanos”.

Sus primeros estudios fueron en una escuela de monjas llamada San José, que quedaba retirada de la casa, por lo que cada mañana, junto a sus hermanas, debía caminar una gran distancia. Tenía nueve años cuando sus padres decidieron emigrar a Puerto Príncipe.

Periodismo al servicio de la gente

En 1982, tras haber estudiado un secretariado, entró a trabajar en Radio Soleil como recepcionista. Por la cantidad de personas que acudía a la estación a exponer sus necesidades y problemas el personal de la redacción no daba abasto, por lo que ella debía hacer entrevistas y pasarlas a la Sala de redacción. Así empezó su incursión en el periodismo. 

Luego se involucró en la producción de radio a través del programa Honor y Respeto, de gran audiencia en todo Haití. “Los campesinos querían mucho ese programa porque tratábamos de darles la palabra”, comentó.

El año 1986 marcó el final de una dictadura que duró 30 años, de 1957 a 1986. Lespinasse resalta que uno de los logros más significativos fue la liberación de la palabra: “Después de la dictadura, la palabra estuvo liberada,… la libertad de expresión y de opinión es de lo que hemos ganado después de la dictadura. Todos los que han venido después han intentado controlarla, pero aún hay mucha resistencia de parte de los periodistas, pero también de parte de la población, porque saben cómo es importante la libertad de expresión, la libertad de palabra, que cuando eso se cierra se cierran muchos derechos”.

Por el papel que jugó Radio Soleil en el derrocamiento de la dictadura de Jean Claude, hijo de Francois Duvalier, la gente cambió el nombre del barrio donde estaba la emisora, llamado Cité Simone, nombre de la esposa de Francois. “La gente dijo: vamos a llamar ahora a nuestro barrio Cite Soleil”. Lespinasse permaneció en la radio hasta 1989.

Visibilizando a las mujeres

En 1994 entró a trabajar en Radio Kiskeya, fundada ese mismo año, como responsable del programa Mujeres Activas: “Después de la caída de la dictadura de Duvalier, uno de los protagonistas que entraron en el escenario fueron las mujeres, que antes no tenían voz. Muchas organizaciones de mujeres nacieron en ese contexto y yo quería dar a ellas la oportunidad de poder decir lo que estaban haciendo, sus sueños, sus problemas, dar la palabra a esa categoría de gente en el país que nunca había tenido voz. Esa preocupación ha sido una guía para mí en mi trabajo de periodismo”. El programa estuvo en el aire hasta 2013. 

Por su labor a favor de las mujeres, en 2014 recibió el reconocimiento Mujer Coraje, que le otorgó el gobierno de Estados Unidos. 

Apoyo a refugiados y repatriados

La periodista Lespinasse es de las fundadoras del Grupo de Apoyo a Refugiados y Repatriadas (GARR), creado en 1990 para dar asistencia a personas que eran repatriadas desde República Dominicana. Fue su coordinadora hasta 2013. Considera que los aportes más importantes de esa organización han sido dar a conocer la situación de las personas de ascendencia haitiana en República Dominicana y reclamar al gobierno haitiano que tome su responsabilidad en lo que tiene que ver con sus migrantes en República Dominicana”.

Sobre la Sentencia 168-13 emitida por el Tribunal Constitucional Dominicano, mediante la cual se desnacionalizó a descendientes de haitianas y haitianos nacidos en República Dominicana, opinó que con ella se oficializó una serie de abusos y de violaciones a los derechos humanos. 

En cuanto a la Ley 169-14, dictada para darle solución a la situación derivada de la referida sentencia, consideró no ha resuelto la situación generada ya que mucha gente que tenía sus documentos de identidad no los han podido recuperar a pesar de que esa Ley instruye resarcir la vulneración de ese derecho.

El Deber de la Memoria

Tras un cuarto de siglo viviendo en Francia, a donde huyó tras su derrocamiento, Duvalier regresó a Puerto Príncipe en 2011 con el propósito de vincularse a la política. Entonces, mucha gente reclamó que fuera juzgado por los crímenes que había cometido.   

Tres años más tarde, en 2014, se produjo su muerte sin que fuera llevado a los tribunales: “Me hubiese gustado que los jóvenes pudieran oír lo que pasó. Desgraciadamente eso no va a ocurrir porque él murió, aunque las víctimas están pidiendo que se haga el juicio, porque no era solamente una persona, sino un régimen. Pero el contexto político ahora no permite eso”. Dijo que en Haití existe un movimiento, llamado el Deber de la Memoria, que tiene como objetivo escribir lo que ocurrió durante la dictadura de los Duvalier.