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Cultura y sociedad |

 El pasado día 25 de enero la Procuraduría de Justicia de Veracruz (México) confirmaba la muerte del periodista José Moisés Sánchez Cerezo, desaparecido el 2 de enero de este mismo año.

 Según las investigaciones oficiales, todo apunta a que, de nuevo, fue un acuerdo entre las mafias locales y los dirigentes políticos de la región lo que logró apagar definitivamente la voz del reportero del semanario la Unión. Con la suya, ya son 82 las muertes de informadores acumuladas desde el año 2000 en este país, considerado uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.

«Ser periodista en México es un oficio peligroso. Solo desde 2012, desde que empezamos a recopilar datos, ya hemos registrado 219 agresiones a periodistas, 14 asesinatos y tres comunicadores desaparecidos», dice un portavoz de la nueva plataforma digital Periodistas en Riesgo, inaugurada el pasado viernes. «Opinamos que un mapa que reporte todos estos casos puede ser una herramienta útil para conocer las tendencias de este ataque sistémico y sistemático; quizás así podamos mejorar nuestras condiciones de seguridad».

La idea, un trabajo conjunto de Freedom House y el Centro Internacional para Periodistas, «forma parte del proyecto Mi México Transparente, que une a periodistas y ciudadanos para registrar incidentes de criminalidad y corrupción», explica Mariclaire Acosta, la directora en México de Freedom House. «El objetivo de este mapa es mejorar la situación de inseguridad que viven los periodistas, blogueros, reporteros ciudadanos y usuarios de las redes sociales que usan herramientas digitales y móviles para reportar crímenes, corrupción y abusos contra los derechos humanos», añade.

«57 incidencias violentas con informadores involucrados en Ciudad de México, 17 en Oaxaca, 13 en Puebla, 8 en Ciudad Juárez…», va marcando hasta el momento este plano del horror. Explica Acosta que el mapa de Periodistas en Riesgo diferencia las agresiones en función de si son «físicas, psicológicas, digitales», y también las categoriza en función de «la zona del país donde se cometen». «Una de las ventajas del sistema es que las denuncias pueden hacerse de forma anónima, atenuando así el temor a eventuales represalias, pero son corroboradas por un editor antes de publicarse en la web», aplaca temores razonables de los usuarios.

El sistema, que según informa la plataforma ya se utilizó durante las violentas elecciones de Kenia en 2007, «es útil ya que ha demostrado en otros casos que logra cambios en el sector periodístico, que con fórmulas como esta se empieza a tomar medidas prácticas para mejorar su situación». Además de la tecnología de mapeo, la plataforma también ofrece utilidades como asesoramiento legal o manuales de seguridad que van desde el conocimiento sobre la protección de identidades, la manera de entrar en contacto con las fuentes o el modo de reaccionar en caso de verse envuelto en una situación de riesgo real.

«No solamente se trata de mejorar las condiciones de seguridad para el trabajo periodístico, sino también de impulsar a los ciudadanos que usan las redes para reportar crímenes, corrupción o abusos contra los derechos humanos». La esperanza de los ideólogos es que Sánchez Cerezo sea la última marca que haya que sumar a su mapa de héroes de la libertad de expresión.