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Cultura y sociedad | José Luis Soto

Muchas personas dudan acerca de los montajes clásicos que vuelven a escena y su novedad. Confunden propuestas totalmente frescas con reposiciones, solo por llevar como nombre el de una obra clásica o famosa. ¿Qué marca la diferencia?

Cuando un director recibe un texto, tiene la libertad de plantearlo de infinitas maneras. En el caso de la nueva propuesta de la directora Indiana Brito para “La casa de Bernarda Alba”, el clásico de Lorca, ésta ha decidido romper con el género,  haciendo que hombres, sin travestirse, interpreten a “mujeres”, ya que la esencia de estas mujeres en el sentido de la obra, y según su visión,  son en realidad sentimientos sociales, de hecho actuales, aun fueran dedicados en su momento a la España Profunda.

La elección del elenco es otro brío que distingue la nueva propuesta, ya que cambia totalmente la fuerza interpretativa del montaje. Incluso personajes pueden tener un protagonismo diferente dependiendo de la puesta. Lo vimos el año pasado en “Yago”, de la Compañía, donde la obra giró a partir de este personaje de “Otelo” del afamado autor William Shakespeare, montada infinitas veces, pero ésta era totalmente nueva, gracias al concepto actualizado de su director.

El texto también se transforma. Esto no quiere decir que se cuente otra historia, sino que la historia puede ser contada de un millón de formas. Una obra que originalmente dura dos horas en escena, puede ser planteada en corto, o extenderse, si así su director lo desea, con el fin de marcar su propio ritmo. La escenografía, la música, las luces, la cadencia de los movimientos del actor, las acciones, todos esos elementos cambian según la puesta, y puede sorprendernos e incluso podemos sentir por momentos (si hemos visto otra versión) que vemos otra historia.

He escuchado a productores con el dilema de si cambiar el  nombre a obras donde éste es imprescindible, solo por el miedo de que se asuma que es el mismo montaje. Algo que me parece increíble, pues con sólo ver un equipo nuevo en su totalidad, debería ser lógico que hablamos de algo distinto. Pero es algo que suele pasar, y con lo que yo en lo personal me he encontrado, en diversos momentos, haciéndose incluso hasta difícil extender una explicación como la que detallo en estas líneas.

 Pero lo más importante para sentir la novedad y la visión naciente de un replanteamiento escénico, es ver el montaje. No existe nada más personal, ni único,  que la propia experiencia, que la emoción que tal vez por primera vez sientas, aun cuando conozcas la obra. Es arriesgado transformar un clásico. Requiere coraje tomar un texto respetado y tradicional, y hacerlo nuevo.  

Les invito a ver a partir de este viernes 22 en la Sala Ravelo, la nueva puesta de “La casa de Bernarda Alba”, bajo la visión de su directora, Indiana Brito, y la producción de Patricio León. Con las actuaciones de: María Castillo, Miguel Lendor Papachín, Alejandro Durán, Camilo Landestoy, Mario Núñez, Pavel Marcano, Patricio León, Vicente Santos y Wilson Ureña. 

Colaboración 

Por Patz Guerrero.