La extensión del agujero de ozono sobre la Antártida en 2015 es una de las más grandes jamás observada, según el último número del Boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Importante agujero de ozono sobre la Antártida que preocupada a los estudiosos.
Ello se debe a las condiciones meteorológicas (estratosféricas) más frías de lo normal en las latitudes altas. La OMM destacó que las temperaturas en la estratosfera antártica varían de un año para otro, con lo cual algunos años el agujero de ozono es relativamente pequeño, y otros, relativamente grande. Sin embargo, en general, ello no hace que retroceda la recuperación prevista a largo plazo en los próximos decenios.
El 2 de octubre el agujero de ozono alcanzó su máximo tamaño anual al registrar una extensión de 28,2 millones de km2. Esta es la mayor extensión del agujero de ozono jamás registrada en esta fecha específica, de acuerdo con los registros de datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA). Desde el 2 de octubre la extensión del agujero de ozono calculada por la NASA ha sido mayor que la registrada en otros años en esas fechas. El promedio registrado para un período de 30 días consecutivos con la mayor extensión es de 26,9 millones de km2. Este es el mayor agujero de ozono jamás observado después de los agujeros de ozono sin precedentes registrados en 2000 y 2006.
"Este hecho demuestra que el problema del agujero de ozono sigue existiendo y debemos mantenernos alerta. Pero no hay ningún motivo para alarmarse innecesariamente”, afirmó Geir Braathen, funcionario científico principal de la División de investigación sobre el medio ambiente atmosférico del Departamento de investigación de la OMM.
La capa de ozono estratosférica, que se encuentra a 25 kilómetros de altitud aproximadamente, nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol. El agotamiento del ozono, que se produce todos los años durante la primavera del hemisferio sur, se debe a las temperaturas extremadamente frías de la estratosfera y a la presencia de gases en la atmósfera que destruyen el ozono, como el cloro y el bromo.
Protocolo de Montreal
“El Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, firmado en 1987, eliminó los productos químicos más peligrosos como los CFC o clorofluorocarbonos, que solían encontrarse en los equipos de refrigeración y materiales de aislamiento. Como resultado del amplio cumplimiento del Protocolo y del desarrollo industrial de sustitutos que no dañan el ozono para los productos químicos actualmente controlados, la acumulación total mundial de sustancias que agotan la capa de ozono se ha ralentizado y ha empezado a disminuir. Se prevé que la recuperación sustancial de la capa de ozono se produzca a mediados del siglo XXI, aunque en la Antártida será más tarde, probablemente alrededor de 2070.
“El Protocolo de Montreal está en vigor y funciona bien. Sin embargo, podremos seguir observando importantes agujeros de ozono sobre la Antártida hasta alrededor de 2025 debido a las condiciones meteorológicas de la estratosfera y al hecho de que las sustancias químicas que agotan la capa de ozono perduran en la atmósfera durante varias décadas después de haberse eliminado”, afirmó el señor Braathen.
Entre agosto y noviembre, la OMM publica el Boletín sobre la situación del ozono en la Antártida cada dos o tres semanas, aproximadamente. Los boletines se basan en los datos facilitados por los miembros de la red de Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM que tienen estaciones de vigilancia en el hemisferio sur.
Durante el invierno del hemisferio sur, la atmósfera sobre el continente antártico queda aislada de todo intercambio con el aire procedente de latitudes medias por los vientos denominados vórtice polar; es la zona en la que se produce el mayor grado de destrucción química del ozono. El vórtice polar se caracteriza por temperaturas muy bajas que provocan la presencia de las denominadas nubes estratosféricas polares (NEP).
Con la llegada de la primavera polar, en septiembre u octubre, la reaparición de la luz solar combinada con la presencia de nubes estratosféricas polares da lugar a la liberación de radicales de cloro muy reactivos al ozono, que lo destruyen.
Vórtice polar
Este año, el agotamiento de la capa de ozono comenzó relativamente tarde porque el vórtice polar permaneció durante la noche polar en julio y la mayor parte de agosto. A finales de agosto, cuando volvió a salir el sol en la región polar, dicho agotamiento cobró velocidad con rapidez. La estabilidad del vórtice provocó bajas temperaturas en la estratosfera y una zona de nubes estratosféricas polares con un nivel de ácido nítrico superior a la media durante agosto y septiembre.
La extensión máxima del agujero de la capa de ozono alcanzada en 2015 es muy parecida a la de 2008. La diferencia es que, en 2015, el vórtice ha permanecido a bajas temperaturas y estable, y se ha registrado un transporte muy limitado de aire rico en ozono desde latitudes medias.
En algunas de las estaciones recientes en las que se producía el agujero en la capa de ozono se observó un transporte importante de ozono por encima del rango de altitud de dicho agujero (de 12 a 21 km, aproximadamente) lo que, en los últimos años, ha hecho que la columna de ozono total alcance con frecuencia valores superiores a 220 unidades Dobson (el umbral para declarar que existe un agujero en la capa de ozono) pese a que en la región entre los 12 y los 21 km los niveles han sido muy bajos. En 2015 aún no se ha registrado esa entrada de aire rico en ozono por encima del rango de altura donde se observa el agotamiento. La estabilidad del vórtice ocasiona la persistencia de los bajos niveles de ozono y ello en una época del año en que el ozono total suele aumentar y en que la extensión del agujero suele reducirse.
El Boletín sobre la situación del ozono ofrece datos de las siguientes estaciones de Vigilancia de la Atmósfera Global: Arrival Heights, Belgrano, Davis, Dôme Concordia, Dumont d’Urville, Halley, isla MacQuarie, Kerguelen, Marambio, Mirny, Neumayer, Novolazarevskaya, Polo Sur, Río Gallegos, Rothera, San Martín, Syowa, Ushuaia, Vernadsky, Vostok y Zhong Shan.
La OMM y la comunidad científica utilizarán las observaciones del ozono realizadas en tierra, mediante globos y desde satélites junto con los datos meteorológicos para vigilar estrechamente la situación durante el resto de la estación.
Fuente: OMM