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Migración | Fuente Externa

En el mes de febrero de 2021, el Instituto Nacional de Migración de la República Dominicana incorporó a su programa de publicaciones la segunda edición de La otra inmigración.

Estudio sobre las corrientes de inmigración de procedencia extrainsular y la integración social y económica de los inmigrantes de las principales comunidades etnonacionales.

Este estudio fue publicado originalmente en 2008 por el Instituto de Estudios de Población y Desarrollo (IEPD) con auspicios de la Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia (Profamilia) y el Fondo para Investigación Económica y Social (FIES). La obra es autoría de una tríada de reputados estudiosos dominicanos de las ciencias sociales: el demógrafo Francisco Cáceres Ureña, el fenecido sociólogo Frank Báez Evertsz y el psicólogo César Andrés Caamaño.

Los autores de La otra inmigración dejan aparte el tradicional foco haitiano en el estudio de la inmigración hacia la República Dominicana para centrarse en la inmigración extrainsular, es decir, inmigrantes provenientes de lugares distintos a la isla Española. En función del peso cuantitativo y diversidad regional, se seleccionaron para ser estudiados inmigrantes de diez países: Alemania, Colombia, Cuba, China, España, Italia, Estados Unidos, Francia, Puerto Rico y Venezuela. Sobre esta población se indagó acerca de la evolución, dinámica y tendencia de los flujos, los perfiles sociales de sus miembros y los procesos y condiciones de integración social y económica. Junto con lo anterior, fue uno de los objetivos del estudio aportar algunas recomendaciones para contribuir con la elaboración de política públicas en materia migratoria.

La metodología utilizada fue mixta e integró elementos cuantitativos y cualitativos. Por un lado, se examinaron estudios previos sobre la temática inmigratoria junto con registros de la Dirección General de Migración, el Ministerio de Relaciones Exteriores, embajadas y consulados extranjeros acreditados en la República Dominicana, así como estadísticas estatales de los censos nacionales de 1981 y 2002 y las encuestas ENDESA 1991, 1996 y ENHOGAR 2006. Por otro lado, se desarrolló un trabajo de campo que incluyó entrevistas abiertas semidirigidas a informantes clave y una encuesta aplicada a trescientos inmigrantes de los diez grupos de interés (treinta por cada uno).

Los hallazgos proporcionados por esta investigación confirman que los países de origen de los inmigrantes extrainsulares se han diversificado en las últimas décadas, pues se registraron personas de más de cien nacionalidades que residen en el país. Por razones metodológicas, no se pudo determinar el número exacto de los inmigrantes de las nacionalidades estudiadas, pero se concluyó que estos concentran la mayor parte de los migrantes extrainsulares. Estos grupos tienen patrones de flujos muy disímiles, que van desde migrantes ya asentados y arraigados en el país desde antes de la década de 1980 hasta grupos de llegada más reciente o colectivos tendentes a la disminución y otros al aumento.

Se observó que estos migrantes son predominantemente urbanos y se concentran en Santo Domingo y la región del Cibao. Son más cuantiosos los de género masculino, una característica usual de la inmigración hacia la República Dominicana. Esta población, en promedio, es más vieja que la autóctona y una proporción más elevada que la nacional está en una relación de pareja. Tienen también un mayor nivel de escolaridad que los nativos y son los estadounidenses, cubanos y colombianos los que muestran el mayor porcentaje con estudios universitarios. Esto se relaciona con la relativamente alta cantidad de personas de estos grupos empleada den la categoría directiva o gerencial y como empleadores. En términos ocupacionales se perfila a los migrantes de estas diez comunidades como profesionales y técnicos y personal de empresas transnacionales, aunque existe también un importante número de jubilados y retirados. En este sentido, ostentan una posición equivalente a los sectores medios y medios-altos de la sociedad dominicana. 

Un patrón característico observado en la investigación fue la radicación de estas personas en el país a partir de visitas turísticas, lo que plantea un vínculo entre turismo e inmigración, sobre todo para los nacionales de los países europeos estudiados. En el caso de los migrantes de Sudamérica y el Caribe se mostró un fuerte acento en las relaciones familiares y un sólido nexo con sus países de origen, lo cual teje relaciones sociales transnacionales.

Los migrantes de estos diez países declararon haber logrado integrarse social y económicamente a la sociedad dominicana sin mayores obstáculos. Expresaron sentirse aceptados y recibir un trato meramente positivo en sus entornos vecinales y laborales. Entienden que reciben valoraciones y actitudes favorables por parte de los dominicanos. Además, se señala en el estudio contribuciones económicas y culturales que han realizado los migrantes de estas comunidades, lo cual le ha merecido el reconocimiento por parte del colectivo nacional. En contraste, expresaron críticas respecto a algunos aspectos de la sociedad dominicana, como el funcionamiento de los servicios básicos, transporte, seguridad social y justicia.

Varias recomendaciones fueron ofrecidas por los autores. Se hizo hincapié en la creación del Reglamento de Aplicación de la Ley General de Migración 285-04 (tarea realizada en 2011). Se exhortó a reforzar el control migratorio de los migrantes extrainsulares, principalmente los ligados al sector turismo e inversionistas, con el objetivo de mitigar actividades delictivas y disminuir patrones de irregularidad de estos grupos. Se instó a hacer eficientes los trámites y procesos administrativos relacionados con la regulación institucional por parte de las autoridades competentes. Se sugirió crear alianzas con asociaciones e instituciones no gubernamentales cercanas a esta población o creadas por ella para facilitar los procedimientos administrativos relativos a la regularización y permanencia. Asimismo, se animó a mejorar la generación y difusión pública de informaciones sobre el tema migratorio.

En definitiva, los aportes de esta obra tienen hoy gran valor académico y para la gestión migratoria. A más de una década de su primera edición, La otra inmigración sigue siendo un texto de referencia para el entendimiento de la inmigración hacia la República Dominicana y posee una oportuna vigencia en estos momentos en que la migración se ha posicionado como un tema de gran interés para la población. Es, sin duda, una obra que disfrutarán los hacedores de políticas públicas los actores gubernamentales, los miembros de la academia y cualquier lector curioso interesado por las migraciones en la República Dominicana al recorrer sus páginas e imbuirse en la otra inmigración, la inmigración extrainsular.

Pedro Valdez Castro

Analista Cualitativo de Estudios Migratorios

Departamento de Investigación y Estudios Migratorios

INM