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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

La pobreza es un factor multicausal que, para estudiarlo de manera objetiva, requiere observar y analizar el fenómeno desde diferentes perspectivas y ángulos, que nos permita analizar los círculos subsecuentes.

La organización internacional, Acción contra el Hambre, define la pobreza como “la carencia de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o un grupo de individuos. Además, estas personas no tienen la capacidad o la oportunidad de producir lo que necesitan para vivir dignamente, es una situación que afecta a millones de personas en nuestro planeta, especialmente en países vulnerables”.

Hay muchos factores que inciden en el predominio de la pobreza a nivel mundial, cuyos orígenes se remontan a eventos históricos como el colonialismo, la esclavitud, las guerras y las invasiones donde territorios extranjeros ocupaban otras tierras y le hurtaba todo su patrimonio, destruían su cultura y explotación excesiva de los recursos naturales.

Afirma una antigua frase: “No hay riqueza que no haya significado represión o esclavitud” y es que no es coincidencia que hoy día existan diferencias abismales entre una clase social y otra, sobre todo en los países sub- desarrollados, que fueron los más afectados por las corruptas fuentes de dominio extranjero.

Por ende, la pobreza, es una deuda social histórica.

Estos eventos, a la par de la incapacidad de los estados de garantizar condiciones de vida dignas, fueron provocando que segmentos de la población se fuese quedando rezagados, ya que su calidad de vida no iba a la par con el desarrollo económico y social que experimentaba la sociedad.

Por esto que, como forma de procurar su sobrevivencia, estas poblaciones establecieron asentamientos improvisados en áreas sin planificación urbanística, sin servicios de agua potable, electricidad, salud, educación y disposición de desechos sólidos, utilizando todos los recursos naturales de su ambiente para suplir sus necesidades básicas, las cuales dependen directamente de los bienes y servicios ambientales que la naturaleza les provee a diario.

 Este escenario no solo es limitativo y no garantista de los derechos fundamentales de las personas, sino que representa una amenaza para el medio ambiente, en vista de que se hace uso de los recursos naturales de manera indiscriminada, sin controles, regulaciones o planes de uso sostenibles, que permitan disfrutar de las bondades de estos, pero garantizando la conservación, protección y cuidado de este.

Basta con tomar la iniciativa, abandonar nuestras posiciones de confort y visitar sectores vulnerables de nuestro país, para notar las condiciones de precariedad y sobe todo de depredación que muestran los recursos naturales, como lo es la contaminación de ríos y arroyos, tala de árboles en zonas protegidas o de valor histórico para instalar asentamientos humanos, cantidad de vertederos improvisados que ponen en riesgo la vida y salud de la gente.

Sin lugar a duda, no hay sostenibilidad sin calidad de vida, ni pobreza que no presione al medio ambiente.

 Independientemente de que afrontar la pobreza sea un elemento complejo por su multicausalidad, hay que ir en auxilio de estos sectores. Hay que destacar la importancia de diseñar políticas públicas destinadas a mejorar y recuperar esos espacios depredados medioambientalmente y donde habitan personas en condiciones de vulnerabilidad, educándoles, empoderándoles y haciéndoles conscientes sobre la importancia de preservar el medio ambiente, sobre todo, otorgarles herramientas para que pongan en práctica en sus comunidades.

Algunas acciones para fomentar en poblaciones vulnerables:

1.- Educación ambiental y concientización sobre los efectos de nuestros hábitos en el medio ambiente.

2.- Concientizarles sobre el impacto del plástico vertido en ríos y arroyos.

3.- Consecuencias de los vertederos improvisados.

3.-Enfocarse en la recuperación del ambiente, definiendo puntos limpios para eliminar vertederos improvisados y dotarles de herramientas para disponer los residuos sólidos, así como identificar zonas que requiere ser reformadas y trabajar jornadas de reforestación.

5.- Promover el desarrollo local mediante los huertos caseros o comunitarios.

6.- Promover la revalorización de los desechos sólidos como fuente de generación de recursos económicos para los comunitarios.

Aunque es indudable que el estado debe ser el principal garante para atender las necesidades de toda la población, pero también es importante recordar que, como ciudadanos comunes, también podemos aportar a la mejora de vida de estos sectores, contribuyendo con estas y otras iniciativas que promuevan una mejora de la calidad de vida de esta gente.