Desde el punto de vista de los intereses de República Dominicana de cara a Haití, la minería no es buena idea.
En primer lugar, República Dominicana tiene como prioridad de seguridad nacional el no dejar vacías sus provincias fronterizas, sino garantizar que haya una población dominicana numerosa viviendo en ellas. Por eso ha tomado medidas para incentivar la producción y mejorar la calidad de vida en esas provincias. Una mina en la provincia de Dajabón sería totalmente contraproducente en este sentido, porque por su misma naturaleza, la minería es destructiva. Desplazaría a las familias campesinas que viven en la zona, dejándolas sin tierra y contaminándoles el agua.
Además, República Dominicana quiere reducir la migración irregular, y reconoce que no la puede controlar del todo. Si se sigue adelante con el proyecto minero, va a contaminar y disminuir el cauce del río Artibonito, que irriga las tierras agrícolas más productivas de Haití. Eso crearía problemas muy serios en Haití, por lo que muchas personas más se verían obligadas a migrar a República Dominicana, aunque sea de manera irregular.
Para que la gente de Haití pueda quedarse en su país con dignidad, hace falta generar buenos empleos allá. Eso se hace con industrias marcadas por rendimientos crecientes, innovación y sinergias. Cambiar la estructura productiva no es fácil, pero a medida que Haití lo vaya logrando, República Dominicana tendrá un socio comercial mucho más interesante, por su poder adquisitivo mejorado y su capacidad de proveer una gama más variada de insumos y productos. Por eso, a República Dominicana le conviene apoyar a Haití en este proceso, en lugar de defender un statuquo de comercio asimétrico y explotación de mano de obra barata que es insostenible.
A fin de cuentas, a los dos países les conviene lo mismo: evitar la trampa de la minería y optar mejor por un codesarrollo donde todos salen ganando.
Publicado en https://centromontalvo.org/la-mineria-y-los-intereses-de-republica-dominicana-de-cara-a-haiti/
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