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Opinión | Amparo Chantada/Arquitecta y analista social

Todos los viajes tienen un fin, el regreso siempre es complicado, se mezclan alegría y nostalgia, surgen las dudas y las interrogantes. Ese viaje me deja perpleja, es difícil aceptar la situación política de ese país pensando en su pasado tan glorioso.

Es fácil imaginar las dificultades encontradas por esos esclavos sublevados reclamando “libertad, igualdad y fraternidad” tan lejos de Francia. Sabemos que en 1789 se extienden por toda la isla las ideas de la Revolución francesa y será la idea de igualdad la que evoquen los esclavos en sus reivindicaciones.

Esto convierte Haití en el primer país colonizado en liberarse y ser dirigido por ex esclavos africanos. Haití sufre un largo período de aislamiento internacional promovido, fundamentalmente, por las potencias europeas, Francia y los Estados Unidos que no admitían la existencia de una nación gobernada por ex-esclavos, lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas. Hoy hablamos de “bloqueo” político y comercial como en Cuba.

Como consecuencia adicional, Francia, bajo la dirección de Napoleón, al ver fracasada su aventura colonial en América, vende la Louisiana a los Estados Unidos en 1803, duplicando el territorio de este país. A pesar de todo, la Revolución haitiana tuvo consecuencias en toda la zona del Caribe, asestando un duro golpe al sistema esclavista predominante en la región: en 1804 se declara la abolición de la esclavitud en Haití, en 1830 los ingleses hacen lo mismo en sus colonias.

Es entonces, cuando Francia exige una “compensación económica” por las “pérdidas” en la Colonia” (la más rica en ese momento, basta visitar la ciudad de Burdeos en Francia para entender lo que significaba Haiti en ese momento) y el pago de unos 150 millones de francos oro o sea aproximadamente 17,000 millones de euros (US$21,800 millones).

Esa suma era diez veces mayor que los ingresos anuales que tenía Haiti, que siguió transfiriendo esa “multa” hasta 1947. Cuando Haiti exigió en 2005 el reembolso de esa suma de dinero al entonces Presidente Sarkozy, éste contestó que Francia había cancelado la deuda moderna de Haití por 56 millones de euros (US$72 millones), también reiteró “que la ayuda francesa a la reconstrucción de Haití alcanzaría el equivalente de US$418 millones para 2010-2011 y que parte de ese dinero ya se había entregado”. Sin comentario, la página del viaje se cierra así.