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Entre tú y yo… | P. Regino Martínez Bretón, sj

El correr del tiempo nos va rutinizando e impermeabiliza mi mente y endurece el corazón…, 2022 años nos separan de Jesús de Nazaret y X años… de nuestros fundadores, de nuestras fundadoras… Hemos ido amañando el carisma comunitario, nos hemos ido acomodando, hemos ido YOIZANDO el valor originario personal, que inicialmente nos ha motivado a dejar nuestras familias, nuestras culturas…, y escoger un nuevo estilo de vida: la Comunidad Apostólica y Profética… donde repolla el Reino…

Al comenzar un nuevo milenio tenemos un gran desafío; a nivel personal y a nivel comunitario. No podemos continuar como el que “ni siente ni padece”…, como el que “se hace pipí y no lo siente…”

¿Por qué digo esto? Porque hemos cambiado la debilidad solidaria por el servicio financiado…, y seguimos como si nada fuera, como si eso fuera lo normal, como si eso fuera lo decidido al formar parte de una Comunidad Apostólica. Como si fuera lo optado cuando salimos de nuestras casas o de nuestro país…

Lo que me motivó a dar ese paso, yo le llamo “Semilla de Dios”, “Valor originario”. Ese Valor Originario que me relaciona con Dios y me lleva a las demás personas para ofrecerle un servicio solidario “X”… Lo hemos convertido en la base de nuestras relaciones personales; es decir, que hemos bautizado nuestras relaciones personales y lo mismo nos ha pasado con el Carisma del Grupo Comunitario, que lo usamos para nuestra subsistencia grupal. En vez de desarrollar una espiritualidad hemos desarrollado una yoicidad. Mi Valor Originario y nuestro Valor Fundante no me relacionan con un Ser Espiritual Trascendente: DIOS, sino que el Yo se los apropia para relacionarse con el Otro y la Naturaleza buscando su beneficio…

El único que compite con Dios es el Yo. Al Ego le añado algo bueno en nombre de Dios, el Valor Originario y el Valor Fundante para relacionarme con los demás, lo cual me hace bueno; me mantiene el sentido de humanidad en mis relaciones personales, pero: Yo primero y el Otro después…, que al unirme a Otros, para formar una Comunidad, somos un Grupo de Gente Buena; porque le damos algo al Otro y lo determinante es: Yo primero. No somos una Comunidad Apostólica y Profética porque hemos perdido el sentido de radicalidad del evangelio en la entrega y la fidelidad creativa. Es por eso, que decimos perdimos el sentido PROFÉTICO….

A esta realidad llegamos porque nos dejamos “domesticar”. Cómo? Sí, nos domesticamos cuando nos dejamos llevar por el camino de la seguridad que nos ofrecen un pasado glorioso e ideologizado en un presente cosificado… Esto se da no por mala voluntad, sino que es fruto de la rutina y nos hace “gente buena”, por eso se mantiene una estructura de “seguridad” en la Vida Consagrada.

Hemos descubierto la aspiración de la gente: EL BUEN VIVIR… Todo está seguro: trabajo, salud, comida, medicinas, vivienda, privacidad, vacaciones, viajes, transporte, ciertos privilegios… Y después la Vida eterna. ¿Qué más se puede querer…?

La Vida Consagrada en la sociedad actual ha llegado a desempeñar servicios a los empobrecidos que corresponden al Estado de Derechos: educar, atender ancianos y desamparados… Nos hacemos funcionarios de un Estado corrupto e impune y no somos miembros de una Comunidad Apostólica y Profética…

Nosotros examinamos y analizamos a los candidatos y candidatas para ingresar a nuestros Grupos Religiosos a partir de un ideal ideologizado, no practicado…, si apliquemos esos exámenes y análisis a los que estamos dentro… pueda ser que nos llevemos una buena sorpresa…  ¿Por qué pasa eso? Hemos convertido la ESPIRITUALIDAD en lo que yo he llamado YOICIDAD.

Echemos una mirada a nuestro Valor Originario o a nuestro Valor Fundante… ¿Qué nos cuestionan? ¿A qué tenemos que renunciar?

Para salvar la humanidad Jesús se despoja de su “divinidad” y se hace solidario con los empobrecidos confiando en Dios… Jesús asume la Debilidad Solidaria.

 

La Vida Consagrada es determinada por la calidad de la Entrega, no por la cantidad de gente y obras que tengamos en la Congregación u Orden Religiosa… La cantidad es determinante para mantener las obras de subsistencia del Grupo Religioso… La calidad nos lleva a la radicalidad del evangelio, a la Comunidad Apostólica y Profética… A ser Profesionales de los Consejos del Evangelio… Continuadores especializados de la obra de salvación iniciada por Jesús. Jesús nos enseñó a ser fermento…