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Cultura y sociedad |
Al llegar las nuevas autoridades de la Facultad de Ciencias de la Salud, el Consejo Directivo de dicha Facultad, en un gesto valiente de su Decano, Dr. Wilson Mejía, y demás autoridades, decidieron realizar una investigación sobre algunos convenios que ya el rumor público señalaba que eran irregulares y que  perjudicaban a la Universidad. Entre esos convenios, con características mafiosas, estaba el que la UASD había establecido, hace unos años, con una clínica de Filadelfia para que, en nombre de la UASD, impartiera la Maestría en Terapia Familiar. Es bueno destacar que los participantes en dicho programa, en su inmensa mayoría, no eran del área de la Salud ni de la Psicología.
 
Las autoridades de la Facultad de Ciencias de la Salud decidieron, de manera institucional, por un lado,  denunciar  las irregularidades del convenio con la clínica de Filadelfia y, por el otro, resolutaron en su Consejo Directivo, rescindir el convenio y no firmar los títulos ni participar en la graduación que preparaba dicha clínica, cuyos directivos están acusados de delito federal y evasión de impuestos. Las autoridades de Estados Unidos han formalizado cargos y la prensa norteamericana ha publicado, en grandes espacios,  ese escándalo internacional, en el que se señala a una universidad de la República Dominicana de estar involucrada o relacionada con acciones irregulares de dicha clínica.
 
Es bueno destacar que la UASD no tenía control  -y así lo demuestra la investigación bien documentada de que disponemos-  sobre el número de registro de los participantes en la maestría ni control de asistencia y, mucho menos, de la docencia impartida.  Y peor aún, la UASD nunca tuvo control de los ingresos que se recibieron por concepto de pago por los   cursos de Maestría.
 
Y como si todo esto fuera poco, el día en que el Consejo de la Universidad tenía en agenda el punto que referimos, con la intención más de graduar a los estudiantes, que de investigar el delicado caso,  mientras el Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud esperaba su turno para  dar su informe de la investigación realizada y anunciar la decisión del Consejo Directivo de su Facultad, en la sesión del Consejo Universitario de ese día, se presentó el peor espectáculo que se haya visto (muestra evidente de la degradación de dicho organismo) en toda la historia de la UASD: se colocaron tres sillas adicionales para sentar a tres personas que no eran miembros del Consejo Universitario ni funcionarios de alto nivel de la Institución.
 
En ese Consejo Universitario (…) se incluía, entre esas tres personas, a uno de los funcionarios de la clínica de Filadelfia, para que defendiera el irregular convenio denunciado; mientras, el guión se preparó para que el Decano hablara de último, después de que las tres personas, ajenas al Consejo, hablaran ampliamente defendiendo el convenio. Este fue un acto bochornoso, que algunas personas denunciaron en plena sesión. Se debe destacar la dignidad y la postura asumida por el Decano en defensa de los intereses de la UASD.
 
El día 10 de octubre, la UASD se traslada a Filadelfia a graduar a los no graduables, éticamente hablando. Mientras esto ocurre, el principal directivo de la clínica está prófugo de la justicia de los Estados Unidos.