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¿Quién está harto de la politiquería? Rubén Rolando Solla Rosario, un joven boricua que por los pasados años se ha dedicado a buscar herramientas para ayudar a las comunidades marginadas de Puerto Rico. Su labor, según expone, suele verse afectada por la política partidista en la Isla.

 A través de la organización Comuna Caribe, el artista plástico se esfuerza para crear lazos de apoyo entre nuestro país, Haití y República Dominicana. A raíz de esta plataforma, el también gestor cultural fue invitado y escogido como embajador puertorriqueño en el gran encuentro del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra, que se llevará a cabo en Brasil durante el mes de mayo.

La importancia del evento radica en que ciudadanos de distintas naciones se juntarán para discutir diversas políticas de desarrollo comunitario. Así, Solla pretende aprender nuevas estrategias para ayudar a los sectores rezagados y luego implementarlas en suelo puertorriqueño.

“Me considero como un portavoz de Puerto Rico a nivel cultural y sociopolítico, creando un vínculo directo o un puente con otras comunidades”, expone el activista.

Desde su perspectiva, las comunidades más ignoradas en nuestra isla se dividen grandemente entre ciudadanos pobres, ancianos, niños, mujeres, personas VIH positivo y miembros del sector LGBTT. Desde su perspectiva, aunque sí existen ayudas para estos grupos, muchos de los proyectos terminan fracasando por “las agendas ocultas” del gobierno.

“La fiscalización de los fondos es uno de los problemas más grandes. Las ayudas comunitarias se han politizado, por lo que no se les da seguimiento y se trabajan de manera muy superficial”, señala, no sin antes subrayar que “este tipo de proyectos requiere de continuidad” para que funcionen.

¿Mentalidad isleña?

Con su participación en Brasil, el moroveño de 25 años quisiera aportar a la diversificación de la cosmovisión del boricua. A su entender, Puerto Rico puede y debe aprender de la perspectiva de vida que prevalece en otras naciones.

“A nuestro país le hace falta exponerse a otras culturas. Pienso que la mentalidad del puertorriqueño es limitada con respecto a la conexión y al tipo de pensamiento. Hay muchas veces un pensamiento xenofóbico y machista”, opina el coordinador en la Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña.

Sea a través de su arte o de sus esfuerzos comunitarios, el egresado de la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico tiene como objetivo combatir la marginación social. No obstante, evita ser encajonado bajo la palabra “defensor”.

“Todos nos estamos defendiendo”, señala. “Me considero aliado de los marginados”, concluye.

Por Marcos Billy Guzmán/Elnuevodia.com/Puerto Rico