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Noticias | Edwin Paraison/sacerdote Episcopal/Espacinsular

La historiografía dominicana recoge de Juan Pablo Duarte dos citas relativas a Haití. Una donde expresa su admiración por el pueblo haitiano y otra que se refiere a la inviabilidad de una fusión entre las dos naciones.

La unificación de la isla fue realizada por Toussaint Louverture como gobernador de la colonia de Saint Domingue en 1801 basándose en el Tratado de Basilea (1795) entre Francia y España. La independencia haitiana en 1804 llevó naturalmente a sus dirigentes a mantener el control territorial completo para proteger el nuevo Estado a la vez de impedir el restablecimiento del régimen esclavista.

Duarte pareció entender esa realidad cuando proclamó en sus famosas palabras que su admiración por el pueblo haitiano surge en razón de su incansable lucha en contra de la esclavitud y por su amor a la libertad. Mas, la creación de una nación libre de dominación o injerencia de toda potencia extranjera era su sueño y noble proyecto político.

Para tal fin, en su plan de acción, estableció la primera alianza estratégica entre dirigentes haitianos y los criollos del este: la unión entre Los Trinitarios y el movimiento opositor haitiano La reforma. La misma tenía como objetivo el derrocamiento de Jean Pierre Boyer, quien desde 1822 había unificado nuevamente la isla con el respaldo de la elite cibaeña.

Derrumbado este último, Charles (Riviere) Herard y los conservadores internos persiguieron a los separatistas criollos sin lograr sofocar el movimiento, pese al exilio de Duarte en Venezuela. En el terreno, la colaboración del reformista Gobernador y general de brigada haitiano Henri Etienne Desgrottes resultaría de suma utilidad para la culminación del proyecto duartiano en 1844.

Las luchas internas entre anexionistas y nacionalistas después de la independencia dominicana llevaría de nuevo al patricio dominicano a Venezuela, de donde regresó en 1864 para combatir la anexión a España. Esta claramente establecido que su nacionalismo no era en contra de Haití sino por un país auténticamente soberano.

Su regreso se materializa en un contexto donde, siguiendo su camino, una nueva alianza estratégica se había sellado entre dominicanos y haitianos. Gregorio Luperón recibiría un vital apoyo político, logístico y en armas de Fabre Geffrard bajo el entendimiento de la preservación de la soberanía insular compartida entre los dos Estados.

En 1867 las partes firmaron un acuerdo de Paz y amistad perpetuas. Por primera vez en la constitución haitiana el territorio cambió de nombre de “isla” a “Republica de Haití”, lo cual debe ser considerado en parte como una victoria de Duarte al ser asumido su planteamiento de la imposibilidad de una fusión binacional.

Es una realidad más patente hoy para los haitianos, cuya evolución como Estado-Nación se rezagó de tal manera, que República Dominicana devino un país institucional y económicamente más fuerte, lo cual le permitiría subyugar a su contraparte en algún proyecto de unificación.

De hecho, en el siglo XX es desde República Dominicana que se promueve la fusión. El primer político e intelectual a plantearlo bajo la denominación de “confederación” es Joaquim Balaguer en su libro “La realidad dominicana” (1941). Abogó por una sola constitución y el goce de la doble ciudadanía entre los dos Estados. Asuntos que el desarrolló ampliamente en su controversial libro “La isla al revés” (1983).

En 1949, el filósofo Ramón Rafael Casado reforzó la idea de Balaguer con su tesis “Bases para una confederación entre dominicana y Haití”. La misma fue enviada a Trujillo en ocasión del encuentro en Elías Pina en 1951 con Paul Magloire, según precisó el periodista Gustavo Olivo Pena en un artículo al respecto.

Más recientemente, entre otros, dos figuras y amigos queridos por su militancia a favor de la armonía entre los dos pueblos y de cuya honestidad no hay duda han ido en la misma dirección.

Miguel Angel Solano, candidato a la presidencia en 2003, en su libro “Opera del Cernícalo” definió su visión del “Estado Quisqueyano” que unificaría los dos países. Asimismo, concibió la bandera y el himno del nuevo Estado.

Por igual, la idea de una federación fue planteada por el embajador José Serulle Ramia en el 2008 en Haití en un encuentro juvenil.

En esto…soy duartiano. Admiración, alianzas, respeto, convivencia, transparencia, cooperación y solidaridad sí. Odio no. Fusión no.