Todo el mundo vio cómo los agravios suprimidos mucho tiempo de los negros explotaron después de que fue exonerado Darren Wilson, el policía que mató al adolescente negro inerme, Michael Brown, en Ferguson, Missouri.
Pero la violencia policial está lejos de ser el único abuso al que los negros se enfrentan; el control comunitario de la policía es una necesidad urgente, pero sólo una parte de la respuesta. La brutalidad de los policías va de la mano de todos los aspectos del “sistema de justicia” — desde las políticas oficiales de la policía hasta los grandes jurados, los fiscales y el complejo industrial de prisiones — en una larga historia de opresión. Y clama a favor de una solución radical.
La segregación oficial. La gente culpa a muchas cuestiones por las condiciones de las comunidades negras segregadas de hoy. Lo que no se discute es la historia de una serie de políticas gubernamentales explícitas que exigieron la segregación durante la mayor parte del siglo XX en todas las ciudades importantes. Un documental de YouTube llamado The Making of Ferguson describe esta historia.
Los negros no fueron a vivir a Ferguson porque eligieron esa zona; se trasladaron ahí porque muchos fueron expulsados de St. Louis, y porque otros suburbios no los aceptaban. En la vivienda pública de la ciudad, segregada por ley, los “proyectos negros” se habían convertido en zonas plagadas de pandillas y crimen, debido a la pobreza y a la falta de empleos y servicios. El Gobierno lidió con el problema desalojando a las familias y haciendo explotar los edificios de vivienda.
Urbanizadores se apropiaron de algunos de estos terrenos en St. Louis y crearon barrios de ricos en su lugar. Algunos de estos terrenos aún están baldíos.
A medida que proliferaron los suburbios después de la Segunda Guerra Mundial, la Autoridad Federal de Vivienda subsidiaba rutinariamente el desarrollo de enclaves de blancos exclusivamente. Los suburbios sin subsidio, como Ferguson, sufrieron las consecuencias. La construcción era de mala calidad. Los bancos no otorgaban préstamos para comprar casas, y los alquileres eran altos. Para los afroamericanos, los problemas de las zonas centrales se replicaron en los suburbios.
El plan de préstamos basura (subprime) que contribuyó a desencadenar la crisis financiera de 2007 agravó una situación ya insoportable.
La inspiración del liderazgo negro. El floreciente movimiento contra la represión policial está movilizando a miles de personas en los EEUU y capturando el apoyo de muchos miles más en todo el mundo.
Esto se debe en gran parte al liderazgo de los jóvenes afroamericanos. En Seattle, de donde proviene esta reportera, muchas de las marchas y protestas han sido organizadas por los estudiantes de Garfield High, una escuela en gran medida negra.
Esto refleja el hecho de que las cuestiones negras y el liderazgo negro son los motores principales del cambio social en los EEUU. Pero eso no quiere decir que el papel apropiado para los blancos (u otras personas de color) sea subordinado, como creen algunos activistas. Como dijo Gwen Carr, la madre del asesinado Eric Garner, en una manifestación en Washington, D.C., “Es tan conmovedor ver a todos los que han venido a estar con nosotros hoy. Negros, blancos, todas las razas, todas las religiones. Necesitamos permanecer juntos de esta forma en todo momento”.
También sería un error subestimar el papel crucial que desempeñan las mujeres negras. Aunque la mayoría de las víctimas de asesinatos de policías son hombres, las mujeres negras son también desproporcionadamente asesinadas o maltratadas por la policía. Y son quienes tienen que recoger los despojos y pelear con fuerza cuando son asesinados sus hijos, parejas, y miembros de la comunidad.
Las mujeres negras han sido líderes del movimiento desde siempre. El lema “Las vidas negras importan” (Black lives matter) fue acuñado por tres mujeres negras queer de la Bahía de San Francisco como una llamada a la acción tras el asesinato de Trayvon Martin. Y el grupo con sede en Ferguson, Millennial Activists United, fue formado por tres mujeres negras jóvenes — una estudiante, una madre y una poeta.
La construcción de un movimiento que importa. Muchos grupos están reconociendo que para mantener el impulso y asestar un verdadero golpe por la justicia racial, tiene que existir algún tipo de estrategia nacional coordinada. Un congreso nacional sobre raza, racismo, y el siguiente paso para el movimiento podría dar lugar a una movilización en todo el país con un conjunto claro de objetivos y demandas.
Sólo una organización democrática en la que todos los grupos tengan una parte igual en el proceso de toma de decisiones será capaz de perdurar y tener un impacto. Grupos de izquierda podrían considerar esto como una oportunidad para dejar atrás el sectarismo del pasado y para dar un ejemplo de la cooperación basada en principios. Los activistas laborales también podrían desempeñar un papel importante discutiendo esta idea y generando apoyo material para la misma en sus sindicatos. Tal vez una organización laboral mayor podría incluso ofrecer ser la anfitriona de dicho congreso.
¿Cuáles son las demandas que el congreso podría considerar? Algunas propuestas:
• Desmilitarizar las fuerzas policiales y someterlas al control de la comunidad; recortar el gasto para los servicios policiales. En su lugar, invertir ese dinero en las comunidades negras para mejorar considerablemente empleos, vivienda y escuelas.
• Poner fin a la falsa guerra contra las drogas. Liberar a los presos condenados por delitos menores de drogas o daños a la propiedad, o por prostitución; financiar programas gratuitos de rehabilitación de drogas administrados por la comunidad; liberar a todos los presos políticos y poner fin al asedio contra Assata Shakur, refugiada política en Cuba.
• Restablecer la acción afirmativa en el empleo y la educación. Utilizar políticas públicas para luchar contra la segregación residencial, por ejemplo prohibiendo que los propietarios rechacen a los inquilinos cuyo alquiler está subsidiado.
Es importante hacerle demandas al sistema pues une a las personas, nos da un sentido de nuestro poder colectivo, e incluso a veces logra victorias en cuestiones específicas.
Pero esto no es suficiente. El racismo y la brutalidad policial, así como el sexismo, son rasgos indelebles del capitalismo. La única manera de erradicar verdaderamente la opresión es reemplazar el sistema de lucro con el socialismo, y por eso, no necesitamos nada menos que una revolución.
Sarah Scott/febrero de 2015