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Meteorología y Ruta de los huracanes | Por Redacción Espacinsular

Ginebra, 21 de abril de 2023 (OMM) – Desde las cumbres de las montañas hasta las profundidades de los océanos, el cambio climático siguió avanzando en 2022, según el informe anual de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Las sequías, las inundaciones y las olas de calor afectaron a comunidades de todos los continentes y ocasionaron pérdidas por valor de muchos miles de millones de dólares. La extensión del hielo marino de la Antártida retrocedió a mínimos históricos y el deshielo de algunos glaciares europeos alcanzó niveles sin precedentes.

En el informe Estado del clima mundial en 2022 se ponen de manifiesto los cambios a escala planetaria observados en las zonas continentales, los océanos y la atmósfera provocados por unos niveles récord de gases de efecto invernadero que retienen el calor. En cuanto a la temperatura global, el período comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento producido por un episodio de La Niña durante los tres últimos años. El deshielo de los glaciares y el aumento del nivel del mar —que volvió a alcanzar niveles récord en 2022— proseguirán durante miles de años.

“Las emisiones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar y el clima sigue cambiando, mientras que las poblaciones de todo el mundo continúan viéndose gravemente afectadas por fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. Por ejemplo, en 2022, la sequía persistente en África Oriental, las lluvias sin precedentes que azotaron el Pakistán y las olas de calor que batieron récords en China y Europa afectaron a decenas de millones de personas, provocaron inseguridad alimentaria, impulsaron migraciones masivas y ocasionaron pérdidas y daños por valor de miles de millones de dólares”, afirmó el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.

WMO State of the Global Climate report 2022 “No obstante, la colaboración entre los organismos de las Naciones Unidas ha demostrado ser sumamente eficaz a la hora de hacer frente a las consecuencias humanitarias de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, especialmente en lo que se refiere a la reducción de la mortalidad y las pérdidas económicas que conllevan. El objetivo de la iniciativa de las Naciones Unidas Alertas Tempranas para Todos es subsanar las deficiencias actuales en materia de capacidad para garantizar que todos los habitantes de la Tierra estén protegidos por servicios de alerta temprana. En la actualidad, alrededor de un centenar de países carece de servicios meteorológicos adecuados. Para completar esta ambiciosa tarea es necesario mejorar las redes de observación e invertir en capacidades de los servicios hidrológicos, climáticos y de alerta temprana”, declaró.

El nuevo informe de la OMM va acompañado de múltiples gráficos que facilitan a los responsables de la formulación de políticas información sobre la evolución de los indicadores del cambio climático, y que muestran también cómo la mejora de las tecnologías permite que la transición a las energías renovables sea más económica y accesible que nunca.

Además de los indicadores climáticos, en el informe se presta especial atención a los impactos. La creciente subalimentación se ha visto agravada por los efectos combinados de los peligros hidrometeorológicos y la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), así como por la violencia y los conflictos prolongados.

Según se desprende del informe, a lo largo del año los fenómenos climáticos y meteorológicos peligrosos provocaron nuevos desplazamientos de población y empeoraron las condiciones de gran parte de los 95 millones de personas que ya vivían desplazadas a principios de año.

En el informe también se hace hincapié en los ecosistemas y el medio ambiente, y se describe el modo en que el cambio climático está afectando a fenómenos recurrentes en la naturaleza, como el tiempo de floración de los árboles o la migración de las aves.

El informe de la OMM sobre el estado del clima mundial se publicó antes del Día de la Tierra de 2023. Sus principales conclusiones reflejan el mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, con ocasión del Día de la Tierra.

“Tenemos los instrumentos, los conocimientos y las soluciones necesarios. Pero debemos actuar con mayor premura. Necesitamos acelerar la acción climática con reducciones más fuertes y rápidas de las emisiones a fin de limitar a 1,5 °C el aumento de la temperatura mundial. También debemos aumentar radicalmente las inversiones en adaptación y resiliencia, en particular para los países y las comunidades más vulnerables, que son los que menos han contribuido a la crisis”, dijo el Sr. Guterres.

El informe de la OMM sigue a la publicación del informe sobre el estado del clima en Europa elaborado por el servicio de Copernicus relativo al cambio climático de la Unión Europea. Complementa el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que incluye datos hasta 2020.

El informe contiene contribuciones de decenas de expertos, entre otros, Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales (SMHN) y centros mundiales de datos y análisis, así como Centros Regionales sobre el Clima, el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (PMIC), la Vigilancia de la Atmósfera Global (VAG), la Vigilancia de la Criosfera Global (VCG) y el servicio de Copernicus relativo al cambio climático, gestionado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF).

Entre los asociados de las Naciones Unidas figuran la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Global mean temperature 1850-1900

Mensajes fundamentales

 

Indicadores climáticos

 

La temperatura media mundial en 2022 se situó 1,15 [1,02 a 1,28] °C por encima de la media del período 1850-1900. El período comprendido entre 2015 y 2022 fueron los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia según los registros instrumentales desde 1850. 2022 fue el quinto o sexto año más cálido. Y ello a pesar de tres años consecutivos de enfriamiento a causa de un “episodio triple” de La Niña, algo que solo se ha producido en tres ocasiones en los últimos 50 años.

Las concentraciones de los tres principales gases de efecto invernadero —dióxido de carbono, metano y óxido nitroso— alcanzaron los niveles más altos jamás observados en 2021, el último año para el que se dispone de valores mundiales consolidados (1984-2021). El aumento anual de la concentración de metano de 2020 a 2021 fue el más alto desde que existen registros. Los datos en tiempo real de determinados emplazamientos indican que los niveles de los tres gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2022.

Los glaciares de referencia para los que se dispone de observaciones a largo plazo experimentaron un cambio de espesor medio de más de −1,3 metros entre octubre de 2021 y octubre de 2022. Se trata de una pérdida mucho mayor que el promedio de la última década. Seis de los diez años con los balances de masa más negativos de los que se tiene constancia (1950-2022) se registraron a partir de 2015. La pérdida de espesor acumulada desde 1970 es de casi 30 m.

En los Alpes europeos, el deshielo de los glaciares alcanzó máximos históricos debido a una combinación de poca nieve invernal, una intrusión de polvo sahariano en marzo de 2022 y las olas de calor que se produjeron entre mayo y principios de septiembre.

En Suiza, entre 2021 y 2022 se perdió el 6 % del volumen de hielo de los glaciares, y un tercio entre 2001 y 2022. Por primera vez en la historia, no hubo nieve que sobreviviera a la temporada de deshielo estival, ni siquiera en los emplazamientos de medición situados a mayores cotas, por lo que no se produjo acumulación de hielo fresco. Un globo meteorológico suizo registró 0 °C a una altitud de 5 184 m el 25 de julio, la línea de cero grados más alta registrada de los últimos 69 años; se trata tan solo de la segunda vez que la altitud de la línea de cero grados supera los 5 000 m (16 404 pies). En la cima del Mont Blanc se registraron nuevos récords de temperatura.

Las mediciones en los glaciares de las zonas de alta montaña de Asia, el oeste de América del Norte, América del Sur y partes del Ártico también revelan pérdidas considerables de masa de los glaciares. En Islandia y el norte de Noruega se produjeron algunos aumentos de masa asociados a precipitaciones superiores a la media y un verano relativamente fresco.

Según el IPCC, la pérdida de hielo de los glaciares a nivel mundial superó las 6 000 Gt durante el período 1993-2019. Ello representa un volumen de agua equivalente al de 75 lagos del tamaño del lago Lemán, el mayor lago de Europa Occidental.

El manto de hielo de Groenlandia terminó con un balance de masas total negativo por 26º año consecutivo.

El hielo marino de la Antártida disminuyó hasta situarse en 1,92 millones de km2 el 25 de febrero de 2022, el nivel más bajo del que se tiene constancia y casi 1 millón de km2 por debajo de la media a largo plazo (1991-2020). Durante el resto del año, estuvo continuamente por debajo de la media, con mínimos históricos en junio y julio.

En septiembre, al final del deshielo estival, el hielo marino del Ártico igualó la 11ª extensión mínima mensual más baja del registro satelital.

El contenido de calor oceánico alcanzó un nuevo máximo histórico en 2022. Alrededor del 90 % de la energía atrapada en el sistema climático por los gases de efecto invernadero acaba en los océanos, lo que atenúa en cierta medida el aumento de las temperaturas pero entraña riesgos para los ecosistemas marinos. El ritmo de calentamiento de los océanos ha sido especialmente elevado en las dos últimas décadas. Pese a la persistencia de las condiciones características de un episodio de La Niña, el 58 % de la superficie oceánica experimentó al menos una ola de calor marina en 2022.

El nivel medio del mar a escala mundial siguió aumentando en 2022 y alcanzó un nuevo máximo sin precedentes desde que se dispone de registros obtenidos por altímetros satelitales (1993-2022). La tasa de aumento del nivel medio del mar a escala mundial se ha duplicado entre el primer decenio del registro satelital (1993-2002, 2,27 mm/año) y el último (2013-2022, 4,62 mm/año).

Durante el período 2005-2019, la pérdida total de hielo continental de los glaciares, Groenlandia y la Antártida fue la causa del 36 % del aumento del nivel medio del mar mundial, mientras que el calentamiento de los océanos (a través de la expansión térmica) contribuyó en un 55 %. Las variaciones en el almacenamiento terrestre de agua contribuyeron en menos de un 10 %.

Acidificación de los océanos: el CO₂ reacciona con el agua de mar, lo que da lugar a una disminución del pH denominada “acidificación de los océanos” que supone una amenaza para los organismos y servicios ecosistémicos. En el Sexto Informe de Evaluación del IPCC se concluyó que, con un nivel de confianza muy alto, el pH de la superficie de mar abierto se encuentra actualmente en su nivel más bajo desde hace como mínimo 26 000 años y que el ritmo actual de cambio del pH no tiene precedentes desde, al menos, esa época.

Antarctic sea-ice extend - 2019-2020

Repercusiones socioeconómicas y medioambientales

 

La sequía causó estragos en África Oriental. Las precipitaciones han estado por debajo de la media durante cinco estaciones de las lluvias consecutivas, algo que jamás había ocurrido en los últimos 40 años. En enero de 2023, se estimaba que más de 20 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria en la región, a causa de los efectos de la sequía y otras perturbaciones.

Las lluvias récord de julio y agosto provocaron vastas inundaciones en el Pakistán, que dejaron más de 1 700 víctimas mortales, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron casi 8 millones de desplazamientos. Se calculó que el valor total de los daños y las pérdidas económicas ascendió a 30 000 millones de dólares de los EE. UU. Los meses de julio (181 % por encima de lo normal) y agosto (243 % por encima de lo normal) fueron los más lluviosos que se hayan registrado en el país.

Unas olas de calor sin precedentes afectaron a Europa durante el verano. En algunas zonas, el calor extremo estuvo acompañado de unas condiciones excepcionalmente secas. El exceso de mortalidad asociada al calor en Europa superó las 15 000 muertes en total entre España, Alemania, el Reino Unido, Francia y Portugal.

China sufrió la ola de calor más extensa y duradera desde que se iniciaron los registros en el país, ya que se prolongó desde mediados de junio hasta finales de agosto y dio lugar al verano más cálido del que se tiene constancia por un margen de más de 0,5 °C. Fue asimismo el segundo verano más seco jamás registrado.

Inseguridad alimentaria: En 2021, 2 300 millones de personas se encontraban en situación de inseguridad alimentaria, de las cuales 924 millones padecían una inseguridad alimentaria grave. Según las proyecciones, se estima que 767,9 millones de personas se enfrentaban a la subalimentación en 2021, lo que supone el 9,8 % de la población mundial. La mitad de estas personas se encuentran en Asia y un tercio en África.

Las olas de calor de la estación que precedió al monzón de 2022 provocaron un descenso del rendimiento de los cultivos en la India y el Pakistán. Ello, combinado con la prohibición de las exportaciones de trigo y las restricciones a las exportaciones de arroz en la India tras el inicio del conflicto en Ucrania, amenazó la disponibilidad y la estabilidad de los alimentos básicos en los mercados internacionales de alimentos, así como el acceso a ellos. Asimismo, planteó grandes riesgos para los países ya afectados por la escasez de alimentos básicos.

Desplazamientos: A lo largo del año, cerca de 1,2 millones de personas se convirtieron en desplazados internos en Somalia a causa del hambre y los efectos catastróficos de la sequía sobre los medios de subsistencia del pastoreo y la agricultura, y más de 60 000 personas cruzaron la frontera hacia Etiopía y Kenya durante ese mismo período. Al mismo tiempo, Somalia acogió a casi 35 000 refugiados y solicitantes de asilo en las zonas afectadas por la sequía. En Etiopía se registraron otros 512 000 desplazamientos internos asociados a la sequía.

Las inundaciones en el Pakistán afectaron a unos 33 millones de personas, entre las que se encontraban alrededor de 800 000 refugiados afganos acogidos en los distritos afectados. En octubre, cerca de 8 millones de personas se habían visto desplazadas internamente por las inundaciones y unas 585 000 se alojaban en lugares de socorro.

Medio ambiente: El cambio climático tiene consecuencias importantes para los ecosistemas y el medio ambiente. Por ejemplo, según un estudio reciente centrado en una zona tan singular como es la región de gran altitud que rodea la meseta tibetana —la mayor reserva de nieve y hielo al margen del Ártico y la Antártida— el calentamiento global está provocando una ampliación de la zona templada.

El cambio climático también afecta a fenómenos recurrentes en la naturaleza, como el tiempo de floración de los árboles o la migración de las aves. Por ejemplo, la floración de los cerezos en el Japón está documentada desde el año 801 y viene adelantándose desde finales del siglo XIX debido a los efectos del cambio climático y el desarrollo urbano. En 2021, la fecha de plena floración fue el 26 de marzo, la más temprana registrada en más de 1200 años. En 2022 la fecha de floración fue el 1 de abril.

No todas las especies de un ecosistema responden a las mismas influencias climáticas ni lo hacen al mismo ritmo. Por ejemplo, los tiempos de llegada en primavera de 117 especies de aves migratorias europeas observados a lo largo de cinco décadas revelan unos niveles crecientes de desajuste con respecto a otros fenómenos primaverales, como la foliación de las plantas y el vuelo de los insectos, que son fundamentales para la supervivencia de las aves. Es probable que estos desajustes hayan contribuido al declive de las poblaciones de algunas especies migratorias, en particular las que invernan en países de África Subsahariana.

 

Fuente OMM