Más de 16.000 personas han muerto y unas 7.000 han resultado heridas a causa de la violencia armada desde el 1 de enero de 2022, cuando comenzamos nuestro seguimiento de la violencia relacionada con las pandillas.
Señora Vicepresidenta,
Excelencias,
La situación de los derechos humanos en Haití ha llegado a un punto crítico.
Desde mi última actualización ante este Consejo en marzo, la violencia y las violaciones y abusos de los derechos humanos han aumentado e intensificado.
Acojo con satisfacción la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada ayer [30 de septiembre de 2025], de fortalecer la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad mediante la transición a la Fuerza de Represión de Pandillas para Haití. Esta es una clara señal de apoyo internacional al pueblo haitiano.
Urge el compromiso y el respaldo internacionales. Sin ellos, lo peor podría estar aún por venir para Haití y la región en general.
Más de 16.000 personas han muerto y unas 7.000 han resultado heridas a causa de la violencia armada desde el 1 de enero de 2022, cuando comenzamos nuestro seguimiento de la violencia relacionada con las pandillas.
Hoy en día, las pandillas siembran el miedo más allá de la capital, Puerto Príncipe, en regiones cercanas, como el Bajo Artibonito y el departamento del Centro. Esta violencia es un caldo de cultivo para el tráfico transfronterizo de armas, drogas y personas, que amenaza con desestabilizar la subregión en su conjunto.
Se estima que en Haití circulan ilegalmente entre 270.000 y 500.000 armas de fuego, la mayoría de las cuales están en manos de pandillas.
Las pandillas están matando y secuestrando personas, extorsionándolas en puestos de control ilegales, secuestrando camiones que transportan alimentos y otros suministros, y quemando y destruyendo casas, hospitales, escuelas y edificios públicos.
Están cometiendo violencia sexual generalizada para afirmar su dominio e influencia territorial, y desplazar a la población. Las pandillas secuestran a mujeres y niñas y las someten a una brutalidad extrema, que incluye asesinatos y explotación sexual.
Mi Oficina está trabajando con las autoridades para intensificar las investigaciones y los procesos judiciales, incluso a través de Unidades Judiciales Especializadas. Les pido que apoyen firmemente los programas de protección para las sobrevivientes de violencia sexual.
El costo humanitario es alarmante. La mitad de la población de Haití —seis millones de personas, incluidos 3,3 millones de niños— necesita ayuda humanitaria. Alrededor de 1,3 millones de personas, la mitad de ellas niños, han huido de sus hogares. Haití se encuentra actualmente entre los cinco focos mundiales de inseguridad alimentaria más preocupantes.
Estoy profundamente preocupado por la suerte de los niños en Haití. UNICEF estima que uno de cada siete niños no asiste a la escuela y casi un millón más corre el riesgo de abandonarla.
Cada vez más niños son víctimas de trata, explotación y reclutamiento forzado por parte de las pandillas. Son utilizados como correos, vigías o porteadores de armas, y en ocasiones se les obliga a participar en combates contra pandillas rivales, fuerzas de seguridad y los llamados grupos de autodefensa. Solo podemos imaginar el impacto a largo plazo para los niños de Haití y para la sociedad en su conjunto.
En un rayo de esperanza, en julio, las autoridades inauguraron el primer Centro de Tránsito y Orientación en Puerto Príncipe, para brindar refugio temporal y apoyo a la reintegración de menores anteriormente vinculados a bandas armadas. Necesitamos más medidas de este tipo.
Distinguidos participantes,
Me preocupa que las fuerzas del orden estatales hayan utilizado una fuerza letal innecesaria y desproporcionada en sus operaciones contra las pandillas.
Por ejemplo, las operaciones de las fuerzas del orden son responsables de más de la mitad de los asesinatos y heridos en lo que va del año, un aumento pronunciado en comparación con 2024. Casi un tercio de las personas muertas o heridas fueron alcanzadas por balas perdidas.
Unidades policiales especializadas han ejecutado sumariamente a 174 personas este año, por presunta afiliación a pandillas.
Desde marzo, el Gobierno ha intensificado el uso de drones explosivos en sus operaciones antipandillas en Puerto Príncipe. Hasta mediados de septiembre, los ataques con drones han causado la muerte de al menos 559 personas, incluidos 11 niños. La mayoría de estos ataques con drones probablemente sean ilegales según el derecho internacional de los derechos humanos.
El uso de la fuerza por parte de la policía y el personal de seguridad debe respetar los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad, no discriminación, precaución y rendición de cuentas. Insto a las autoridades a que investiguen todas las denuncias de uso innecesario y desproporcionado de la fuerza y aseguren que los responsables, independientemente de su afiliación, sean llevados ante la justicia.
Es profundamente preocupante que los llamados grupos de autodefensa y multitudes espontáneas de personas hayan asesinado a más de 500 presuntos miembros de pandillas este año, con el supuesto apoyo de agentes de policía.
Una espiral de violencia entre pandillas, la población y las fuerzas de seguridad sólo aumentará el sentimiento de inseguridad de la gente.
Los esfuerzos por restablecer la seguridad deben basarse en los derechos humanos e ir de la mano con la reconstrucción del estado de derecho y la justicia en el país.
Las autoridades, con el apoyo de la comunidad internacional, necesitan urgentemente erradicar la impunidad y la corrupción, incluso dentro de las instituciones estatales.
También es fundamental adoptar medidas significativas para que los autores rindan cuentas por las graves violaciones y abusos de los derechos humanos que se han cometido.
Además, es necesario empezar a trabajar para abordar las desigualdades y la pobreza generalizadas del país.
Señora Vicepresidenta,
El pueblo de Haití necesita la atención y el apoyo constantes de la comunidad internacional.
Todos los Estados deben aplicar plenamente el embargo de armas del Consejo de Seguridad para prevenir el tráfico ilícito de armas de fuego y municiones hacia Haití. El control de la situación en las fronteras es fundamental.
Insto a los Estados a que apoyen a la Fuerza de Represión de Pandillas con fondos y personal suficientes. Es fundamental garantizar que su labor se sustente en sólidas salvaguardias de los derechos humanos. Mi Oficina está dispuesta a seguir asesorando sobre la realización de operaciones de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos.
Podemos –y debemos– revertir esta situación para el pueblo de Haití.