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Noticias | José Luis Soto

Ante la Resolución 2803 (2025) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, resulta inconfundiblemente claro que lo que se presenta al mundo como un "marco para la estabilidad" es, en realidad, una de las intervenciones internacionales más graves impuestas a Palestina en décadas.

En lugar de poner fin al genocidio, la resolución lo reconfigura como un proyecto administrativo; en vez de detener la limpieza étnica, la inserta dentro de las estructuras de legitimidad multilateral. En su esencia, la resolución coloca a Gaza bajo una tutela internacional que convierte la ocupación israelí en una ocupación internacionalizada y formalizada, diseñada para fracturar Gaza de Cisjordania y borrar el derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación.

Desde que entró en vigor el llamado alto el fuego el 10 de octubre de 2025, la ocupación israelí ha continuado su campaña de asesinatos con total impunidad. Más de 312 palestinXs han sido asesinadXs en Gaza durante este período, según el Ministerio de Salud palestino, mientras que Cisjordania ha sido sometida a una ola sin precedentes de terrorismo de colonos. El monitoreo de la ONU registró más de 260 ataques de colonos solo en octubre, la cifra mensual más alta desde que comenzó la documentación en 2006, convirtiendo aldeas, tierras agrícolas y comunidades enteras en blancos diarios de violencia coordinada. Esta realidad deja al descubierto que el alto el fuego no es más que una pausa táctica que permite reconfigurar la agresión en lugar de detenerla.

Detrás de su lenguaje humanitario, la Resolución 2803 es, en esencia, un proyecto diseñado por Israel y refrendado a través del Consejo de Seguridad para formalizar un nuevo régimen de control sobre Gaza. Sustituye los tanques por "fuerzas de estabilización", los puestos de control militares por "mecanismos internacionales" y la dominación colonial directa por una "paz administrativa" que consolida el sistema de control en lugar de desmantelarlo.

En primer lugar, al colocar a Gaza bajo una "Fuerza Internacional de Estabilización" con amplios poderes coercitivos, la resolución impone una nueva forma de tutela internacional que despoja al pueblo palestino de la capacidad de gobernar su tierra, sus fronteras, su reconstrucción y su seguridad. Es la sustitución de una potencia ocupante por un consorcio de Estados poderosos. Es ocupación con rostro diplomático.

En segundo lugar, la resolución redefine el núcleo de la lucha palestina: de una resistencia contra un régimen colonial de asentamiento a un "problema de seguridad" que requiere gestión técnica. Al hacerlo, elimina el corazón político de la cuestión palestina y convierte a Gaza en un territorio administrado, más que en una parte integral de una patria ocupada. Esta lógica absuelve a la ocupación israelí de sus responsabilidades, presenta al pueblo colonizado como fuente de inestabilidad y reproduce la misma violencia que afirma resolver.

En tercer lugar, la Resolución 2803 avanza un proyecto estratégico para separar Gaza de Cisjordania mediante la creación de sistemas distintos de gobernanza, seguridad y administración. Esta fragmentación consolida la división geográfica y política impuesta por la ocupación, y apunta a liquidar el territorio y el pueblo unificados reconocidos claramente por el derecho internacional. Reactiva la antigua fórmula colonial: dividir la tierra, dividir al pueblo, debilitar la lucha.

En cuarto lugar, la referencia de la resolución a un "camino hacia un Estado palestino" es políticamente vacía y deliberadamente engañosa. Un Estado sin soberanía sobre fronteras, agua, tierra, espacio aéreo y reconstrucción no es un Estado; es un recinto administrado. Convierte el sueño de liberación en un arreglo burocrático que deja al pueblo palestino con la forma de un Estado, pero sin su sustancia.

En quinto lugar, al reemplazar el bombardeo activo por un aparato internacionalizado de control, la resolución desplaza el genocidio de su fase militar a una fase administrativa. Bajo el pretexto de estabilización, reconstrucción y supervisión, persisten las mismas dinámicas de poder: dominación sobre la tierra, control del movimiento y supresión de la agencia política. Esto no es paz; es la reingeniería de la violencia.

La Vía Campesina afirma que esta resolución no abre un horizonte de justicia. Inaugura un nuevo capítulo de gobernanza impuesta diseñada para someter a un pueblo que ha resistido la expulsión, el hambre y la destrucción sistemática. Gaza está siendo transformada en un laboratorio para "soluciones de seguridad" globales que sirven a intereses geopolíticos, no a los derechos de quienes viven en esa tierra.

Hacemos también un llamado a todos los países —especialmente a aquellos cuyos pueblos han padecido colonización, ocupación o tutelas impuestas— a rechazar esta resolución en la Asamblea General de la ONU y a defender con firmeza el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación. Su experiencia histórica hace que su voz sea esencial para enfrentar este nuevo marco colonial.

Por ello, exhortamos a los movimientos sociales, sindicatos de trabajadores, organizaciones campesinas, movimientos feministas y aliados en todo el mundo a:

  1. Rechazar toda forma de tutela internacional sobre Gaza y oponerse a la conversión de la ocupación israelí en cualquier régimen multilateral o de "estabilización".
  2. Exigir el fin inmediato e incondicional del asedio, la ocupación y todos los mecanismos de limpieza étnica en Gaza y Cisjordania.
  3. Garantizar la entrada sin restricciones de ayuda humanitaria y el acceso inmediato de periodistas internacionales y locales para documentar la situación sin censura ni control político.
  4. Intensificar la campaña global de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra el sistema de apartheid israelí y contra las corporaciones que se benefician del robo de tierras, el desplazamiento y la destrucción de la agricultura.
  5. Exigir que la ocupación israelí rinda cuentas plenamente por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio, e impulsar sanciones internacionales efectivas contra los actores políticos, militares y económicos responsables.
  6. Apoyar a los campesinos, mujeres, pescadores y trabajadores palestinxs, quienes permanecen en la primera línea de defensa de la tierra, la vida y la Soberanía Alimentaria.

Gaza no es un "archivo de seguridad". Palestina no es un territorio para ser administrado. Es una patria que lucha por su liberación.

La Vía Campesina Internacional


¡Por la tierra, por la vida, por la soberanía alimentaria y con el pueblo de Palestina hasta la liberación total!