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En un victoria de enorme trascendencia, no solo en América Latina, el joven líder del Frente Amplio de izquierdas Gabriel Boric, de 35 años, ganó las elecciones presidenciales en Chile ayer por un amplio margen de casi diez puntos. Con el 90% de las mesas electorales escrutadas, Boric había logrado el 55,7% de los votos frente al 44,2% de su adversario , el ultraconservador José Antonio Kast, que reconoció la victoria de Boric.

 

Pese a un giro pragmático hacia el centro en las últimas semanas, Boric ha sido la cara política de las masivas protestas que paralizaron Chile a finales del 2019 impulsando un proceso de refundación de la Constitución, redactada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet.

Ambos candidatos se habían beneficiado del colapso de los partidos de a concertación liderados por el centro izquierda y los cristianodemócratas desde la salida de Pinochet de la presidencia tras el referéndum de 1988. La elevada participación y la victoria de Boric evidencian que Chile ha optado por una ruptura con el pasado en favor de las políticas de izquierda.

El líder de la nueva izquierda chilena mantuvo su discurso de reconciliación y unificación en una primera declaración tras conocer su victoria. “Voy a ser el presidente de todos y todas las chilenas, para los que me votaron y los que no nos fueron a votar”.

El resultado confirma el acierto de su táctica de apostar de que la amenaza de la ultraderecha movilizase el voto de la izquierda y así permitirse un acercamiento al centro en las últimas semanas. A la vez que mantuvo su alianza con el Partido Comunista, Boric se reunió con los expresidentes socialistas Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, así como con los líderes cristianodemócratas.

Asimismo, el extremismo de Kast –con un discurso que blanqueaba la tortura de la dictadura de Augusto Pinochet e incluía promesas de abrir centros de detención extracarcelarios para los manifestantes violentos– permitió que Boric enmarcara la elección como una defensa de la democracia.

“La campaña de Boric ha logrado movilizar a gente que yo no había visto en campañas electorales, sobre todo jóvenes”, dijo Lucio Costa, del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Medioambientales, que apoyaba al candidato izquierdista. “Hay sectores que no votaban que se han sentido convocados debido a la amenaza de Kast y la extrema derecha; incluso hay sectores de derecha que no quieren a Kast”, señaló.

La victoria de Boric tiene relevancia mas allá de las largas fronteras de Chile, cuna del modelo neoliberal y las políticas de desregulación extrema y privatización implementadas tras el golpe contra Salvador Allende en 1973 y cuya esencia se mantiene a pesar de los importantes logros contra la pobreza. Gabriel Boric propone una recuperación basada en la transición energética verde y la creación de servicios de sanidad, educación y pensiones públicas.

Boric llegará al poder en medio de la pandemia en un momento de grave crisis social y económica y un déficit público que mermará el margen para adoptar un programa que se califica como socialdemócrata .

La victoria confirma también un nuevo ciclo de gobiernos progresista en América Latina y que incluye a Argentina, Bolivia, Perú y, con toda probabilidad, Brasil el año próximo. El equilibrio de poder en la región se ha transformado desde la derrota de Donald Trump.