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Noticias | Por Redacción Espacinsular

Un informe revela que las víctimas civiles entre las mujeres y los niños se han multiplicado por cuatro en dos años, como consecuencia de guerras sin límites en las que no se respetan las normas humanitarias. Mientras tanto, el gasto militar mundial experimentó un aumento del 9,4% en un solo año, el más alto desde el fin de la Guerra Fría.

En un informe demoledor, el Secretario General de las Naciones Unidas describe un retroceso histórico de los derechos de las mujeres en los conflictos. La violencia sexual se ha disparado casi un 90% en dos años.

Según el documento, publicado el lunes, el planeta cuenta hoy con el mayor número de conflictos activos desde 1946. En total, 676 millones de mujeres viven a menos de 50 kilómetros de un conflicto mortal, el nivel más alto desde la década de 1990.

Las víctimas civiles entre las mujeres y los niños se han multiplicado por cuatro en dos años, como consecuencia de guerras sin límites en las que no se respetan las normas humanitarias.

“Las graves violaciones cometidas contra mujeres y niñas en Afganistán, República Democrática del Congo, Haití, Myanmar, Sudán y el Territorio Palestino Ocupado ilustran los riesgos extremos a los que están expuestas”, enfatizó António Guterres.

Durante una conferencia de prensa en la sede de la ONU en Nueva York, con motivo de la publicación del informe, Nyaradzayi Gumbonzvanda, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, resumió la situación con una frase tajante:

“El mundo va en la dirección equivocada. El gasto militar alcanza niveles récord, mientras que la igualdad de género y el multilateralismo están siendo atacados”.

La guerra que se libra en los cuerpos de las mujeres

Las cifras son escalofriantes: los casos documentados de violencia sexual relacionada con conflictos aumentaron un 87% en dos años. En Haití, más de dos tercios de los casos reportados de violencia son sexuales. En la República Democrática del Congo, que se ha convertido en uno de los epicentros mundiales de estas violencias, se registraron 38.000 casos solo en Kivu del Norte durante los primeros meses del año, tras la ofensiva de los rebeldes del M23 en la zona.

El informe también menciona la "violencia reproductiva", que incluye la destrucción deliberada de centros de maternidad y el bloqueo al acceso a servicios de salud, recordando que estos actos pueden constituir un crimen de genocidio si buscan impedir nacimientos dentro de un grupo específico. En Gaza, miles de partos ocurren "entre escombros, sin anestesia, sin atención postparto, ni agua".

Estas violencias, resalta el informe, ya no son daños colateralessino armas de guerra, tan comunes como los fusiles de asalto.

“Estas cifras reflejan una guerra librada sobre los cuerpos de mujeres y niñas, en un desprecio alarmante por el derecho internacional”, denunció Sarah Hendriks, directora de la División Política de ONU Mujeres.

Excluidas de las negociaciones de paz

Mientras caen las bombas, las mujeres siguen siendo excluidas de las negociaciones destinadas a acallar los combates.

Nueve de cada diez procesos de negociación excluyen totalmente a las mujeres. En promedio, ellas representan solo el 7% de los negociadores, el 14% de los mediadores y el 20% de los firmantes de acuerdos de paz.

De los 36 acuerdos firmados en 2024, solo 11 incluyen alguna mención a las mujeres o a cuestiones de género.

“Los pasillos del poder, las mesas de negociación y las instituciones de seguridad siguen dominadas por hombres, a menudo sin ninguna responsabilidad real sobre las consecuencias de sus decisiones”, lamentó Guterres.

Y sin embargo, los estudios lo confirman: cuando las mujeres participan, los acuerdos de paz son más duraderos.

“Las mujeres no son símbolos, son la clave para una paz posible y sostenible”, insistió Gumbonzvanda.

El mundo se rearma, las mujeres pagan el precio

Al mismo tiempo, la militarización se acelera. El gasto militar mundial alcanzó los 2,7 billones de dólares el año pasado, un aumento del 9,4% en un solo año, el más alto desde el fin de la Guerra Fría.

“El camino hacia la paz no pasa por la acumulación de armas, sino por invertir en herramientas de paz, derechos y desarrollo sostenible”, advierte el informe.

El contraste es alarmante: menos del 0,4 % de la ayuda humanitaria en contextos de conflicto llega a organizaciones de mujeres. El mundo gasta billones en guerra, y apenas migajas en quienes más sufren sus consecuencias.

Sarah Hendriks advirtió que casi la mitad de las organizaciones de mujeres en contextos de crisis podrían cerrar en los próximos seis meses por falta de financiación.