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Intervención de apertura de Paula Gioia de La Vía Campesina en la Reunión General Virtual del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP), que se realiza del 21 de abril – 18 de mayo de 2021. En esta primera sesión recordó la fundación de la CIP en 1996 y los 25 años de Soberanía Alimentaria, durante la Cumbre Alimentaria de Roma.

La Soberanía Alimentaria surgió en 1996 como un cambio de paradigma en la lucha contra el hambre y la pobreza, con la comprensión clara de que se configura como un pre requisito para la seguridad alimentaria, ya que sin Soberanía Alimentaria no existe una seguridad alimentaria genuina.

Esto fue unos 3 años luego de la fundación del movimiento campesino internacional en un contexto en el que los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a la problemática alimentaria comenzaron a coordinar acciones colectivamente en torno al objetivo de contrarrestar el poder neoliberal que amenaza los mercados locales de alimentos, el medioambiente y, en definitiva, los derechos humanos de comunidades locales.

Teníamos la certeza de que la producción alimentaria debe priorizar las necesidades locales en lugar de a los mercados internacionales y que quienes producen alimentos merecen un ingreso digno. Además, el control sobre el sistema alimentario debe estar en las manos de quienes producen y consumen alimentos, no en las manos del capital privado. De la misma manera, los alimentos no deben utilizarse como armas.

La Soberanía Alimentaria también se sumó al Derecho a la Alimentación en considerar la alimentación un derecho humano fundamental. Esto significa que cualquier persona en este planeta debe tener acceso a una alimentación segura, nutritiva y culturalmente apropiada en cantidad y calidad suficiente para garantizar una vida saludable y digna.

También fue claro desde el comienzo, que las reformas agrarias y la no discriminación en el acceso a la tierra eran elementos centrales para asegurar que la Soberanía Alimentaria se hiciese realidad. Al mismo tiempo, la protección de los bienes naturales por medio de la implementación de prácticas agroecológicas es uno de los pilares de la Soberanía Alimentaria.

Fue sobre la base de estas certezas que en 1996 se sembraron las primeras semillas para la creación de Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria (CIP)l y el movimiento por la Soberanía Alimentaria en general. El CIP se fundó unos años después y los movimientos sociales organizados comenzaron a ejercer su influencia en distintos espacios de gobernanza internacional, aportando su visión e ideas desde las bases y exigiendo la democratización de los procesos de formulación de políticas públicas.

Compartimos potentes momentos de auto organización, para actualizar nuestro análisis y reafirmar nuestro compromiso en esta lucha conjunta. Espacios de este tipo fueron por ejemplo el Foro de Nyélèni 2007, el Foro de Agroecología 2015, ambos en Mali.

A lo largo de los últimos 25 años, logramos varias conquistas:

Directrices voluntarias sobre el derecho a una alimentación adecuada

La reforma del CSA

Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques

Participación en el Convenio sobre la diversidad biológica

Sin embargo, la actual pandemia de COVID 19 ha agudizado la crisis del mundo y las clases trabajadoras ven sus derechos amenazados, sufren el incremento del desempleo, la corrupción, la miseria, el hambre y la violencia. Pero la crisis es aún más profunda: es también climática, ambiental, económica, política, de salud y también alimentaria.

En este contexto, la transformación del modelo agrícola y alimentario actual es esencial para garantizar el cambio urgente de paradigma, cambiando las relaciones de producción capitalistas dominantes.

Hoy, al igual que en 1996, la Soberanía Alimentaria continúa siendo la solución más coherente para la transformación sistémica, continúa siendo la propuesta más coherente para garantizar el acceso a alimentos nutritivos y locales para todxs y para defender los derechos campesinos y de los pueblos.

Comunidades campesinas, indígenas, pescadorxs artesanales, pastorxs, trabajadorxs asalariadxs, todxs deben estar involucradxs en la formulación de soluciones; debemos ser parte del proceso de formulación de políticas públicas. No podemos permitir que los poderes dominantes, que están intentando con todas sus fuerzas reformar los espacios de gobernanza, den vuelta el tablero. ¡Esto no es un juego! ¡Hay vidas en peligro!

Así, es una merecida celebración la de estos 25 años de nuestra lucha conjunta por la Soberanía Alimentaria, y más aún, es hora de recargar nuestras energías y reafirmar nuestro compromiso en base a las convicciones, los espacios y las alianzas que hemos construido desde 1996, para luchar por un mundo basado en la solidaridad, la justicia y la dignidad, pensando ante todo en las generaciones futuras.