Contáctenos Quiénes somos
Salud |

Hoy por Hoy, la Escuela de Biología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, es la única existente en su ramo en República Dominicana. 

Ese instrumento formativo juega uno de los papeles más estelares del quehacer investigativo y científico del país.

A 52 años de su creación por el Movimiento Renovador Universitario (1966), la prestigiosa unidad de la Facultad de Ciencias constituye el soporte académico indiscutible de hombres y mujeres que sueñan con defender la vida natural.

En otras palabras, de sus aulas han salido quienes batallan día y noche en buscar respuestas científicas para la preservación de la fauna y flora nacionales.

Las más altas expresiones del trabajo con la naturaleza de República Dominicana recibieron sus certificaciones académicas en la primera universidad fundada en el continente americano.

Los precursores de la lucha para que el Movimiento Renovador hiciera suya la fundación de la escuela fueron –entre otros- los insignes maestros Eugenio de Jesús Marcano, Rogelio Lamarche Soto e Idelisa Bonelly de Calventi.

Lamarche Soto se convirtió en el primer director de la escuela, en tanto que Marcano es la figura símbolo del trabajo investigativo a favor del desarrollo de la biología en estos lares.

Su labor fue tal que –con el decreto presidencial 2015-08- quedó designado el  27 de septiembre como el Día Nacional del Biólogo para reverenciar a ese científico que nació un día como ese.

Al celebrar esa significativa fecha, lo más granado del ejercicio científico naturalista de nuestro país se reunió en diferentes actos para hacer un recuento de lo que ha significado la Escuela de Biología de la UASD en el plano local e internacional.

Teniendo como escenario el Jardín Botánico Nacional y varios centros regionales de la Primada de América, la escuela, bajo la dirección del doctor David Hernández Martich, desarrolló un extenso programa de charlas, paneles y conferencias.

En los actos del Jardín Botánico se dieron cita figuras estelares de la biología contemporánea, entre las que caben destacarse Hernández Martich, Sixto Inchaustegui, Ricardo García, Milcíades, Altagracia Espinosa, Omar Perdomo, Geraldino Caminero y Ángela Guerrero.

 

SUS ULTIMOS TRABAJOS

 

Empezando con el profesor Marcano, éste echó la zapata y construyó el fornido edificio científico, moral y espiritual de una carrera universitaria que es vitalísima en la preservación de la vida animal y vegetal.

El doctor Hernández Martich señala que Marcano hizo posible que ese importante centro docente pudiera conservar valiosas colecciones de plantas, insectos y fósiles que son de interesantes estudios científicos.

Observa que Marcano y la profesora Bonelly de Calventi para la fundación del Centro de Biología Marina (CIBIMA) y el Instituto de Investigaciones Botánicas y Zoológicas (IIBZ), unidades que realizan una ardua labor en el comportamiento de las especies vegetales y animales.

Al respecto, junto a Inchaustegui, sostuvo que CIBIMA y el IIBZ son asesores del Estado Dominicano frente a cualquier problemática que se presente, poniendo como ejemplo la reciente mareada de algas en las cosas nacionales.

También refirieron  la labor llevada a cabo en la conservación del manatí en el Santuario de Mamíferos Marinos de Estero Hondo, Puerto Plata.

Otro aspecto a tomar en cuenta es que la escuela incide notablemente en los aspectos relativos a los problemas de la agricultura, ecología y la salud que se presentan por el incremento de la población de la especie exótica invasora conocida con el nombre de caracol gigante africano.

De igual modo, la escuela trabaja en determinar la proporción de insectos dañinos en los pinares dominicanos.

Los estudios sobre el caracol son liderados por la malacóloga Espinosa, quien es la directora general de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la UASD.

Esa académica colabora con el Organismo Internacional  Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), haciendo estudios y recomendaciones sobre esa especie.

El trabajo investigativo sobre insectos dañinos en pinares han sido recientemente realizados para la tesis de la estudiante Adalgisa Angustia, quien ha contado con la asesoría de la entomóloga Ruth Bastardo, directora del IIBZ.

Angustia encontró que el 47 por ciento de la población pinar tiene la presencia de insectos altamente dañinos.

No ha sido gratuito que la Escuela de Biología haya sido valorada como un referente por la alta calidad de sus profesionales.

Es que la institución tiene un alto rigor en la exigencia a sus estudiantes en las investigaciones y redacción de sus respectivas tesis de grado.

Hernández Martich puso de ejemplo a  la bachiller Ana Carolina Hernández Oquet, estudiante de la escuela y quien acaba de recibir el Premio Regional a la Excelencia Académica Internacional Rubén Darío por tener el índice más alto en la UASD.

Ese galardón es avalado por el Consejo Superior de Universidades de Centro América y el Caribe (CSUCA).

Otra muestra del papel de la escuela es el relacionado con el bachiller Josué Fernández Canela, quien, sin presentar aún su tesis de licenciatura, ya fue aceptado en el presente semestre para estudiar en el programa doctoral de la Universidad de Georgia con beca completa.

De forma contundente, numerosos biólogos formados en la UASD prestigian el país realizando importantes roles en altos cargos de diferentes organismos ministeriales nacionales, la Academia de Ciencias y la dirección del Museo de Historia Natural, entre otros.

A nivel internacional, se coloca el nombre del doctor Daniel Pérez Gelabert con letras de oro al ser un prolífico entomólogo investigador en Smitsonian Institutions, con sede en Washington.

Pérez Gelabert mantiene estrechos vínculos con su Alma Máter, realizando indagaciones científicas con profesionales y estudiantes de biología.

En su empeño por elevar las tareas investigativas, la escuela ya está a punto de concluir un trabajo sobre la dispersión de semillas de plantas leñosas en bosque dominicanos, a cargo de la de doctora Jackeline Salazar.

Ese proyecto fue financiado por el FONDOCYT del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT), constituyendo el cuarto perteneciente a esa escuela de un total de doce que avaló el organismo gubernamental a la Facultad de Ciencias, en particular, y la UASD, en sentido general.

En cuanto a sus relaciones internacionales, Biología ha mantenido una presencia constante en los diferentes eventos en donde se discuten los avances científicos a nivel de América Latina y el Caribe.

Inclusive, los biólogos dominicanos fueron parte importante en la institucionalización del Congreso de la Biodiversidad Caribeña, único en su género en la parte latinoamericana.

La actividad ya es parte del patrimonio científico-cultural de la Facultad de Ciencias, la UASD, el país y las islas caribeñas, acogiendo a cientos de profesionales de biólogos de diferentes latitudes del globo terráqueo.

De acuerdo con el doctor Hernández Martich, la escuela es un sólido exponente del compromiso que tiene la casa de altos estudios para dotar a la sociedad dominicana de profesionales que ocupen los nichos laborales claves para impulsar la ciencia en el país.

En el presente semestre, 260 estudiantes asisten a sus aulas en busca del título de licenciados en Biología y un grupo más reducido hace Maestrías en Ecología y Ambiente.

Dentro de poco tiempo, la unidad uasdiana abrirá sus puertas para las licenciaturas y maestrías en Biología Orientada a la Enseñanza Secundaria y en Biología para Docentes.

Así las cosas, como otras dependencias académicas, la Escuela de Biología de la más antigua universidad del Nuevo Mundo, es una muestra fehaciente que recorre los senderos científicos de investigación para preservar la vida zoológica y vegetal del territorio nacional.