La población de Haití ha expresado su “desesperación” tras la suspensión repentina de una amplia gama de servicios humanitarios, según la oficina humanitaria de la ONU en el país.
La población de Haití ha expresado su “desesperación” tras la suspensión repentina de una amplia gama de servicios humanitarios, según la oficina humanitaria de la ONU en el país.
La cancelación de la mayor parte de la financiación estadounidense en enero ha supuesto el recorte o la suspensión de muchos servicios destinados a las personas más vulnerables, advierte la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Haití.
Las múltiples crisis políticas, de seguridad y socioeconómicas han provocado que 5,7 millones de personas sufran falta de alimentos y han obligado a 1,3 millones de personas a huir de sus hogares.
Con una drástica reducción de la financiación, Haití se enfrenta a un “punto de inflexión” crucial.
Noticias ONU habló con el director nacional de la OCHA, Modibo Traore, sobre la situación actual.
Noticias ONU: ¿Cuál es la situación actual de la financiación humanitaria en Haití?
La financiación humanitaria en Haití atraviesa una fase crítica, marcada por una brecha cada vez mayor entre las necesidades y los recursos disponibles. A fecha de 1 de julio, solo se había movilizado alrededor del 8% de los 908 millones de dólares necesarios.
Esta cobertura parcial solo permite llegar a una fracción de los 3,6 millones de personas a las que se dirige la ayuda.
Los sectores más afectados son la seguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la atención primaria de salud, la educación y la protección.
Esta contracción del apoyo internacional se inscribe en un contexto mundial de múltiples crisis concurrentes —Ucrania, Gaza, Sudán—, pero también refleja una pérdida de interés político por la cuestión haitiana.

Noticias ONU: ¿Qué condiciones en Haití han dado lugar a unas necesidades de financiación tan importantes?
Las crecientes necesidades humanitarias observadas en Haití son el resultado de una acumulación de factores estructurales y cíclicos. En el ámbito socioeconómico, la pobreza multidimensional afecta a una gran parte de la población.
La exposición de Haití a los riesgos naturales es un factor agravante.
El país sufrió varios huracanes importantes que azotaron la región sur menos de una semana después de un terremoto que afectó gravemente a la zona, por no mencionar las repetidas sequías que han tenido un gran impacto en la agricultura y la ganadería.
Desde 2019, ha surgido una nueva dimensión: la inseguridad crónica causada por la proliferación de grupos armados, especialmente en la capital, Puerto Príncipe, y ahora también en los departamentos del Centro y Artibonite.
En 2024, la crisis multidimensional que ha sacudido a Haití durante años se ha vuelto catastrófica.
El nivel de violencia e inseguridad sigue siendo alto, con consecuencias devastadoras para la población, incluido el desplazamiento masivo de personas que ya se encontraban en situaciones vulnerables.

Noticias ONU: ¿Cómo ha afectado el creciente control de los grupos armados la confianza de los donantes?
El auge de los grupos armados en Haití y su creciente control de lugares estratégicos, en particular las principales carreteras y puertos de entrada a la capital, es un obstáculo importante para la entrega segura y eficiente de la ayuda humanitaria.
Esta dinámica tiene un impacto en la percepción del riesgo de los donantes internacionales, que ahora consideran Haití como un entorno de alto riesgo para la intervención. El acceso a los beneficiarios se ha vuelto irregular en muchas zonas.
El deterioro de la situación de seguridad representa un reto importante para movilizar y mantener los compromisos financieros.
Los donantes han expresado su preocupación por los riesgos operativos, en particular en lo que respecta a la seguridad de las cadenas de suministro, la prevención de la explotación y la garantía de la rendición de cuentas.
El costo operativo de la ayuda también ha aumentado.
Noticias ONU: ¿Cuál es el impacto del nuevo enfoque adoptado por la administración estadounidense?
El 20 de enero de 2025, el presidente Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva 14169, que imponía la suspensión inmediata de toda nueva financiación extranjera por parte de las agencias federales estadounidenses, incluidos los programas humanitarios gestionados por USAID y socios multilaterales.
En el caso de Haití, los efectos se dejaron sentir con la interrupción repentina de aproximadamente el 80% de los programas financiados por Estados Unidos. Se despidió al personal de las ONG asociadas, se suspendieron los pagos y se interrumpieron las cadenas de suministro.
Más allá de los efectos estructurales, esta suspensión generó una profunda incertidumbre en el sistema humanitario haitiano. Esta situación no solo debilitó la continuidad de los servicios esenciales, sino que también afectó la confianza entre las comunidades beneficiarias y los actores humanitarios.

Noticias ONU: ¿En qué medida la situación actual no tiene precedentes?
El año 2025 marca un punto de inflexión en la ayuda humanitaria en Haití. Esta crisis no es el resultado de un acontecimiento único o aislado, sino más bien de una serie de situaciones que se han ido deteriorando en un contexto de disminución gradual de la atención internacional.
La interrupción de los programas estadounidenses ha actuado como catalizador de la crisis. Los socios técnicos de USAID, muchos de los cuales gestionaban programas de salud comunitaria en barrios vulnerables, han cesado sus operaciones, privando a cientos de miles de personas de servicios vitales.
Los centros de salud cofinanciados por Estados Unidos han cerrado, dejando a las mujeres embarazadas y a los niños sin asistencia.
La crisis actual pone de manifiesto el creciente aislamiento del país.
Mientras que las crisis anteriores habían suscitado una rápida solidaridad internacional, la respuesta humanitaria a la situación en 2025 ha sido lenta y parcial.

Noticias ONU: ¿Qué decisiones difíciles se han tenido que tomar con respecto al recorte de la ayuda?
La interrupción de la financiación ha obligado a las organizaciones humanitarias a hacer concesiones éticamente complejas y a menudo dolorosas.
En el ámbito de la protección, por ejemplo, se han reducido drásticamente los espacios seguros para las mujeres y las niñas.
Los programas de transferencia de efectivo, ampliamente utilizados en las zonas urbanas desde 2021, también se han suspendido. Estos programas permitían a los hogares vulnerables mantener un nivel mínimo de seguridad alimentaria. Su suspensión ha provocado el resurgimiento de mecanismos de supervivencia como el trabajo infantil, la reducción de la alimentación y la desescolarización de los niños.
Las actividades de fomento de la resiliencia también se han visto afectadas. Se han congelado los programas que combinan la seguridad alimentaria, la agricultura urbana y el acceso al agua, a menudo cofinanciados por USAID y fondos de las Naciones Unidas.
Esto afecta no solo la respuesta inmediata, sino también el desarrollo de soluciones a medio plazo.
Noticias ONU: ¿Cómo se ven afectados los haitianos?
Los niños se encuentran entre los más afectados. UNICEF y sus socios han tratado a más de 4600 niños que padecen malnutrición aguda grave, lo que representa solo el 3,6% de los 129.000 niños que se prevé que necesitarán tratamiento este año.
La proporción de muertes maternas institucionales también ha aumentado de 250 a 350 por cada 100.000 nacidos vivos entre febrero de 2022 y abril de 2025.
En términos de seguridad, los efectos son igualmente preocupantes. La violencia sexual de género ha aumentado en los barrios controlados por grupos armados.
En resumen, la retirada de la financiación estadounidense ha provocado un retroceso multidimensional en los derechos de las mujeres y las niñas en Haití, con consecuencias que probablemente se prolongarán durante varios años.
Noticias ONU: ¿Cómo ha reaccionado la población de Haití?
Los beneficiarios expresaron su desesperación ante la repentina suspensión de los servicios.
Tanto en los barrios obreros de Puerto Príncipe como en las zonas rurales remotas, el cese de la distribución de alimentos, la atención sanitaria comunitaria y las transferencias de efectivo se vivió como un incumplimiento del contrato moral entre las comunidades y las instituciones humanitarias.
Los socios humanitarios comunican de forma transparente la reducción de la ayuda, por lo que las comunidades son, en cierta medida, conscientes de las limitaciones financieras.




