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1.- ¿Por qué no podemos los dominicanos hacer un alto en el debate de sordos en que hemos convertido los problemas de la nacionalidad y de la agobiante inmigración de haitianos para retomar el diálogo y el esfuerzo por establecer cuáles cosas nos unen y cuáles nos dividen?
Vivo en una comunidad rural; en Don Pedro, para más señas. Aún no sé si Don Pedro pertenece al municipio de Santiago de los Caballeros, Tamboril o Licey al Medio. Es una zona interface, como anotan los urbanistas en sus diseños técnicos.
“¿Qué significa, para el esclavo estadounidense, vuestro 4 de julio?”. Esto se preguntó Frederick Douglass ante la multitud congregada en el Corinthian Hall de Rochester, Nueva York, el 5 de julio de 1852.
El acontecer nacional no solo llama la atención a los Estados que están interesados en echarnos el “problema de Haití”. Los pueblos del mundo, en especial los de Latinoamérica y el Caribe están también atentos al llamado de auxilio del pueblo dominicano.
Hasta el momento, ninguna institución, organismo, o persona en plano internacional o nacional ha dicho, escrito o siquiera insinuado que este país no es soberano en materia de política migratoria. Nadie lo discute.
Comencemos por lo esencial: la mayoría de los haitianos en territorio dominicano no se irá, ni serán repatriados ni legalizados, porque el Estado Dominicano y muchos empresarios necesitan esa mano de obra barata para explotarla. Ahora veamos los accesorios.
Tejida la urdimbre, como se planteó en el artículo anterior, se asumió el criterio de que el hecho de haber sido alcalde o regidor, daba la categoría de “especialista” en PP a cualquiera.
El mundo actual, visto a partir de los medios (televisivos y periodísticos) aterroriza. ¿Es casual? Por un lado, presenciamos, minutos después de ocurrir, sismos, naufragios, inundaciones que se suceden a un ritmo tan regular, que las imágenes obligatorias desfilan y las miramos impotentes.
En barrios urbano-marginales y campos de nuestro país se encuentran manifestaciones de alegría en la cotidianidad. En la cultura popular se celebra la abundancia y la ausencia, la vida y la muerte, los acontecimientos colectivos e individuales. Celebrar es parte de la vida y cada momento es un motivo para ello.
La masacre de nueve feligreses afroestadounidenses en la Iglesia Metodista Africana Emanuel de Charleston, Carolina del Sur, ha causado conmoción en todo el país y bien podría haber sacudido las bases de la Confederación.
The Caribbean Community (CARICOM) calls on the Government of the Dominican Republic not to expel tens of thousands of Dominicans of Haitian descent. This follows statements by the Dominican Ministry of Interior and the Police which indicate their intention to expel Dominicans of Haitian descent whose citizenship status has not been regularised.
El periódico Diario Libre recoge unas declaraciones mías, donde digo que “Alianza País deberá fijar una posición de si se queda solo, con pocas posibilidades de ganar o pasar a un frente opositor encabezado por el PRM”, las mismas motivaron un comentario crítico de mi buen amigo Fidelio Despradel.
Gladys Gutiérrez fue una mujer excepcional: afable, pícara, solidaria, luchadora. Su historia política viene del 14, del MPD, de la viudez que dejó la represión balaguerista. Desde distintas funciones públicas en las últimas décadas, contribuyó con un legado de leyes y programas a favor de las mujeres dominicanas.